lunes, 31 de enero de 2011

IRON & WINE: Detalles y misterios del cantautor barbado.


























Iron & Wine proviene de a una guía nutricional llamada “Beef, Iron & Wine”. En plan vegetariano, si quitamos la carne, nos queda el nombre proyecto del barbado cantautor estadounidense Samuel Bean.

Kiss Each Other Clean es su cuarto álbum de estudio, un trabajo magnífico que sólo reafirma su gran calidad, que ha sido ya “distinguida” en numerosas ocasiones por su participación en la banda sonora de varias series de TV y películas.

Música inclasificable, pop indie, alternativo y folk rock, fino y sensible, pero sin ser cursi. Composiciones sencillas, casi intelectuales, en las que Bean se atreve a tomar riesgos y experimentar con diferentes texturas, tanto en la voz como en lo musical, conjuntando todo con una gran calidad en la producción.

El disco abre reflexivo y pausado con Walkin Far From Home y Me And Lazzarus, creando desde el primer momento atmósferas absolutamente envolventes, seguido de Tree By The River y Half Moon, que transitan por territorios del country rock, y a partir de aquí viene lo mejor.

Monkeys Uptown es un exquisito tema, sicodélico y rítmico, con unas percusiones precisas y pequeños detalles y efectos especialespor todas partes. Rabbit Will Run es más obscura, con una lírica al estilo de Pink Floyd, una gran instrumentación y sorprendentes arreglos. Big Burning Hand tiene toda la influencia del blues de Nueva Orleans y el hip hop, con su guitarra funky, sax, clarinete, coros, tornamesas, sintetizadores y efectos especiales.

Glad Man Singing es simplemente melodiosa e hipnótica, trayendo de vuelta toda la buena onda del espíritu hippie, preparando el terreno para cerrar con Your Fake Is Good Enough For Me, otro complejo ensamble magníficamente acoplado, una canción en dos movimientos perfectamente orquestados que terminan de forma delirante.

Un disco que vale la pena ser escuchado una y otra vez para descubrir y disfrutar sus pequeños detalles y misterios de cada uno de sus temas.












jueves, 27 de enero de 2011

COLD WAR KIDS: Cómo sobrevivir al éxito.

























El regreso de esta banda de Long Beach, California, me hace preguntarme el secreto para que una banda dure largo tiempo y sea fiel a su propia mísitca, o lo que es lo mismo, cómo sobrevivir al éxito sin caer en las fórmulas.

Siempre trabajadores, no han dejado de tocar por todo el mundo y lanzar EPs. Pero en esta ocasión, decididos a sacudirse la comparación con bandas como The White Stripes o The Black Keys, se enfocaron a grabar un disco más “rico y con clase”.

Inspirados por R.E.M y Coldplay, el resultado es un sonido más comercial, que comienza a ser cercano a The Killers o Kings Of Leon. Y el responsable es, probablemente, el productor Jacquire King, quien previamente había trabajado precisamente con los de Tennessee, así como con artistas tan diferentes como Modest Mouse, Clinic, Norah Jones o Tom Waits.

Más rock sureño y menos punk. Arreglos más sofisticados y grandilocuentes y composiciones más melodiosas. Con todo, el tecer disco de Cold War Kids es un álbum con mucha calidad en la producción y un impresionante trabajo en el estudio y en la mesa de mezclas.

La batería de Matt Aveiro y el bajo de Matt Maust suenan más contundentes y seguros, y las guitarras y los pianos de Jonnie Russell se conjuntan con el resto de forma espectacular y la voz de Nathan Willet, fantástica como siempre.

Mine Is Yours, que da nombre al disco, es una tema sencillo pero poderoso que consigue abrir el álbum con la promesa de que lo que sigue es bueno. Y lo que sigue es Louder Than Ever, el primer sencillo, con su acostumbrada fuerza y estilo, y Royal Blue, una excelente canción con una instrumentación fabulosa que incluye guitarras y percusiones espectaculares.

Out Of The Wilderness es una pieza casi épica, con varios movimientos, que explota de pronto como luces artificiales en la noche. Pero en Finally Begin, Skip The Charades, Bulldozer o Broken Open se repite la misma fórmula.

Por fortuna, en Sensitive Kid o Cold Toes On The Cold Floor regresan a su habitual ritmo y estilo minimalista y bluesero y son un buen contrapunto al resto del material. Finalmente, Flying Upside Down cierra con toda energía, en ese mismo tono de exaltada celebración.

Un buen álbum que demuestra el crecimiento de la banda, pero que nos deja con la duda de la decisión del rumbo que a partir de aquí tomarán para evitar caer en las fórmulas comerciales y continuar pareciéndose a ellos mismos.

