lunes, 31 de octubre de 2011

TOM WAITS: Elegante y diabólico.



Uno de los poetas malditos más emblemáticos del rock de los últimos 30 años vuelve con toda su enigmática personalidad.

Tom Waits no se parece a nadie que hayas visto. Como compositor y cantante, nadie podría igualar el magnetismo y la tremenda fuerza de sus interpretaciones ni su misteriosa personalidad; un artista de los escenarios capaz de reinventarse en un sin fin de personajes con cada canción y de cautivar con sus desgarrantes letras.

Bad As Me es el disco de estudio número 17 en la carrera de este músico y actor, quien recientemente interpretó al diablo en The Imaginarium Of Dr. Parnassus, de Terry Gilliam. Así de diabólico y elegante resulta este personaje, con su voz ronca y profunda de trovador trasnochado y ese estilo de crooner delirante, siempre poeta, siempre alternativo, lo que le confiere parte de ese aire casi místico que se une a su música, mezcla de folk, blues, soul, rock alternativo y el ritmo de los bares del arrabal.

Escrito y producido en su totalidad por Waits y su esposa, Kathleen Brennan, el álbum cuenta con colaboraciones de primer nivel como Keith Richards (The Rolling Stones), Flea (Red Hot Chili Peppers) y Les Claypool (Primus). Una gran colección de nuevas canciones que recrean historias de viajes y encuentros con el amor y la locura en mitad de la noche, con una cuidada instrumentación y letras dignas de su reputación.

Abre fuego como un gángster con Chicago y Raised Right Men y modera el ritmo pero no la actitud en la magnifica Talking At The Same Time, en la que canta con un notable falsetto un blues con influencias de Cole Porter: “Well, it’s hard times for some, for others it’s sweet / someone makes money when there’s blood in the street”.

Bad As Me explota en una frenética demostración de vodevil con irreverencia y descaro: “You’re the letter from Jesus / on the bathroom wall / You’re mother superior / in only a bra / You’re the same kind of bad as me”.

Siguiendo en plan rebelde e iconoclasta, en Satisfied hace referencia y sátira del tema Satisfaction, el clásico de The Rolling Stones: “I will have satisfaction / I will be satisfied / before I’m gone... Now, Mr. Jagger / and Mr. Richards / I’m gonna scratch / where I’ve been itching / before I’m gone”.

Get Lost atrapa el swing para invitarte a mandar todo a volar y perdete con él, mientras que Hell Broke Luce se transforma en un ritual tribal en medio de la jugla urbana, en donde el ritmo machacante y la atmósfera densa nos envuelven como la noche en una oscura celebración.

Kiss Me es una lenta balada con piano, aunque en otras baladas predomina el folk, como en Pay Me, Back In The Crowd, Last Leaf o New Year´s Eve, con la que cierra el disco, dejándonos con un exquisito sentimiento de soledad y melancolía después de la catarsis.

Un gran trabajo que mantiene viva la leyenda de este peculiar cantante y pone de manifiesto una vez más su endiablado talento.











martes, 25 de octubre de 2011

FLORENCE + THE MACHINE: Intensidad y romanticismo épico.




Una de las nuevas divas del rock regresa para demostrar que tiene talento de sobra para mantenerse mucho tiempo en la cumbre.

Después de su multipremiado primer álbum, de su colaboración con Fat Boy Slim y David Byrne, de su participación en el disco tributo a Buddy Holly y de haber prestado su música para una gran cantidad de series y anuncios comerciales, Florence Welsh nos sorprende con una gran continuación de su debut.

Ceremonials es el segundo disco de esta cantante y compositora inglesa, que ha sido una de las propuestas más importantes dentro de una generación de nuevas voces femeninas como Feist, Adele o Zola Jesus. Con una imponente presencia, una gran sensibilidad y una firme disposición por la teatralidad, en tan solo unos años Florence & The Machine se ha ganado el respeto y la admiración de todo el mundo.

Es evidente la herencia de cantantes del Reino Unido como Stevie Nicks, Bonnie Tyler, Kate Bush, Tori Amos o PJ Harvey, aunque, desde luego, nadie pone en duda su portentosa voz, su magnética personalidad y el original estilo musical que la distingue.

Una fusión muy interesante de sonidos e influencias que van del folk al dubstep con actitud indie y estética barroca. Un poco más pop y menos soul que su primer trabajo, cada canción tiene esa misma temática fantástica, apasionada y romántica que le caracterizan, junto con una admirable complejidad en las composiciones y arreglos y una producción inmaculada.

