miércoles, 31 de agosto de 2011

LENNY KRAVITZ: Regresando a la raíz.






















Uno de los músicos más representativos de los años 90 recupera su mojo en la segunda década del siglo 21 y nos trae uno de sus mejores discos.

Multipremiado y con una carrera llena de éxitos, Leonard Albert Kravitz vive desde hace dos años en un tráiler en Bahamas, lo que le ha permitido un espacio de introspección  y relajamiento para componer.

Black And White America, su noveno álbum de estudio, fue grabado en Bahamas bajo el sello Roadrunner, y desde la portada deja bien claro que este disco es un rescate de sus raíces musicales.

Un disco más funky, más soul, más rythm and blues, más en el estilo de sus primeros discos, inspirado en la música con la que creció, con influencias que van desde Marvin Gaye, Miles Davis o Curtis Mayfield hasta Stevie Wonder, Earth, Wind & Fire o Prince.

Con arreglos que recuerdan al llamado sonido Motown y una producción impecable, no deja de lado su siempre presente perspectiva acerca de la vida espiritual, con sus letras románticas y reflexivas y una actitud siempre positiva.

Quizá su pecado pudiera ser el continuar repitiendo en algunos momentos esa fórmula que tan buen resultado le ha dado durante más de 20 años, pero tampoco es tan malo parecerse a si mismo y por lo menos se preocupa por renovarse y encontrar nuevas variaciones a sus mismos temas.

Un trabajo muy personal en el que cada una de las 16 canciones es una declaración de principios, ya que, en palabras del propio cantante: "Cualquiera que escuche el disco obtendrá una dosis de energía y alegría... prefiero ser optimista, incluso viendo esta avalancha de negatividad y destrucción".

Abre con Black And White America, una deliciosa pieza funk que, al igual que en Liquid Jesus, Superlove o Looking Back To Love, regresa al soul con toda la finura en los arreglos y una magnñifica instrumentación.

En su lado más rockero, Come On Get It despierta las guitarras y la fuerza en la interpretación, al igual que Rock Star City Life, un extraordinario tema en el cual demuestra que aún conserva esa capacidad para componer temas originales con su único y particular estilo, de la misma forma que con Stand logra una gran pieza de rock limpio y armonioso.

In The Black o Everything tienen todo el ritmo y la fuerza que fusiona el funk con el pop, y se da una vuelta por el mundo del hip-hop en Boonjie Drop junto con DJ Military y Jay-Z para hacer una pieza rap con el estilo de la nueva escuela, mientras que en Sunflower lo acompaña Drake.

I Can’t Be Without You es otro de gran tema, con un sonido sencillo pero poderoso, con letras sensibles interpretadas con precisión, mientras que Life Aint Better Than It Is Now es un descarado homenaje a James Brown.

Dream es la única balada con piano y muy sensible y Push cierra la edición sencilla del disco de manera suave y rítmica.

Un gran álbum, inspirado y con mucha coherencia, que nos devuelve lo mejor de este extraordinario músico.














martes, 23 de agosto de 2011

LOW: Llegando lento a lo más alto.




















Estos veteranos de la escena indie están de vuelta con su estilo lento, minimalista y profundo, como su propio nombre.

Admirados por Robert Plant, quien incluso grabó dos versiones del grupo (Monkey y Silver Ride) para su disco Band Of Joy, Low se ha ganado un lugar como banda de culto que ha limitado siempre su exposición en los circuitos comerciales y sin embargo ha tenido un tremendo éxito en su ya larga carrera.

C’Mon es el noveno disco de estudio de esta banda de Minnesota precursora del slowcore, un género del cual reniegan y sin embargo han colaborado a crear y definir como nadie.

Después de ensayar su lado más rockero en The Great Destroyer (2005) o coquetear con el pop y la electrónica con Drums And Guns (2007), vuelven a sus raíces, post rock, shoegaze y art rock mezclados de forma precisa, composiciones elegantes y una cuidadosa instrumentación que los elevan y nos llevan en su vuelo.

Editado por el sello Sub Pop y producido por Matt Beckley (Leona Lewis, Kate Perry, Ke$ha), es un disco que se desliza con suavidad creando atmósferas profundas, llenas de sensibilidad que jamás es cursi ni pretenciosa.

Las voces de Alan Sparhawk y Mimi Parker se turnan en los micrófonos y se complementan en los coros creando exquisitas armonías vocales emocionales e intimistas que hablan de honestidad, de mirarse a los ojos y conectar.