Por si fuera poco, como otra muestra de su éxito, Passion Pit les ha hecho una versión remezclada deMine Is Yours que es una delicia. Lo dejo por aquí, junto con un sampler del disco.













miércoles, 26 de enero de 2011

DESTROYER: Un cuadro surreal y exquisito.


























Destroyer es en realidad Dan Bejar, un músico independiente de Vancouver, Canada, quien fundó la agrupación en 1995 y ahora lanza su décima producción de larga duración, un trabajo sorprendente que sin duda es un soplo de brisa fresca en el panorama de la música popular contemporánea.

Indie, pop,  jazz, alternativo, con una fuerte influencia de lo más fino de los 80 y 90s, saxofón incluido. Roxy Music, David Bowie, Miles Davis, Steely Dan, Pulp, todo reunido en una propuesta emocionante que devuelve a la música un sentido de continuidad a una idea estética fundamentada en la composición más rigurosa, una instrumentación abundante y letras inteligentes.

Acompañado de una pequeña orquesta de 8 miembros, cada una de las nueve composiciones tiene algo que me llama la atención, algún arreglo o detalle de producción absolutamente delicioso y disfrutable como se paladean los buenos platillos, con esa mezcla de gusto y admiración.

Abre con la batería, guitarras rítmica y sintetizadores en Chinatown y continúa con Blue Eyes con todo el estilo de Bryan Ferry o Spandau Ballet, y a partir de ese momento dejan muy claro el rumbo de la narrativa del disco.

Savage Night At The Opera es una pieza más animada, con nos riffs que hacen recordar a OMD; Poor In Love muestra toda la influencia de James y Song For America es totalmente un homenaje a This Is Not America.

Suicide Demo For Kara Walker es un tema complejo de 8 mintuos de duración, con una larga introducción ambiental, Downtown es más oscura, como un paseo nocturno por la gran ciudad y finalmente cierran con Bay Of Pigs, del EP del mismo nombre, una canción de 11 minutos que se van sin darse cuenta, como quien mira distraído un hermoso atardecer.

Kaputt es una de esas piezas finísimas de principio a fin, llena de texturas y detalles sonoros que nos conducen con delicadeza por los más dulces placeres.

Un universo de colores que reflejan con sutileza una explosión de ideas y emociones que conforman un cuadro surreal y exquisito en donde nada es lo que parece.









lunes, 24 de enero de 2011

CUT COPY: Entre lo digital y lo orgánico.






















Este cuarteto australiano está de vuelta con su tercer disco de estudio, una apuesta entre lo digital y lo orgánico.

Después de rechazar ofertas para abrirle a Coldplay, Nine Inch Nails o Lady Gaga y encerrarse en una nave industrial para depurar su sonido y perfeccionarse como banda, están demostrando que están dispuestos a ir por todo.

Con su electro pop bailable que mezcla instrumentos eléctricos con sintetizadores y bases programadas, herencia de bandas como Men At Work, Kajagoogoo o Crowded House, ahora suena más a new wave que a electrónica, más atmosférico y sicodélico que su anterior trabajo In Ghost Colours (2008).

Producido por Bel Allen (Animal Collective), Zonoscope está influenciado por la música de Fleetwood Mac o Talking Heads, una completa reinvención de su estilo sin alejarse ni un milímetro de su idea musical que fusiona lo digital y lo analógico y que los coloca dentro de la escena musical de su país junto con grupos como Midnight Juggernauts o Empire Of The Sun.

Comienzan con Need You Now con sonidos sorprendentemente ochenteros y ya no paran, las influencias están todas ahí,  a la vista, como en Take Me Over, que recuerda sin equivocaciones a Down Under, o Hangin Onto Everybeat, con ese coro que suena totalmente a Owner Of  A Lonely Heart.

Sin embargo, This Is All We’ve Got o Alisa toman un rumbo diferente, más cercano a Primal Scream o Sonic Youth, un sonido más rockero y con base en guitarras, no tan conseguido, aunque por lo menos es atrevido.

Destacan Pharaohs & Pyramids o Corner Of The Sky, en las que demuestran perfectamente la evolución y el sentido estético de su propuesta, mientras que Blink And You’ll Miss A Revolution es quizás la mejor pieza, una gran canción con una instrumentación precisa que definitivamente nos pone a mover los pies.

Finalmente en Sun God regresan a lo que mejor saben hacer, se relajan un poco y despiden el disco con esta tema de 15 minutos, una delicia para bailar sin remedio.

Un disco muy entretenido pero falto de coherencia, lo cual ojalá sea síntoma de un proceso de crecimiento hacia nuevos horizontes.








domingo, 23 de enero de 2011

3 DISCOS QUE ME PERDÍ EN 2010


No entiendo porqué. Quizás por sobresaturación, quizás por simple casualidad. Escuché los nombres, pero por algún motivo incomprensible no escuché su música.