Comienza con estilo dream pop en Only If For A Night. Shake It Out despierta los tambores y la intensidad que en What The Water Gave Me se desborda con toda la energía. Never Let Me Go una estupenda balada, sensible y elegante y Breaking Down vuelve al ritmo, esta vez un poco más pop.

Despierta de nuevo con toda la potencia, la pasión y la fuerza de Lover To Lover. No Light, No Light tiene toda esa energía que en Seven Devils se llena de oscuridad y llega a niveles apoteósicos, místicos e intensos. Heartlines y Spectrum vuleven al sonido frenético de los tambores y los coros, mientras que All This And Heaven Too es más optimista, con un beat que nos lleva hacia adelante con armonías brillantes.

Leave My Body es casi una plegaria de excorsismo contra el mal de amores que termina cuando el espíritu sale del cuerpo y se eleva entre sonidos digitales para cerrar el disco y dejarnos asombrados de lo que acabamos de escuchar y con ganas de oir más.

Y aún hay más. La versión de lujo tiene tres canciones extra: Remain Nameless, Strangeness And Calm o Bedroom Hymns, que son excelentes lados B, y por si fuera poco trae además las versiones acústicas de los temas Heartlines, Shake It Out y Breaking Down y los demos de What Water Gave Me y Landscape.

Un enorme disco de una joven leyenda que sin duda todos deberían escuchar.











Y como postre y complemento, va una entrevista exclusiva para Yoox.com, en la que Florence habla de cuál fue el primer disco que se compró, qué canción le hubiera gustado componer y la importancia de sus sueños y pesadillas en su música.




domingo, 23 de octubre de 2011

NOEL GALLAGHER: Elevándose por cuenta propia.



El otro célebre hermano del rock británico se anima a volar con sus propias alas y lanza su primer trabajo en solitario.

Desde hace muchos años, la tensión entre los hemanos más gamberros y conflictivos del rock británico tuvo más de un momento álgido, pero todo pasó de las palabras a los hechos cuando decidieron disolver Oasis en mitad de una gira en el 2009.

High Flying Birds es el nombre del primer proyecto solista de Noel Gallagher; el nombre está inspirado en Peter Green’s Fleetwood Mac y en la canción High Flying Birds de Jefferson Airplane. Un álbum en el que el artista regresa a la raíz de su propuesta y pretende dejar claro qué parte de las composiciones eran suyas y porqué la diferencia de caminos creativos con Liam (como si no lo supiéramos).

De entrada, es inevitable comparar el resultado de los esfuerzos de cada una de las partes. A diferencia de Beady Eye, que les hace falta la finura de las composiciones y arreglos de Noel, a Noel no le hace falta nada de Oasis para hacer por su cuenta lo mismo que hacía cuando estaba en el grupo.

Pero ante esta libertad creativa, Gallagher no hace más que volver a relucir su eterna debilidad entre Paul McCartney y Neil Young, combinando armonías beatlescas con influencias del rock folk americano de finales de los 60 y 70, con arreglos de piano, vientos y cuerdas al estilo del jazz blues sureño de Nueva Orleans.

Brit pop de alta calidad, aunque no deslumbrante. Hace años que la etiqueta de alternativo no aplica para este sonido y tampoco aporta nada nuevo: casi todos los temas suenan a descartes o canciones guardadas durante los años de Oasis. Una vuelta al origen que nos remite demasiado a los 90 y no llega a dejar claro cuál es su evolución y su propuesta, llegando por momentos a sonar como una especie de recopilación de lados B de su antigua banda. Eso sí, muy buenos.

Everybody’s On The Run abre de forma grandilocuente. Al igual que If I Had A Gun(I Wanna Live In A Dream In My) Record Machine, son de esas baladas de ritmo medio de las suyas, que tan naturalmente encuentran variaciones sobre el mismo tema para terminar siempre sonando gloriosas e inspiradoras al estilo de Champagne Supernova.

Dream On, The Death Of You And Me y Soldier Boys And Jesus Freaks tienen esa mezcla de folk con las conocidas armonías del brit pop. AKA... What A Life! sorprende con ritmo y teclados al estilo de Moby en una pieza que se acerca a la electrónica, mientras que AKA... Broken Arrow nos transporta a los 90, con ritmos sincopados y guitarra rítmica.