Un disco equilibrado en donde cada canción colabora en formar parte de un pasaje de sonidos llenos de matices y detalles.

Despiertan con fuerza en Try To Sleep y continúan la dulzura en You See Everything. Witches es más intensa y rítmica, casi progresiva, con una guitarra precisa y un peculiar estilo a la Bob Dylan en la interpretación.

Done se diluye tan rápido como un interludio, pero Especially Me es magnífico tema, un himno con influencias del folk gótico y de la música de los 60 que recuerda un poco a Lykke Li. Con $20 y Majesty Magic llegan a su punto más lento y atmosférico, mientras que Nightingale llena el espacio con una melodía con sorprendentes influencias jazz con la belleza y sencillez del pop.

Nothing But Heart comienza ruidosa y distorsonada y después se va desarrollando desde el minimalismo hasta llenar el espacio con un repetitivo y largo final. Something’s Turning Over es una balada con base en la guitarra rítmica que cierra de forma perfecta este trabajo.

Un excelente disco que no defraudará a sus seguidores y al mismo tiempo es una gran forma de que los conozca quien nunca los ha escuchado, pues en 15 años han madurado hasta convertirse en una mejor versión de ellos mismos.











domingo, 21 de agosto de 2011

THE RAPTURE: Ritmo y preguntas sobre el amor.




Esta banda de Brooklyn vuelve después de cinco años, ahora como trío, con su cuarto disco de estudio.

In The Grace Of Your Love marca el regreso de The Rapture a DFA, el sello de James Murphy (LCD Soundsystem), de forma que resulta simplemente lógica la continuidad de su sonido: música bailable con actitud punk, instrumentos eléctricos con beat electrónico, rock y acid house fusionados en una fórmula muy especial.

Producido entre Nueva York y París por Philippe Zdar de Cassius, que anteriormente ha trabajado con Phoenix, Beastie Boys y Chromeo, este disco es un poco diferente, siempre en su estilo pero esta vez con influencias de Roxy Music, The Clash o Soft Cell.

Con la particular voz de Luke Jenner, y percusiones de Vito Roccoforte que se sobreponen a los teclados y sus característicos arreglos de trompetas del multi-instrumentista Gabriel Andruzzi, logran recuperar la mística de los viejos tiempos e incluso ir un paso más adelante en su evolución.

Inspirados desde la portada en la estética de California de los años 50, es un trabajo que, según el grupo, es “más parecido al Echoes (2003) que al Pieces Of The People We Love (2006)... más orgánico”, con canciones que “van a interactuar con tu alma como nunca antes”.

Comienzan a navegar con Sail Away, que abre sin preámbulos y con un final inesperado, sicodélico y abstracto, al que le sigue Miss You con un gran ritmo y melodía, palmadas y espíritu del pop de los 80, para continuar con Blue Bird, surf y directa, que nos recuerda su espíritu punk.

Come Back To Me es una extraña pieza que mezcla folk y electrónica, con bandoneón y coros incluidos. In The Grace Of  Your Love vuelve a sus raíces con un steady beat seductor y una instrumentación que comienza con un simple bajo y termina delirante, con atmósfera provocadora y la voz que suena al new wave sofisticado de Brian Ferry o David Byrne.


En Never Die Again se ponen funky, Roller Coaster es otro experimento con aires retrofuturos y Children es juguetona y optimista y nos recuerda en un momento a Kids de MGMT, y no sólo por el nombre similar.

Can You Find A Way? regresa de forma interesante al post punk con coros góticos, mientras que How Deep Is Your Love?, el primer sencillo, vuelve a las pistas de baile con gran clase. Para terminar, It Takes Time To Be A Man es una balada semilenta inspirada en la estética de los años 50 interpretada al estilo de Eels o Morphine, con la que cierran de forma sorprendente el álbum.

Un esperado regreso que los los reivindica ante sus fans y los coloca en estado de gracia para seguir conquistando el mundo.










martes, 16 de agosto de 2011

BEIRUT: Postales de sonidos barrocos.




















El proyecto de Zach Condon que se transformó en sexteto está de vuelta y nos lleva de viaje con melodías llenas de horizontes lejanos.

The Rip Tide es el tercer disco de esta banda de Santa Fe, Nuevo Mexico; la perfecta continuación de una carrera que de pronto coquetea con sonidos diferentes que parecen prometer cambios y evoluciones, pero al final se mantienen dentro de su clásico sonido.