Recuperando algunos discos que figuraron en varias de las listas de lo mejor del año pasado, en estos días he estado disfrutando de estos álbumes que, sin lugar a dudas, podrían haber estado en mi propio conteo de los 40+1 discos del 2010.

Así que para este domingo relajado y soleado, van tres canciones de tres discos de tres bandas que me hacen recordar que, por mucha música que uno escuche, siempre habrá un sonido nuevo que nos puede sorprender en cualquier momento.


1. RATATAT, LP4


El cuarto de estudio de este dúo de Nueva York simplemente no tiene desperdicio.

Evan Mast en los sintetizadores, el bajo y la producción y Mike Stroud en la guitarra eléctrica logran un sonido sorprendente, esta vez con fuerte influencia de la música electrónica de la escuela francesa, con ese sonido cercano a Justice o Daft Punk, pero con esa actitud indie desenfadada que los hace entrañables.

Electro pop fino y sin ataduras, el disco ensaya con diferentes géneros que intenta integrar con detalles sonoros exquisitos, interludios oportunos y sampleos de voces que enmarcan algunos temas de esta producción.

Neckbrace resume el brillo y la sencillez de sus composiciones, junto con ese ritmo y refinamiento en la producción que los hacen absolutamente disfrutables, escuchables o bailables.

Simplemente un disco imprescindible de una banda que no hay que perder de vista.







2. BEACH HOUSE, TEEN DREAM


Otro dúo, ella francesa y él de Baltimore, lanzan su tercer trabajo bajo el sello Sub Pop.

Indie fino y melódico, pop atmosférico, ambiental y lo-fi. La voz de Victoria Legrand ha sido comparada con Nico, mientras que las guitarras y sintetizadores de Alex Scally consiguen esa atmósfera stoner y shoegaze que no deja de ser sicodélica y profunda.

Bajo la producción de Chris Coady (TV On The Radio, Blonde Redhead), Teen Dream es una especie de cruce entre Sigur Ros con MGMT, un álbum sofisticado, casi intelectual, impregnado de principio a fin de una sensibilidad exquisita delicada y compleja.

Norway no es la excepción, con sus coros y detalles sonoros que expresan una emotividad muy particular.

Sueños de adolescencia surreal e introspectiva en paisajes llenos de sol y el sonido del mar.







3. THE WALKMEN, LISBON

Cinco músicos de Washington instalados en Nueva York que perseveran en su intento de estar a la altura de su propia propuesta.

Todavía ntentando recuperarse de su hit “The Rat”, del 2004, reúnen once tracks seleccionados de 28 que escribieron para construir este disco con nombre de capital europea que sabe a invierno y emotiva nostalgia.

Con su sonido indie que va de lo folk a lo rockero, de Bob Dylan a Tom Petty, con aires de música surf y del rock de los años 50, con detalles grandilocuentes en los arreglos importados de todas partes, desde el brass hasta el pop británico.

Angela Surf City es una pieza que reúne todas estas referencias, en la onda de grupos como Glasvegas, Vampire Weekend, The Decemberists, o Arcade Fire, con toda la actitud y la finura que les caracteriza.

Música emocional y reflexiva, melancólica pero nunca depresiva, capaz de transportarnos en el tiempo y el espacio a un lugar cálido en día de invierno.






viernes, 21 de enero de 2011

PETER, BJORN & JOHN: La vida después un “one hit wonder”.
























Siempre me han dado pena los grupos “one hit wonder”. Después de saltar a la fama mundial, normalmente desaparecen y jamás se vuelve a saber de ellos, a menos que roben un banco, caigan en una desgracia o aparezcan de pronto en algún artículo sobre “¿Dónde están ahora?”.

Pero Peter Morén, Bjorn Yttling y John Eriksson no están dispuestos a ser relegados al olvido.

Esta banda sueca se dejó escuchar en todo el mundo gracias a Young Folks, mejor conocida como “la canción del silbido”, en la que figuraba Victoria Bergsman en la voz. Era su tercer disco de estudio y, desde entonces, habían lanzado otros dos LPs, con un éxito mediano.

Sin embargo, este 2011 regresan con Gimme Some, su sexta producción. Un álbum más atrevido, mejor producido, más acelerado y tan indie como siempre, demostrando que aún hay vida después de la fama para este trío de músicos de Estocolmo.

Destaca el protagonismo de las guitarras y esos beats profundos de la batería, con influencias de bandas los 80 y 90, desde Joy Division o The Cure hasta Stone Roses o Oasis, pasando un repaso al punk americano más emblematico, como Los Ramones, Iggy Pop o Violent Femmes. Más rockeros y más clásicos, quizás menos experimentales que sus anteriores producciones, pero más coherentes.