(Stranded On) The Wrong Beach es una gran pieza, con su beat insistente, arreglos de piano y un coro pegadizo y da paso a la magnífica Stop The Clocks, que pasa de lo conservador a un desplante de caóticos y deslumbrantes sonidos sicodélicos para cerrar el álbum con una cierta esperanza de que en el futuro pueda llegar una obra maestra de este músico que no sólo guste, sino que nos sorprenda de verdad.

Mientras tanto, este es un buen disco, desde luego indispensable en la colección de los seguidores del sonido brit pop.










jueves, 20 de octubre de 2011

EVANESCENCE: Entre el rock duro y un piano.



Esta banda de Little Rock, Arkansas, regresa con su tercer disco de estudio y el primero en cinco años.

Una de las agrupaciones más enigmáticas y populares del rock de la última década está de vuelta con todo su poder. Con su peculiar forma de rock duro que se combina con una voz melodiosa y un piano, Evanescence ha logrado un tremendo éxito en los circuitos comerciales, normalmente reacios al metal, al mismo tiempo que se ha establecido entre el público más rockero, especialmente femenino, que no encuentra muchas mujeres haciendo este tipo de música.

La cantante y líder de la banda, Amy Lee, rescata la herencia de artistas como Lita Ford o bandas como Heart, y le planta cara a la dureza del mundo masculino del rock, con su particular mezcla de rock puro y duro, con su aire épico y dramático, gótico, nu-metal que se encuentra con el pop, con sus sintetizadores, sonidos electrónicos y sus arreglos sinfónicos. Y en este disco, no es la excepción.

Producido por Nick Raskulinecz (Foo Fighters, Velvet Revolver, Deftones), se nota la influencia de artistas como Bjork o Portishead, pero con el predominio de guitarras al estilo de Metallica o Linkin Park junto con ritmos más propios del grunge y armonías del rock gótico.

La voz de Lee sigue siendo el selo de la casa. Como un jilguero con el corazón roto en medio del caos de una guerra, puede ser tan potente como melodiosa y aún conserva esa personalidad misteriosa y provocadora que nos cautiva. Con un rol más activo, ahora participa mucho más en la instrumentación y escribe casi todas las canciones, en las que habla de relaciones sentimentales, tanto con su pareja como con la banda y los fans.

No evolucionan demasiado su estilo. Quizá un poco más pop, no tanto en las composiciones como en la producción y un sonido extrañamente noventero que si bien es efectivo, los termina de colocar en un estándar.

Tienen algunas canciones con buen ritmo, sorprendentemente casi bailables, con riffs poderosos y sonidos electrónicos, como What You Want, el primer sencillo, My Heart Is Broken o Erase This. Sin embargo, en temas como Made Of Stone, The Other Side, Sick o Never Go Back dejan libres las guitarras en una descarga de energía adornada con armonías de piano.

El dramatismo se impone en End Of The Dream y dejan ver su lado más pop en The Change y en Oceans. Y también tienen dulces baladas como Lost In Paradise, que se va construyendo con un aire operístico y grandilocuente, o Swimming Home, casi minimalista, con un sencillo teclado casi cercano al electropop, que cierra el disco con un sentimiento de nostalgia.

Un buen trabajo que mantiene viva la vigencia de esta banda. No los colocará en el paraíso de las leyendas del rock, pero es suficiente para llamar la atención de sus fieles seguidores, que no quedarán decepcionados.







martes, 18 de octubre de 2011

DJ SHADOW: El amo de las tornamesas.




Uno de los maestros de los beats programados vuelve a la carga con un album de ésos que prometen mucho, solo por venir de un artista de este calibre.

Josh Davies, mejor conocido como DJ Shadow, está de vuelta. El creador del clásico Endtroducing… (1996) y el hombre detrás de Psyence Fiction, el primer disco de U.N.K.L.E. (1998) no lanzaba nuevo material desde su anterior trabajo, The Outsider (2006).

Sin tomar en cuanta sus innumerables remixes, EPs y sesiones en vivo, The Less You Know The Better es apenas su cuarto álbum official. La razón para tomarse tanto tiempo entre discos es, según él, para poder ver lo que los demás están haciendo y lograr que cada album suene atemporal.