Música alternativa e inclasificable que toma como base el folk balcánico y americano, valses, marchas, baladas que mezclan indie, pop, jazz y electrónica.

Una lírica sencilla y emocional con una voz de crooner y una instrumentación inusual y barroca: trompetas, ukulele, mandolina, acordeón, cello, flughorn, violines, piano, batería, sintetizadores y más, que consiguen composiciones finas y llenas de detalles.

Aunque es un poco el mismo sonido al que nos tienen acostumbrados, suena más seguro, más refinado. Según Condon, en The Rip Tide “emerge un estilo que pertenece única y distintivamente a Beirut y que siempre había estado ahí”.

París, Estambul, Praga y el medio oeste con aire viajero, hipster y gitano, postales exóticas que han pasado de ser bellas interpretaciones a conformar un sonido original, sólido y real, que no deja de experimentar.

A Candle’s Fire abre con parsimonia, Santa Fe es más moderna y directa; East Harlem, el primer sencillo, incorpora coros gospel y una melodía al estilo Billy Joel; Goshen es una preciosa balada con un piano y Payne’s Bay es un vals melancólico, como la despedida en un puerto.

The Rip Tide se desliza cadenciosamente; Vagabond regresa al indie, The Peacock es nostálgica y Port of Call despide el álbum con estilo, un ukulele brillante y una armonía que va creciendo hasta ser un himno digno de una gran banda.

Un disco maduro y redondo en donde no hay ninuna canción de relleno, 9 temas, apenas 33 minutos de música que no tiene desperdicio.

A falta de videos, les dejamos las interpretaciones en vivo de East Harlem, Santa Fe y Port Of Call; y de postre, su versión del tema O Leaozinho, un cover de Caetano Veloso para las sesiones del disco Red Hot + Rio 2.














domingo, 14 de agosto de 2011

BUDDY HOLLY: El día que renació la música.



Si hablamos de genios precoces con una muerte prematura, este músico texano con grandes gafas y look de nerd puede ser considerado sin duda el James Dean del rock.

Era 1959 cuando a Charles Hardin Holley, Ritchie Valens y Big Bogger Richardson les tocó viajar en aquel avión que nunca llegó a su destino. Charles, conocido profesionalmente como Buddy Holly, tenía 22 años.

52 años después, los productores Randall Poster y Geyla Robb, con la colaboración de Paul McCartney, quien posee los derechos de publicación del catálogo de Holly, convocan a una serie de artistas de primer nivel y le rinden un merecido homenaje.

Con influencias de músicos de su época como Elvis Presley, Chuck Berry, Ray Charles y Bill Haley And The Comets, entre otros, Buddy Holly transformó por completo la forma de entender y componer el rock’n’roll.

La música que un día murió (según Don McClean en su clásico American Pie), renace de forma espléndida en este tributo, que resulta un escaparate de su breve y brillante carrera.

En general el álbum no suena mucho como el original, pero el sentido de un álbum de versiones es aportar una visión diferente y propia de la obra del artista y en este tributo, cada uno de los invitados lo hace, de una u otra forma.

19 canciones que no llegan a una hora de música, lo que a mi gusto habla de la eficiencia de Buddy Holly para componer piezas cortas y llenas de melodía, armonías y ritmos interesantes.

The Black Keys abren con una versión minimalista de Dearest y Paul McCartney hace que parezca fácil hacer un cover rockero de It’s So Easy, son guitarras filosas y toda la actitud. Fiona Apple es la primera voz femenina en colaborar con el clásico Everyday, que tiene la misma ingenuidad de I’m Gonna Love You Too de Jenny O.

Florence And The Machine reversionan Not Fade Away corrigiéndole la plana a la famosa interpretación de The Rolling Stones y logra una de sus grandes interpretaciones en la voz con unos sorprendentes arreglos de percusión.

Baby I Don’t Care es la aportación de Cee Lo Green al estilo de Elvis, mientras que la versión de Rave On de Julian Casablancas es estilizada y oscura, y ambas respetan el estilo de los 50, al igual que Maybe Baby de Justin Townes Earle y Nick Lowe con Changing All Those Changes.

No deja de sonar el estilo country sureño cuando Karen Elson se hace cargo de Crying, Wanting, Hoping o en Oh Boy!, interpretado por She & HimTrue Love Ways en manos de My Morning Jacket es aderezada con arreglos de cuerdas, ligera y cautivadora como un suspiro y Modest Mouse hace una extraña versión sicodélica de That’ll Be The Day.