Abren el disco contundentemente con Tomorrow Has To Wait unos riffs sorprendentes sobre un ritmo casi marcial y siguen con Dig A Little Deeper, una canción animada y caribeña al estilo de Vampire Weekend, pero con su toque personal.

Second Chance, (Don’t Let Them) Cool Off o Lies son sencillas pero poderosas composiciones capaces de hacernos levantarnos del asiento, mientras que  May Seem Macabre  o Down Like Me tienen todo el aroma Madchester, un poco más pop, pero con una calidad incuestionable en la interpretación.

Con el espíritu punk de la vieja escuela, Eyes y Black Book son más directas y estridentes, breve y al grano, rápidos para enganchar y para terminar, como puede apreciarse en el video de Breaker Breaker, el primer sencillo, en donde frenéticamente acelerados y en sólo 1 minutos y 36 segundos, consiguen una pieza digna de admiración.

Finalmente, sin bajar la guardia, cierran a todo gas con I Know You Don’t Love Me, una magnífica pieza en la que el bajo nos va conduciendo hasta ese lugar en donde terminan los buenos discos y nos dejan con ganas de escuchar un poco más.

Esperemos que la carrera de esta banda continúe encontrando nuevos caminos para explotar su talento y, quién sabe, quizás repetir algún día el éxito que los dio a conocer. A fin de cuentas, el que persevera, alcanza.





lunes, 17 de enero de 2011

FUJIYA & MIYAGI: El refinamiento del concepto.





















Quinto disco de estudio de este cuarteto de Brighton, apenas un año después de que nos sorprendieran con Lightbulbs, su anterior trabajo.

Desde luego conservan su estilo basado en la repetición de un tema, ritmos constantes y sonidos precisos, bajo la premisa de que “menos es más”, lo cual incluye esa suave voz. Pero de alguna manera, suenan mejor.

Más krautrock, más minimalistas, incluso un poco más indies, más detalles en los arreglos, alejándose un poco del estilo dance para sonar más orgánicos y eléctricos, con la batería totalmente integrada a la instrumentación.

Abren con Ventriloquizzing, que da nombre al álbum. Con ese upbeat tan característico que bien podría ser la continuación de su álbum anterior. Sin embargo, con Sixteen Shades Of Black & Blue, el disco comienza a tener vida por sí mismo y a anunciar un camino diferente de la banda.

Yoyo, Minestrone y OK tienen ese toque delicioso y sencillo, aunque ahora quizá más oscuro. Pero les salen uñas y dientes funky en Cat Got Your Tongue y dan rienda suelta a los teclados y las distorsiones, mientras que en Taiwanese Roots la batería toma la delantera con un breakbeat muy oportuno. en lo que son los mejores momentos del disco.

En Pills, el bajo aparece en el momento adecuado y la convierte en una canción interesantes, pero van bajando el tono. Con Spit Milk se ponen reflexivos y aunque intentan recuperar el ritmo con Tinsel & Glitter, terminan con Universe para cerrar viajando por el cosmos.

Si bien no es ninguna evolución, es el refinamiento del concepto y la propuesta de esta banda.





domingo, 16 de enero de 2011

3 CANCIONES PARA EL DOMINGO

Domingo. Comienza el día con un café y una sonrisa. El silencio de la mañana no debe ser alterado de una forma abrupta. La luz de la mañana, los pájaros, el ruido de la ciudad allá afuera.


Para comenzar tranquilos, nada mejor que una dosis de equis doble, The XX, con su sonido minimalista y melódico, para ser escuchado en medio del silencio y no del estruendo. Y para disfrutar de tu espacio, Basic Space, una de esas canciones que poco a poco nos van envolviendo en un  despertar de un dulce sueño.






O podemos también transportarnos a otras latitudes sonoras con Vampire Weekend y Giving Up The Gun, del disco Contra que aparece en el Weeemix. Una pieza que nos sumerge en ambientes exóticos que saben a playa y huelen a coco y la brisa del mar. Acapulco en la terraza, en la sala, en el parque, en donde estés.







Y para arrancar con un poco de ritmo, un poco de funk suavecito y cotorrón. Periodically Triple or Double es el complemento perfecto para irse animando. Una maravilla de Yo La Tengo que es capaz de ponernos en movimiento con un poco de música para escuchar por la mañana y disfrutar el resto del día.









miércoles, 12 de enero de 2011

LE CORPS MINCE DE FRANÇOISE: Las chicas superpoderosas al poder.

