Un melómano erudito y un incansable buscador de vinilos de rarezas que le sirven como fundamento e inspiración de su particular forma de combinar sampleos con bases programadas, sintetizadores, música hecha con computadoras, instrumentos tradicionales y su maestría en las tornamesas, regresa con su hip hop instrumental y abstracto que mezcla con funk, rock, soul, ambient y diferentes músicas electrónicas para intentar reivindicar su propuesta y superar la sombra del éxito de su primer grabación.

Siempre cambiante, en este disco intenta recuperar algo de lo mejor de de su camino y lo lleva un poco más allá. Con la colaboración de Yakumi Nagano (Little Dragon), Talib Kwali o Afrikan Boy, es un trabajo en donde las guitarras de pronto toman más protagonismo, sampleos y ambientes estremecedores que expresan escenas y paisajes cinematográficos, instrumentación orquestal y cierto espíritu experimental calculado, que no deja de tener momentos interesantes.

Comienza con mucho estilo con Back To Front (Circular Logic), dándonos la bienvenida con una muestra de su talento para crear beats, para dar paso a Border Crossing, que dispara una ráfaga con unas guitarras distorsionadas con toda la energía, que recuerdan a Sabotage de los Beastie Boys.

Stay The Course libera el flow del rap y el acid jazz delirante. I’ve Been Trying baja la intensidad con guitarras rítmicas y armonías ambientales que se continúa con la dulce balada Sad And Lonely.

Vuelve a la carga con aires krautrok y la colaboración de Tom Vek en Warning Call. Tedium es casi un interludio que deriva en Enemy Lines, con su ambiente de soundtrack de película de espías. Después de Going Nowhere, otro interludio, llega Redeemed, con una melodiosa voz femenina, percusiones y un ambiente misterioso y oscuro.

Run For Your Life fusiona el funky y el jungle de forma frenética. Give Me Back The Nights evoca el espíritu de la poesía beat al estilo de Henry Rollins y I Gotta Rokk es un perfecto steady beat de 6 minutos y medio que repite insistentemente un ritmo que va creciendo hasta terminar justo en donde empezó.

Scale It Back regresa a lo básico, con la exquisita participación de Little Dragon en la voz, mientras que Circular Logic (Front To Back) es una de esas magníficas piezas abstractas y experimentales que deliciosamente mezclan diferentes elementos y diálogos sampleados para prácticamente contar una historia. (Not So) Sad And Lonely es una pieza tranquila e intimista, con arreglos de cuerdas y mucha sensibilidad, para cerrar el disco con más calma de la que esperaríamos, pero necesaria para dejar ir el disco con un buen sabor de oídos.

En los bonus tracks, Come On Riding Through The Cosmos desata un lado orgánico poco conocido, con una estructura más cercana al rock; Def Sorround Us (que fue lanzada junto con el primer sencilo) vuelve al jungle hiperproducido y Let’s Get It hace un homenaje a la vieja escuela de Detroit y lso beats urbanos más característicos del hip hop, mezclados con riffs de guitarra y sampleos de voz.

Un disco que algunos amarán y otros encontrarán mediocre, pero que sin duda habla del espíritu de renovación de uno de los genios de las tornamesas de la música del siglo 21.










miércoles, 12 de octubre de 2011

FEIST: Momentos de reposo e intensidad.




El nuevo disco de una creadora inquieta que no deja de sorprender y de alcanzar nuevas metas en su carrera.

Leslie Feist es una de esas joyas preciosas que de pronto surgen en la tierra para recordarnos la naturaleza femenina de la creatividad.

Después de haber sido vocalista en una banda punk, compañera de tours de Peaches y miembro de Broken Social Scene, esta cantante y compositora canadiense lanza su quinto álbum como solista en una carrera de más de 10 años de giras y grabaciones.

Con la herencia de PJ Harvey o Cat Power, Feist es a su vez punta de lanza de una generación en la que destacan Florence And The Machine o Lykke Li, reviven la memoria de las eternas Joni Mitchel o Patti Smith y constituyen la crema y nata de un gran movimiento vocal y musical que se continúa en pleno siglo 21.

Blues, rock, folk, experimental y toda la actitud indie que desafía las definiciones del término pop, no deja de haber algo muy oscuro y serio junto con esa aparente dulzura y ligeresa para expresarse.

Con una producción excelente a cargo de Chilly González y el productor y compositor somalí-canadiense Mocky, Metals tiene un sonido cuidadosamente lo-fi y una instrumentación semi-orquestal similar a Iron & Wine, My Morning Jacket o Beirut, con guitarra, piano, violines, instrumentos de viento y percusiones.