Patti Smith brinda la interpretación más interesante con Words Of Love, que reinventa la instrumentación y la hace suya con soberbios arreglos, siempre con su particular y elegante postura poética y artística.

Kid Rock levanta los ánimos de nuevo con su extraordinaria versión soul y rockabilly con coros gospel de Well All Right, The Detroit Cobras hacen una buena versión indie y post punk con estética retro de Heartbeat y Lou Reed convierte a Peggy Sue en una mezcla de rock alternativo y metal, que nos hace entender su visión del rock y la influencia de Buddy Holly en su música

Como una lógica continuación, John Doe reconocen este estilo y lo imprimen sin más en Peggy Sue Got Married, para dar paso a Graham Nash (The Hollies) que cierra con una sensible y profunda interpretación de Raining In My Heart, que cierra el disco con un aire melancólico, como cuando nos ponemos a pensar en todo lo que hubiera podido aportar este genio de no haber perdido la vida en aquel accidente.

Un verdadero homenaje al legado de uno de los primeros genios de la música popular contemporánea que no debe faltar en la colección de un buen melómano. O si prefieres, puedes escuchar el disco completo aquí.












jueves, 11 de agosto de 2011

STEREO MC’S: Vuelven a conectarse.





















Los “niños grandes del rap británico” regresan con un gran álbum en el que reinventan su sonido y nos ponen a bailar otra vez.

Después de más de 20 años de carrera y un hit de esos que hacen época, Nick Hallam y Rob Birch siguen produciendo y experimentando con nuevas técnicas de hacer su música.

Lejos ya de aquel Connected que prácticamente marcó un estilo en 1992, tuvieron que pasar diez años para poder recuperarse del éxito masivo que los llevó a ganar el premio Brit al mejor grupo británico y a compartir escenario con bandas como Happy Mondays o U2, para lanzar nuevo material.

The Emperor’s Nightingale es su séptimo disco de estudio, el cuarto desde Deep Down And Dirty (2002), una muestra de que han sabido desconectarse para sobrevivir y trabajar duro para mantenerse vigentes.

A pesar de sus raíces en los loops y los sampleos, este trabajo surgió de sesiones al estilo de la vieja escuela, incorporando instrumentos tradicionales, bajo, guitarra y batería, siempre con un sonido pop electrónico, siempre bailables y con el espíritu del hip hop como guía espiritual.

Clásicos y muy actuales, utilizan recursos de producción del siglo 21, composiciones, arreglos y detalles auditivos que tienen influencias va de Faithless y Underworld hasta Audio Bullys o Black Eyed Peas.

Comienzan dramáticamente con Wooden Heart, una pieza instrumental que es como abrir el telón para Boy, con la participación de Jamie Cullum, un buen tema con todo y trompetas. Se ponen funky con Phase Me y Far Out Feeling desata el electrodance.

Sunny Day tiene una tonada que recuerda a Paint It Black de The Rolling Stones y se mezcla finalmente con ruidos de ciudad y sirenas de policía. Manner simplemente sigue subiendo con buen ritmo, más pop, siempre hipnóticos. Tale suena totalmente a New Order y 2cando sería la balada del álbum, una excelente pieza casi acústica.

Bring It On (Path To The Mind And The Soul And The Spirit) vuelve a incendiar las pistas con un ritmo delirante y un rap preciso, mezclando world music, ragga y electropop, entre Herbie Hancock y Asian Dub Foundation, que se continúa perfectamente con Levitation, absolutamente hip hop, steady beat y un rapeo lento, oscuro, denso y poderoso.

Desert Song literalmente absorbe ritmos y armonías árabes, con oasis electrónico incluido y el reprise de Wooden Heart nos deja como en la cuna escuchando una dulce tonada para despedir este álbum.

Un disco que es sin duda un gran logro de esta banda que no deja de producir y renovarse en esta nueva década.











DAVID BOWIE: El fantasma del genio.






















Curiosidades de Internet: un disco inédito de una de las figuras más importantes de la música contemporánea se “cuela” en la red y revive la leyenda de este genio.

En marzo se dió a conocer un álbum original de David Bowie que se filtró en la red bajo el título de Toy. Se trata de grabaciones que pretendían ser una continuación del álbum Hours (1999) y quedaron enlatadas debido a un desacuerdo entre el sello Virgin y Bowie.

Así que, aunque no es un lanzamiento reconocido como “oficial”, ha sido una buena forma de traer de vuelta la memoria de este incomparable músico, que se encuentra retirado después de su operación de corazón en 2004.