“El Delgado Cuerpo de Françoise” es un trío formado por las hermanas Emma y Mia Kempaisesta y Malin Nyqvist. Todo un símbolo de globalización y de europeísmo, el nombre de la banda es en francés, ellas son de Finlandia y tienen su base en Londres, pero sus producciones las realizan en Berlín.

Techno pop y electro rock y viceversa, con toda la influencia de bandas como Kraftwerk, Depeche Mode o Plastikman, con un toque de hip hop en sus bases y su estilo de rapear y una actitud punketa en la tradición de grandes bandas de chicas que va desde Siouxsie hasta Yeah Yeah Yeahs, pasando por Riot Girrrls o Pizzicato Five.

Se dieron a conocer a través de myspace y de blogs especializados. En 2008, con Ray Ban Glasses llamaron la atención de todo mundo. Hoy son el nuevo fenómeno en Europa, con apenas dos EPs y algunos otros sencillos.

We Are Like Cannibals es mi canción preferida, por su balance perfecto entre los sintetizadores, los coros y los ritmos minimalistas con un breakbeat exquisito.

El video de Gandhi demuestra que en realidad son como de otro planeta. En Cool And Bored aparecen tan irreverentes como los buenos rockeros, tan surrealistas como suelen las bandas nórdicas y tan coquetas como lo son las mujeres.

Something Golden es todo un recorrido a través de la noche de Helsinki en bicileta hasta el Nirvana, rodeado de armonías orientales y beats hip hop, en una mezcla que evidentemente hace recordar las hazañas de la islandesa Björk. Y en Bitch Of Bitches incluso comienzan parafraseando a Peaches, como advirtiendo que no le temen a nadie.

Desde luego que ya se han generado un montón de remixes de sus temas, teniendo una respuesta muy positiva dentro del ambiente de los Djs y las pistas de baile.

Más desmadrosas que The Tings Tings y más bailables que Sleigh Bells. Una especie de Devo femenino que sabe divertirse. Banararama en ácido en el siglo 21.

Aquí van los videos. Dos recomendaciones: suban el volumen y prepárense a bailar.


 














lunes, 10 de enero de 2011

CAKE: La persistencia del Sur.





La primera gran noticia del 2011 es el regreso de Cake, que abren el año estrenando Showroom Of Compassion, su sexta producción y su primer trabajo desde el 2004.

Aprovechando las ventajas de la tecnología para superar un presupuesto limitado, el disco fue grabado totalmente en su propio estudio, que funciona con paneles de energía solar, y fue producido por ellos mismos a través de su sello, Upbeat Records.

Sin perder ni un instante el sello de la casa, mantienen su peculiar sonido tradicionalmente crudo y cuidadosamente distrosionado. Rock indie y sureño, de California, pero que llega hasta Texas, Tennesee, Georgia o Nueva Orleans en sus raíces del mejor blues y soul, con un toque de brass y música latina, trompeta incluída, influencia definitiva de un sonido que va de Weezer o Gomez hasta Spoon o Elbow.  

A pesar de los años y los cambios en la alineación de la banda, la guitarra rítmica de John McCrea y la trompeta de Vincent DiFiore, junto con los sintetizadores, ritmos y percusiones, siguen funcionando de la forma en que nos tanían acostumbrados (comenzando con el diseño de la portada, en su clásico estilo).

Abren majestuosamente con Federal Building, para seguir con con Long Time, en el registro de aquella inolvidable Never There, pero con un final delirante.

Si bien ya habían demostrado su afición por la música disco con su increible versión de I Will Survive, ahora se ponen Funky en Moustache Man, con el bajo de Gabe Nelson a todo lo que da.

Got To Move y Bound Away muestran su vena más country; la instrumental Teenage Pregnancy es como un drama en la frontera, una historia que se cuenta sin palabras; Easy To Crash es la más rockera y temas como The Winter o What’s Now Is Now tienen un espíritu más indie.

Sick Of You, el primer sencillo de este disco, es quizás por esta misma razón la más pop y, sin embargo, no deja de ser una buena composición y una excelente forma de mandar a volar a cualquiera. En el video, la batería de Paulo Baldi y la guitarra de Xan McCurdy nos llevan a través de la canción mientras McCrae nos presume su colección de gorros y sombreros, rodeados de conejos gigante y el desastre de los inciendios forestales.

Rock con clase, sencillo y directo. Un magnífico disco que es un justo regreso para una gran banda.





domingo, 9 de enero de 2011

TRENT REZNOR + ATTICUS ROSS: Música para la Red.



















 


Por amor ardió Troya y por amor se construyó el Taj Mahal. Por amor se han escrito canciones apasionadas y se han cometido terribles crímenes. Por amor, John se casó con Yoko. Por amor, el maloso Trent Reznor produjo un disco junto con su esposa. Y este año, descubrimos que también por amor se creó Facebook.