Canciones de ritmo moderado a lento, introvertidas y apasionadas, con arreglos finos y minimalistas; 50 minutos de buenas composiciones bien interpretadas; definitivamente no es música fácil de entender a la primera escucha, pero tiene una gran coherencia y crea un paisaje único con los diferentes sonidos y escenarios de cada tema.

Abre bluesera, con guitarra y tambores en The Bad In Each Other, que cede al lamento de Graveyard, una canción grave al igual que Comfort Me, con ese ritmo lento y pesado, como de procesión, a los que recurre con frecuencia en el disco, que se contraponen a los momentos dulces y delicados que logra en Caught A Long Wind, Bittersweet Melodies o Cicadas & Gulls, con su guitarra acústica y coros que evocan un apacible atardecer.

Justo en la mitad del álbum destacan How Come You Never Go There?, el primer sencillo, con sus guitarras al estilo Neil Young y su voz cercana al soul; A Commotion, que recobra intensidad y actitud con distorsiones y coros disonantes; y The Circle Married The Line, una hermosa balada rítmica en la que la voz de Leslie simplemente se muestra libre y precisa, melodiosa y poderosa.

Anti-Pioneer es una canción compuesta hace 10 años y que hasta ahora le convenció suficiente como para grabarla, fina y minimalista, armoniosa y artística, mientras que The Undiscovered First comienza lenta y va creciendo hasta convertirse en un ritual majestuoso de júbilo y belleza.

Get It Wrong, Get It Right es otra conmovedora y madura composición que reflexiona acerca de las decisiones que tomamos en la vida, para despedir el álbum con la misma resignada melancolía con la que se despide un domingo.

Un trabajo fresco y bien realizado que reafirma la enorme calidad de esta cantante que nos deja con la curiosidad de ver qué nuevas fronteras va a explorar.











domingo, 9 de octubre de 2011

M83: Elevando la frecuencia.




Uno de los genios de la música del siglo 21 regresa con un álbum doble bajo el brazo en el que resume su pasado como una evolución constante.

Hurry, Up, We’re Dreaming es el sexto disco en diez años de carrera del proyecto del francés Anthony Gonzalez, 22 canciones en las que hace gala de seguridad y da rienda suelta a su creatividad y talento.

Con composiciones de Yann Gonzalez y acompañado por Loïc Maurin, Pierre-Marie Maulini y Nicolas Fromageau, fue un disco planeado y grabado a lo largo de tres años, en los que re-definió su música a partir de recurrir a la raíz y a la historia de su propio sonido.

En palabras de González, este trabajo es una reflexión acerca de cómo los sueños van cambiando, de sus 30 años como ser humano y una revisión de toda la música que había hecho hasta ahora: indie, electrónica y rock experimental que se mezcla con dream pop y con influencias de la estética de los 80 para crear atmósferas envolventes que van del synth pop al ambient o al post rock.

Bajo la producción de Justin Meldal-Johnsen (Beck, NIN, The Mars Volta, Goldfrapp), por momentos recuerda un poco a una combinación de Animal Collective y Mogwai. Cuenta con pequeños interludios instrumentales, de uno a dos minutos, que sirven de transición entre algunos temas. Sin ser conceptual, más allá de ser una colección de canciones es una obra muy completa en la que cualquiera puede encontrar más de un canción que se convertirá en su favorita.

Abren con una magnífica Intro en la que participa Zola Jesus, aportando ese aire operístico y grandilocuente, seguido por Midnight City, que despierta a la ciudad a medianoche con un ritmo. Demuestran su lado más pop y bailable en temas como Reunion, Claudia Lewis, New Map, Ok Pal o Steve McQueen, y se ponen sensibles y ensoñadores en Wait, Soon My Friend, que cierra el primer disco con elegancia o Splendor.

Destacan Raconte-Moi Une Histoire, con su onda experimental y armonías optimistas que va creciendo debajo de la voz de un niño; This Bright Flash, que explota con actitud punk; Year One, One UFO, una interesante mezcla de folk y sicodelia electrónica; o el post rock de frecuencias saturadas de Echoes Of Mine.

My Tears Are Becoming A Sea abre el segundo disco de forma épica, mientras que Outro cierra la obra con armonías espaciales que nos dejan flotando, maravillados después de un gran viaje a través del universo musical de este grab artista.

