martes, 23 de agosto de 2011

LOW: Llegando lento a lo más alto.




















Estos veteranos de la escena indie están de vuelta con su estilo lento, minimalista y profundo, como su propio nombre.

Admirados por Robert Plant, quien incluso grabó dos versiones del grupo (Monkey y Silver Ride) para su disco Band Of Joy, Low se ha ganado un lugar como banda de culto que ha limitado siempre su exposición en los circuitos comerciales y sin embargo ha tenido un tremendo éxito en su ya larga carrera.

C’Mon es el noveno disco de estudio de esta banda de Minnesota precursora del slowcore, un género del cual reniegan y sin embargo han colaborado a crear y definir como nadie.

Después de ensayar su lado más rockero en The Great Destroyer (2005) o coquetear con el pop y la electrónica con Drums And Guns (2007), vuelven a sus raíces, post rock, shoegaze y art rock mezclados de forma precisa, composiciones elegantes y una cuidadosa instrumentación que los elevan y nos llevan en su vuelo.

Editado por el sello Sub Pop y producido por Matt Beckley (Leona Lewis, Kate Perry, Ke$ha), es un disco que se desliza con suavidad creando atmósferas profundas, llenas de sensibilidad que jamás es cursi ni pretenciosa.

Las voces de Alan Sparhawk y Mimi Parker se turnan en los micrófonos y se complementan en los coros creando exquisitas armonías vocales emocionales e intimistas que hablan de honestidad, de mirarse a los ojos y conectar.

Un disco equilibrado en donde cada canción colabora en formar parte de un pasaje de sonidos llenos de matices y detalles.

Despiertan con fuerza en Try To Sleep y continúan la dulzura en You See Everything. Witches es más intensa y rítmica, casi progresiva, con una guitarra precisa y un peculiar estilo a la Bob Dylan en la interpretación.

Done se diluye tan rápido como un interludio, pero Especially Me es magnífico tema, un himno con influencias del folk gótico y de la música de los 60 que recuerda un poco a Lykke Li. Con $20 y Majesty Magic llegan a su punto más lento y atmosférico, mientras que Nightingale llena el espacio con una melodía con sorprendentes influencias jazz con la belleza y sencillez del pop.

Nothing But Heart comienza ruidosa y distorsonada y después se va desarrollando desde el minimalismo hasta llenar el espacio con un repetitivo y largo final. Something’s Turning Over es una balada con base en la guitarra rítmica que cierra de forma perfecta este trabajo.

Un excelente disco que no defraudará a sus seguidores y al mismo tiempo es una gran forma de que los conozca quien nunca los ha escuchado, pues en 15 años han madurado hasta convertirse en una mejor versión de ellos mismos.











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