Uno de los músicos más representativos de los años 90 recupera su mojo en la segunda década del siglo 21 y nos trae uno de sus mejores discos.
Multipremiado y con una carrera llena de éxitos, Leonard Albert Kravitz vive desde hace dos años en un tráiler en Bahamas, lo que le ha permitido un espacio de introspección y relajamiento para componer.
Black And White America, su noveno álbum de estudio, fue grabado en Bahamas bajo el sello Roadrunner, y desde la portada deja bien claro que este disco es un rescate de sus raíces musicales.
Un disco más funky, más soul, más rythm and blues, más en el estilo de sus primeros discos, inspirado en la música con la que creció, con influencias que van desde Marvin Gaye, Miles Davis o Curtis Mayfield hasta Stevie Wonder, Earth, Wind & Fire o Prince.
Con arreglos que recuerdan al llamado sonido Motown y una producción impecable, no deja de lado su siempre presente perspectiva acerca de la vida espiritual, con sus letras románticas y reflexivas y una actitud siempre positiva.
Quizá su pecado pudiera ser el continuar repitiendo en algunos momentos esa fórmula que tan buen resultado le ha dado durante más de 20 años, pero tampoco es tan malo parecerse a si mismo y por lo menos se preocupa por renovarse y encontrar nuevas variaciones a sus mismos temas.
Un trabajo muy personal en el que cada una de las 16 canciones es una declaración de principios, ya que, en palabras del propio cantante: "Cualquiera que escuche el disco obtendrá una dosis de energía y alegría... prefiero ser optimista, incluso viendo esta avalancha de negatividad y destrucción".
Abre con Black And White America, una deliciosa pieza funk que, al igual que en Liquid Jesus, Superlove o Looking Back To Love, regresa al soul con toda la finura en los arreglos y una magnñifica instrumentación.
En su lado más rockero, Come On Get It despierta las guitarras y la fuerza en la interpretación, al igual que Rock Star City Life, un extraordinario tema en el cual demuestra que aún conserva esa capacidad para componer temas originales con su único y particular estilo, de la misma forma que con Stand logra una gran pieza de rock limpio y armonioso.
In The Black o Everything tienen todo el ritmo y la fuerza que fusiona el funk con el pop, y se da una vuelta por el mundo del hip-hop en Boonjie Drop junto con DJ Military y Jay-Z para hacer una pieza rap con el estilo de la nueva escuela, mientras que en Sunflower lo acompaña Drake.
I Can’t Be Without You es otro de gran tema, con un sonido sencillo pero poderoso, con letras sensibles interpretadas con precisión, mientras que Life Aint Better Than It Is Now es un descarado homenaje a James Brown.
Dream es la única balada con piano y muy sensible y Push cierra la edición sencilla del disco de manera suave y rítmica.
Un gran álbum, inspirado y con mucha coherencia, que nos devuelve lo mejor de este extraordinario músico.