Sin duda un disco enorme, más allá de su duración, porque logra conjuntar todos los sonidos y facetas que se conocen de M83 en un solo trabajo de gran calidad.










viernes, 7 de octubre de 2011

DEATH IN VEGAS: Rock y electrónica con el sello de la casa.



Verdaderos sobrevivientes de los 90: han pasado siete años desde su último disco y aún así son capaces de volver y hacer bien lo que mejor saben hacer.

Death In Vegas, la banda de Richard Fearless y Tom Holmes, está de regreso cuando menos lo esperábamos y lo mejor: con un buen disco bajo el brazo, con el que demuestran su vigencia en la nueva década.

Desde su sorprendente debut Dead Elvis (1997), han sabido siempre fusionar el rock y la electrónica de una forma muy particular, con una estética sicodélica y oscura que se a veces se combina con toda la energía del big beat y en otras con ruidos, distorsiones y atmósferas obscuras, claustrofóbicas.

Trans-Love Energies es una continuación natural, justo en donde lo dejaron en en Satan’s Circus (2004), recuperando la herencia del krautrock e incorporando un estilo shoegaze y un poco emo, que probablemente se les haya pegado gracias a su remezclas a The Horrors o The Kills.

Juegan con los ambientes densos y sombríos que son sello de la casa, con sonidos que van de Bauhaus a U.N.K.L.E. o LCD Soundsystem pasando por The Orb o The Chemical Brothers, dando como resultado un trabajo que parece reclamar su denominación de origen.

Habiendo colaborado anteriormente con artistas como Iggy Pop, Liam Gallagher y Hope Sandoval en las voces, en esta ocasión es la cantante austriaca Katie Stelmanis (Austra) la que aporta una dimensión muy especial a la música.

Un disco sin compromisos, que no intenta adaptarse a ninguna estética de moda sino que busca la coherencia en sí mismo en cada canción, dando rienda suelta a la creatividad y a la energía sin límites.

Silver Time Machine abre con pausa y oscuridad introspectiva, que explota en Black Hole con un rock directo e hipnótico y magníficamente producido. Your Loft My Acid, es una declaración de amor y condiciones más que apetecibles que se dibujan en una entrada ambiental y el despertar de los beats electrónicos con ritmo moderado y coros setenteros.

Medication continúa con los sonido electrónicos y las guitarras narcotizantes, que en Coum vuelven a cobrar vigor y en Witchcraft dan un giro al estilo de Fever Ray, synthpop minimalista y de gran calidad, mientras que en Scissors despiertan los sonidos de la pista de baile con sentimiento house toda la actitud.

Drone Reich es casi un interludio, un tema instrumentale que juegan con las reverberaciones, saturaciones y cambios de frecuencia, que dan paso a las atmósferas góticas en Lightning Bolt y cierran con Savage Love, un delicado tema ambiental que de pronto se tranfsorma en un  poderoso tema post-rock.

Un excelente trabajo, sin pretensiones, que nos trae de regreso a una gran banda y confirma que a veces es mejor esperar hasta poder lanzar un buen disco.











miércoles, 5 de octubre de 2011

ZOLA JESUS: Mística y elegante oscuridad.



El nuevo álbum de una nueva artista que fusiona la electrónica con el legado de las grandes divas.

Zola Jesus es el nombre del proyecto de la ruso-americana Nika Roza Danilova, que a sus 22 años ha logrado llamar la atención del público a nivel internacional y perfilarse como una de las nuevas promesas musicales para esta nueva década.

Inspirada en las figuras de Jesús y el escritos frances Émile Zola, esta artista basada en California regresa con Conatus, su tercer disco. Rock indie, industrial, electrónico, ambiental, gótico, minimalista, experimental y artístico, basado en sintetizadores y la expresión vocal de Nika.

Con su particular estilo interpretativo, que va desde Siouxsie, Patty Smith o Kate Bush hasta Karin Dreijer Andersson (The Knife, Fever Ray) o Florence Welsh (Florence + The Machine), Zola Jesus es una de esas artistas que cautivan desde la primera escucha e hipnotizan por su puesta en escena.

Quizás por ser nativa del estado de Wisconsin, no puede evitar tener algunas coincidencias estéticas con  Bon Iver (aunque sean solo eso: coincidencias), al transformar su fusión del rock con la música electrónica, dando como resultado sofisticadas y elegantes formas musicales.