Más allá de internet, The Social Network es una película dirigida por David Fincher (Se7en, Fight Club, Benjamin Button) una comedia dramátia acerca de la vida y hazañas de Mark Zuckerberg, el inventor de la página web que ha revolucionado la forma en que nos relacionamos a través de este medio.

En cuanto a la obra cinematográfica, es una narración muy bien lograda, a partir de un guión extraordinario que adapta la novela The Accidental Billionaires, de Ben Mezrich. Fincher hace gala de su talento para generar interés y suspenso a partir de una situación de intrigas empresariales que podría ser muy común y anodina, de no ser porque se trata de la red social más famosa del mundo

Con grandes actuaciones de jóvenes estrellas, mucho más que intentar contar la verdad acerca de la historia, se trata de una reflexión acerca de la ambición, el amor, la amistad y el éxito en tiempos en que la tecnología es capaz de hacer ganar una fortuna a unos chicos universitarios en tan sólo unos pocos años.

Y como la cereza del pastel, la banda sonora, escrita, interpretada y producida por Trent Reznor y Atticus Ross.

Ross y Reznor ya habían colaborado juntos hace algunos años en Ghost I-IV, un álbum conceptual, ambiental y atmosférico. Pero a conexión entre el músico y el cineasta viene de años atrás, ya que Fincher dirigió en el 2005 el video de Only, de Nine Inch Nails.

En esta ocasión, Reznor trabaja para Fincher y crea una banda sonora efectiva, totalmente basada en una instrumentación electrónica, que añade al filme la intensidad y la tensión necesarias para crear momentos emocionantes y colaborar con el ritmo de la trama.

En toda la obra se mantiene la idea musical ambiental de Ghosts, aunque en temas como In Motion, Carbon Prevails o Magnetic se manifiesta inevitablemente la mano de Reznor, con ese oscuro sonido techno y post industrial que le han hecho famoso.

Irónicamente, sobresale In The Hall of The Mountain King, el único tema que no fue compuesto por Reznor y Ross, sino que es una sorprendente versión de la original, escrita en 1876 por Edvard Grieg para la Suite Número 1 de Peer Gynt, una obra de Henrik Ibsen. Esta pieza aparece en el momento de la clásica regata en el Támesis entre las universidades de Harvard y Oxford, una secuencia extraordinaria en donde Fincher se luce con su excepcional punto de vista y su acostumbrada maestría para el montaje.

Tan buenos resultados ha dado esta asociación que, ya sea por amor o por dinero, Trent Reznor y David Fincher colaborarán de nuevo, esta vez en la versión de este director de la adaptación del bestseller de Stieg Larsson, The Girl With The Dragon Tatoo, protagonizada por Daniel Craig (James Bond) en el papel de Mikael Blomkvist.

Una asociación que comienza a dar sus frutos y que esperemos se hable más en el futuro.





viernes, 7 de enero de 2011

10 REGRESOS DEL 2010






















“Los viejos rockeros nunca mueren”, dijo uno de ellos.

Aunque suene a cliché, el año pasado varios veteranos lanzaron nuevo material. Música nueva de músicos clásicos que ya no tienen mucha difusión en los medios tradicionales y que, aunque algunos hicieron más ruido que otros, en general pasaron relativamente desapercibidos.

Obviamente no incluyo aquí a las bandas y solistas de la vieja guardia que estuvieron en
los 40+1 discos del 2010.

Y como siempre: la lista podría ser más grande o podrían cambiar de lugar algunos discos o podría haber otros en lugar de éstos. Pero como todos los listados, este es subjetivo. Simplemente el recuento de algunos de los discos que llegaron a mi y que más disfruté durante el año.




1. ROBERT PLANT, BAND OF JOY

Pocos tan veteranos, tan imprescindibles y tan rockeros como este inglés que recupera el nombre de la primera banda que formó y así como regresa en el tiempo, vuelve a las raíces del folk, el country y el blues con su inimitable magia y elegancia.









2. ERIC CLAPTON, CLAPTON

Un guitarrista de leyenda que graba su vigésimo disco de estudio sin apartarse de su mística bluesera, con material original y versiones que interpreta junto con otros grandes músicos de antaño como J.J. Cale, Wynton Marsalis o Steve Winwood.









3. JAMIROQUAI, ROCK DUST LIGHT STAR

El sonido que puso a todos a mover los pies a finales de los 90 sigue dando mucho de qué bailar. Su estilo siempre reconocible es cada vez más fino y sus influencias, de Marvin Gaye a Sly and The Family Stone con ese toque de música electrónica y DJs.