En estas sesiones, Bowie toca los teclados y es Earl Slick quien toma la guitarra, Gaile-Ann Dorsey el bajo y Sterling Campbell la batería, teniendo como ingeniero a Pete Keppler y mezclado por Mark Plati (The Cure, Hooverphonic, Robbie Williams).

Poderosas composiciones muy rockeras que se mezclan con baladas inteligentes y sensibles con exquisitos arreglos y detalles, un poco con el acento de sus trabajos de transición a los años 2000, en donde deja la electrónica un poco de lado para retomar la música hecha con base en la guitarra.

La mayoría de las canciones ya eran conocidas: son versiones de temas de los 60 o 70, algunas inéditas y otras fueron lanzadas como lados B para acompañar a los sencillos del disco Heathen (2002). No existe un hilo conductor y se desconoce quién haya decidido el orden de las canciones, así que más que un disco, es una colección de rarezas, reunidas sin un concepto en particular.

Uncle Floyd abre con la voz de un comediante que se diluye en una balada existencial y Afraid le sigue con mucho ritmo y guitarras. Baby Loves That Way tiene un estilo beatlesco, I Dig Everything tiene ese poder del rock pop al más puro esilo de este músico en su época de los primeros 80s.

Regresa a la tranquilidad con Conversation Piece y se anima de nuevo en Let Me Sleep Beside You hasta llegar a Toy (Yor Turn To Drive), una magnífica pieza que comienza con un espectacular piano y Hole In The Ground, que transcurre con aires optimistas y melodiosos.

Shadow Man es una melancólica melodía, In The Heat Of The Morning y You Have An Habit Of Leaving son directas y constantes y van creciendo con una gran instrumentación, Silly Boy Blue baja la fuerza pero no la intensidad.

Liza Jane fue grabada originalmente bajo el nombre de David Jones And The King Bees en 1964 y quizá por eso tiene esa interpretación del blues al estilo de Jean Genie, y The London Boys cierra magistralmente el álbum, aunque con cierta nostalgia.

Un viejo-nuevo disco que pasa a formar parte de la discografía de por sí abundante y siempre interesante de Bowie, imprescindible en la colección de un buen fan.














martes, 9 de agosto de 2011

FRITZ VON RUNTE: Al rescate del hombre del espacio.










Un genio de la música y un genio del cine reunidos por un DJ en una visión retro futura de una extraña odisea espacial.

Este DJ y productor establecido en Manchester que comenzara su carrera en Rio de Janeiro sorprende con este nuevo trabajo: un álbum de remixes de David Bowie inspirado en 2001 Odisea Espacial y una película que sincroniza el clásico de Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick con sus mixes.

Fritz Von Runte había trabajado anteriormente con música de The Beatles (Hell y Hate) y Lilly Allen, además de numerosos mash-ups de la colección Lycantropii. Por otra parte, que Bowie parece mantenerse vigente a pesar de no lanzar nuevo material, excepto por la aparición de Toy, un disco del 2001 que fue editado este año.

En esta ocasión, lanza una nueva lectura simultánea de la música y el filme, que a la vez destaca las coincidencias conceptuales de sus autores. Un álbum tambén conceptual en este sentido, que aprovecha para llevar sus mashups a la multimedia.

Editado con su propio sello, Marshall Records, es un disco inevitablemente sicodélico y futurista, con fuertes influencias electrónicas, dubstep y dance, en donde cada tema cobra vida como parte de un soundtrack completo.

Como dice en su sitio web: “Bowie2001, A Space Oddity. El hombre de las estrellas contando la historia de niño de las estrellas. Ziggy Stardust convertido en polvo lunar, saliendo de un geyser al vacío del espacio. La búsqueda del Delgado Duque Blanco de un monolito ancho y negro. El Mayor Tom matando a la reencarnación electro-mecánica de Nathan Adler como HAL 9000.”

Ziggy Stardawn abre con un beat que nos hace recordar In The Meantime de Spacehog, seguida de The Sound Of Fame, que tropicaliza la canción que Bowie coescribiera con John Lennon y de da aires caribeños que después combina con New Killer Star al estilo de los Talking Heads.

Let’s Dub no puede dejárnoslo más claro: una deliciosa versión de Let’s Dance al más puro estilo dubstep. Starman está reinterpretada como una balada sicodélica al estilo de The Beatles de la época del Sargent Pepper’s Lonely Heatrs Club Band.