Producido por Brian Foote y ella misma, es un trabajo muy cuidada en los detalles, e incluye elementos acústicos como batería, violines, violas y violonchelos, así como ruidos computarizados para lograr esa atmósfera oscura, que en esta ocasión intenta mostrar un lado más ligero y auto-consciente.

A su privilegiada voz no le faltan fuerza y sensibilidad y se complementa a la perfección con el resto de la composición, un estilo operístico y teatral que embruja, letras llenas de simbolismo y emoción, siempre con un lado sombrío que no es obstáculo para lograr momentos brillantes en más de una canción.

Abre con Swords, un preludio instrumental que da paso a Avalanche, que continúa de forma dramática y deriva en Vessels, con su steady beat hipnótico. Hikikomori e Ixode siguen por el camino épico-onírico, mientras que Seekir e In Your Nature entran en el terreno más bailable .

Lick The Palm Of The Burning Handshake baja un poco el ritmo, para crear una estupenda balada rock con sentimiento soul. Shivers regresa al lado bailable con unas excelentes bases programadas, Skin desciende a la sensibilidad introspectiva y Collapse cierra el disco magníficamente, como una dulce despedida.

Once canciones que pasan volando con la sutileza del otoño, en un excelente disco para escuchar en una tarde nublada.











domingo, 2 de octubre de 2011

BJÖRK: Sonidos del espacio interior.




Uno de los discos más esperados el año: el regreso de esta genial artista islandesa que a sus 46 años no deja de demostrar su calidad y creatividad.

Sin lugar a dudas, Björk es una de las grandes supervivientes de los 90, una de las mejores artistas del rock de todos los tiempos, un ícono para una generación y una de las mentes más innovadoras dentro del arte del siglo 21.

Lejos ya de sus épocas con The Sugarcubes y después de su EP Mount Wittenber Orca (2001) junto con Dirty Projectors, Biophilia es apenas su octavo disco como solista en una carrera que abarca ya dos décadas, en las que ha consolidado su leyenda como una de las grandes figuras de la música contemporánea.

Siempre artística, experimental, extravagante y vanguardista, con este disco lanzó también una aplicación para dispositivos móviles y está trabajando en una puesta en escena en colaboración con Michel Gondry, en la búsqueda de una experiencia interactia y multimedia que vaya mucho más allá de la música.

Producido por ella misma, el álbum está inspirado en el parecido del espacio exterior con el mundo microscópico a nivel molecular; minimalismo electrónico, con compases inusuales y sonidos percusivos que crean el ambiente alrededor de la melodía y la fuerza interpretativa de su voz, cada vez más madura y controlada, como instrumento principal acompañada de coros, resultando en paiajes oníricos que de pronto se agitan como un trueno.

Una instrumentación siempre precisa e interesante, con algunos recuerdos de Philp Glass, Brian Eno, Aphex Twin o Amon Tobin, incorpora 10 instrumentos musicales nuevos fabricados expresamente para esta producción y los combina con elementos orgánicos (tradicionales) para crear un efecto futurista que, junto con el resto de su imagen, le dan un aire de ciencia ficción ecologista a toda la obra.

Un trabajo lleno de poesía, que con sólo diez canciones nos deja asombrados con su talento único para unir su expresión artística con la tecnología.

Abre el disco dulce como un rayo de luna con cuerdas en Moon, seguido de los sintetizadores góticos y el extraño sonido de la bobina de Tesla en Thunderbolt, y de la delicada y brillante agitación breakbeat de Crystalline, que termina con un jungle delirante como una ametralladora.

Cosmogony nos devuelve a la tranquilidad del espacio exterior, entre nebulosas y arreglos sinfónicos, que se vuelven una preciosa densidad en Dark Matter hasta convertirse en una pesadilla obsesiva en Hollow, mientras que en Virus el amor se convierte en juego de adversarios, como en el caso de una célula y un virus.

Sacrifice es una de las mejores canciones, rodeada de sonidos hipnotizantes entre cuerdas y campanas con súbitos pasajes de beats que irrumpen como partículas super-aceleradas; en Mutual Core de pronto baja al centro de la tierra como lava ardiendo debajo de placas tectónicas mientras canta “What you resist, persists” y explota de nuevo con más percusiones hipertecnologizadas

Solstice anuncia la llegada de la última estación con el mismo minimalismo con el que comenzó el disco pero con su voz al natural, directa, despojada de la teatralidad, para cerrar esta gran obra en la tierra,  cerca de nosotros.