3. LOS LOBOS, TIN CAN TRUST

Esta tremenda banda californiana que se mantiene activa desde 1976, no deja de sorprender en pleno siglo 21 con su rock mestizo, chicano y bluesero, intenso hasta las raíces, que va de las guitarras hasta el acordeón.









5. THE ORB + DAVID GILMOUR, METALLIC SPHERES

 Una de las bandas seminales del boom de la música electrónica de la generación del éxtasis hace equipo con un antiguo sensei del rock progresivo de la generación del LSD en un álbum de ambient house sicodélico e hipnótico.







6. PETER GABRIEL, SCRATCH MY BACK

El místico sale de su retiro con un disco en que pide a otros genios, desde Lou Reed o Bowie hasta Arcade Fire o Elbow, que le permitan rascarse la espalda con sus canciones que resulta en un interesante trabajo de interpretación.








7. EDWYN COLLINS, LOSING SLEEP

Cinco años después de sufrir una hemorragia cerebral masiva, este escocés incansable recobra vida también en la escena musical con un disco rockero y bien producido, con una pequeña ayuda de amigos como Alex Kapranos o Johnny Marr.









8. MORCHEEBA, BLOOD LIKE LEMONADE

 Tuvieron que pasar muchos años, pero Skye Edwards está de vuelta con los hermanos Godfrey, con un disco que trata de recuperar la calma, comenzar de nuevo, y recuperar el ritmo, con su peculiar forma de trip hop de guitarras, DJ y voz.











9. TOM PETTY AND THE HEARTBREAKERS, MOJO

Los rompecorazones se reúnen para recuperar su toque de distinción y demuestran que aún rockean, con un álbum de espíritu sureño en el que queda claro que no pierden el estilo y que aún se la pasan muy bien.








10. THE BLACK CROWES, CROWEOLOGY

Los hermanos Robinson echan un vistazo a 20 años de carrera y reversionan 20 de sus temas clásicos, desde Shake Your Money Maker hasta Lion, con su inigualable espíritu hippe y sus arreglos blues rock, ahora en versión acústica.






miércoles, 5 de enero de 2011

DAFT PUNK: Hay un Disneyland en París.




Siempre me ha parecido que los soundtracks se comercializan como un daño colateral, una especie de sobrante que sólo algunos aprecian.

Emparentados con la música clásica, me resultan generalmente aburridos, a menos de que la película sea tan buena que entonces lo que escucho se convierte en un recuerdo de lo que vi. Aún así, en numerosas ocasiones, han habido soundtracks tan buenos que merecen un lugar propio como obra artística.

Ahora, Disney recobra a Tron, un personaje propio y un filme clásico de la ciencia ficción y para poner música a este legado recluta, nada más y nada menos, que a Daft Punk.

Por supuesto, nadie mejor que los franceses. Artísticamente, deben toda su estética a los videojuegos, las computadoras y la ciencia ficción, con sus cascos de robot y su discurso futurista. Comercialmente, el hecho de que sea un famoso grupo de música electrónica es un gran reclamo publicitario que va perfectamente de la mano con la imagen de la película. Y, finalmente, hay un Disneyland en París.

Ya antes han habido casos exitosos de bandas de rock trabajando en películas de ciencia ficción, como es el caso de Blade Runner, con música de Vangelis, en películas de superhéroes como Flash Gordon, de Queen, y en películas fantásticas para un público más joven, como Laberinto, con música de David Bowie. En cuanto a la música electrónica, Massive Attack logró excelentes trabajos en The Jackal y Danny The Dog.

La banda sonora del Tron original (1982) fue realizada por Wendy Carlos, en aquel entonces un pionero de la música electrónica que había trabajado anteriormente en A Clockwork Orange y The Shining. Carlos mezcló el sonido de los moogs y los sintetizadores digitales con fragmentos interpretados por la Orquesta Filarmónica de Londres. El soundtrack se completaba con dos temas de Journey: Only Solutions y 1990’s Theme.

Daft Punk recupera este espíritu, mezclando su extraordinario talento como sampleadores para rescatar partes de la original y hacerlos propios con su particular talento en la producción y completar la interpretación con una orquesta de 52 músicos y dos canciones: Separate Ways, de Journey, y Sweet Dreams, de Eurythmics.

En realidad es una banda sonora típica como tal (cosa que en algún momento fue un tema de discusión entre la banda y la productora de la película), con su tema principal que se repite a lo largo de la película y sus movimientos según el desarrollo de la historia.

La primera parte es suave y hermosa, junto con algunos otros momentos de suspenso e intensidad. End of Line comienza la segunda parte con un beat suave y ese característica estructura de las canciones de la banda, como un suave Around The World, mantiéndose fiel al sonido básico de sintetizadores Casio y ruidos de videojuego, que son una referencia obligada (una de tantas otras que tiene la película, tanto visual como narrativamente).