Thursday’s Starchild transforma Thursday’s Child con un extraordinario beat dance, Marching Home sedosa como un atardecer en Ibiza ambientado por Moby y The Man Who Sold The World Riddle vuelve a las raíces beatlescas y lisérgicas.

Never Get Sound And Vision regresa al ritmo bailable con influencias veraniegas y  fusiona Sound And Vision con Never Get Old, mientras que Everyone Says High juega con las palabras para decir “high” (colocados) en vez de “hi” (hola).

Easy es una interesante y oscura versión de It Aint Easy, original de Ron Davies, que Bowie grabara para The Rise And Fall Of Ziggy Stardust, que va creciendo con un breakbeat tecno debajo de la voz funky y rockera que canta “It aint easy to get to heaven when you’re going down”. 808 Kick Poem podría hacer referencia al Roland TR 808, mientras que Changed utiliza el dubstep con la voz procesada para cambiar Changes con bases de hip hop.

Heroes y I Will Survive se mezclan estupendamente en Heroes Survive, creando de forma extraña (un poco forzado en momentos) un ambiente épico e intimista a la vez. Angels Have Gone y Space Oddity cierran oscurras y densas, también en un mix dubstep y down tempo para perdernos flotando en el espacio.

Música interestelar y recuerdos de la ciencia ficción del pasado para soñar con el futuro, un gran trabajo que sin duda resultará una delicia para los fans de Bowie y de la música electrónica.

Por si fuera poco, junto con el CD y el DVD, lanza al mismo tiempo un álbum instrumental con las pistas musicales y pone todo su material en la red a la venta o para descarga.













miércoles, 3 de agosto de 2011

BRIAN ENO: Versos y electrónica para el siglo 21.





Hablar de Brian Peter George St. John le Baptiste de la Salle Eno es hablar de una gran parte de la historia de la música contemporánea.

Desde sus comienzos con Roxy Music hasta haber colaborado con Robert Fripp, Genesis, David Bowie, Talking Heads o U2 y todo su trabajo en solitario, siempre va a la vanguardia, tanto en su ingeniería auditiva como en su talento musical y artístico.

Siempre creativo, siempre original y siempre diferente, Drums Between The Bells es una obra interesante, 16 canciones co-escritas junto con el poeta Rick Holland, con material de sus sesiones, que se remontan al año 2003. En sociedad, logran crear un efecto similar al de músicos-poetas como Laurie Anderson o Leonard Cohen, aunque con su particular estilo, que recuerda a la afición que tenía Julio Cortázar por el jazz.

Electrónica y versos, desde atmósferas etéreas hasta drum’n’bass, que se funden con las palabras de forma natural; groove con estética beatnik, en donde los ritmos jazzeados, las armonías sicodélicas y los ambientes minimalistas y delicados se unen a la voz que recita, canta o rapea, con un sonido similar a Funki Porcini o Diplo.

En su versión completa, la obra consta de dos discos. En el primero predomina la poesía y la voz hablada, mientras que el segundo es instrumental, con versiones que se corresponden con las primeras, las pistas sin poemas.

“Bless this space with sound and rhyme”, dice para comenzar con síncopes jazzeados y guitarras distorsionadas en Bless This Space, que se continúa con Glitch, tecno y jungle con un beat irresistible y sintetizadores a la Herbie Hancock.

Predomina la calma y la poesía en Dreambirds, Pour It Out, Seedpods y The Real, minimalistas, etéreas y dulces, o con una actitud más oscura en The Airman y Fierce Aisles Of Light.

Después de un momento de reposo en As If Your Eyes Were Partly Closed, todo florece otra vez con A Title. Entonces Sounds Alien retumba con tambores y versos, ritmo y trompetas soul con una fabulosa producción y Dow sigue con notas graves, percusiones e influencias hip-hop.

Multimedia es una soberbia pieza de dos minutos con un fraseo fluído con mucha personalidad y un fondo musical que va creciendo y le da un espíritu muy especial a la fusión. Cloud 4 y Breath Of Crowes cierran con aire fúnebre el álbum (un minuto de silencio incluido).

Aunque el tracking es impecable, Eno recomienda escuchar este disco en modo “shuffle”; así que se habrá que hacerle caso al autor y disfrutar al azar de esta especie de Rayuela auditiva del siglo 21.



Brian Eno - bless this space (taken from Drums Between The Bells) by Warp Records


Brian Eno - glitch (taken from Drums Between The Bells) by Warp Records


Brian Eno - pour it out (taken from Drums Between The Bells) by Warp Records