Derezzed, el sencillo con el que promocionaron la película, suena justo en una de las escenas más impresionantes de la película, con Daft Punk haciendo cameos como DJs del bar en donde un traicionero programa de computadora baila con su bastón mientras observa con éxtasis la furiosa lucha entre los bandos contrarios. Es la oportunidad para Guy-Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter de desatarse y conseguir una canción espectacular de las suyas.

Después vva aumentando la emoción y no faltan los grandilocuentes arreglos de cuerdas y vientos para lograr el clímax. Y para los créditos finales, Tron Legacy, también una fina pieza electrónica basada en el tema principal y con toda la fuerza que una conclusión así podría tener.

Lo más sorprendente es verlo en el cine y comprobar cómo el soundtrack funciona a la perfección junto con toda la propuesta visual del filme. Un buen disco que no defraudará ni a los fans de Daft Punk ni a los fieles del género de las bandas sonoras. Un merecido acompañamiento musical para revivir esta historia, clásica del cine y la ciencia ficción.

De la película, hablaremos otro día.






martes, 4 de enero de 2011

DURAN DURAN: Regreso a Rio.



No lo podía creer, pero no exageraban: All You Need Is Now, el décimotercer álbum de estudio de Duran Duran, es un regreso total a su primera etapa.

Como una sarcástica declaración de principios, hablan del aquí y ahora mientras vuelven a sus orígenes de forma que pocos se atreverían. Es como si Phil Collins regresara al rock progresivo o como si Depeche Mode de pronto dejara las guitarras y volviera a hacer música exclusivamente con sintetizadores. Es como traer el pasado al presente. Algo radical.

Es un disco que fácilmente hubieran podido componer hace 20 años. No sólo es comparable a Rio (1982), su segundo disco, sino también con Duran Duran (1981), su debut. La misma idea musical que dio origen a Girls On Film, Planet Earth, Careless Memories, Hungry Like TheWolf o Rio está definitavemte presente a lo largo de todo el disco. Ese sonido que los catapultó a la fama, esa mezcla de rock, pop, punk y música disco que les dio identidad.

Durante tres décadas no han dejado de trabajar, no han dejado de buscar permanecer vigentes, de alguna manera rejuvenecen una y otra vez y este disco lo prueba a la perfección.

Si en Red Carpet Massacre (2007) buscaron la producción de Timbaland para refrescar su propuesta, ahora se refugian en Mark Ronson, reconocido DJ y productor que ha trabajado con Kaiser Chiefs o Amy Winehouse y que en sus proyectos personales suele aplicar la fórmula de los músicos y cantantes invitados.

Una producción excelente y grandes colaboraciones, la combinación perfecta del estilo de Ronson y la experiencia de años en el estudio de Andy Rhodes y compañía.

Sin importar las comparaciones con Rio o cualquier otro disco de Duran Duran, es notoria una evolución de la banda, con su estilo clásico pero con nuevos sonidos.

La voz de Simon LeBon suena más segura y vuelve a frasear en la forma de antaño. Los coros vuelven a funcionar por capas superpuestas en esos tonos agudos. La batería de Roger Taylor vuelve a sonar artificial y exótica, con sus redobles y contratiempos acelerados.

No está Andy Taylor, que ha abandonado ya el grupo, pero las guitarras de Dominic Brown son una copia fiel del original; tienen exactamente ese lugar en el ritmo de la canción y no como solista, con esos rasgueos rápidos y melodías precisas, sin requintos ni solos.

All You Need Is Now está hecha al estilo de sus grandes sencillos, pop rock optimista y naive, potente y distorsionado. Blame The Machines, Being Followed, Girl Panic y Runaway Runaway tienen esa mezcla única de brit rock con electro pop y high energy características de los inicios de esta banda, su sello más personal.

En Safe, el bajo de John Taylor abre con energía funky y se une a la voz Blondie-esca de Ana Matronic (Scissor Sisters), perfecto para bailar, mientras que Leave A Light On es como un estilizado oasis de diseño.

The Man Who Stole A Leopard comienza con un beat electrónico y una atmósfera delicada que recuerda a The Chauffer. Luego sigue por el camino del R&B con la ayuda de Kelis y termina transformándose en una pieza poderosa, con un steady beat casi stoner y un toque dramático en la melodía, los sintetizadores y los arreglos de cuerdas.

Before The Rain cierra este disco con cierto aire marcial y nostálgico, casi épico, como aquel entrañable The Seventh Stranger.

Puede ser uno de sus mejores trabajos o una muestra de agotamiento. De cualquier forma, una arriesgada apuesta que me deja con la curiosidad de saber qué clase de árbol crecerá después de esta vuelta a las raíces.