martes, 29 de marzo de 2011

THE STROKES: Lejos de la vanguardia.























Después de que lanzaran tres discos en la primera mitad de la década pasada, The Strokes se habían mantenido lejos del estudio, al menos como banda.

Así que se trata del esperado cuarto disco de esta banda de Nueva York, una de las mejores bandas del indie rock de este siglo, que mantiene ese sonido crudo de garage y su estética post-punk y new wave diez años después de su exitoso debut Is This It (2001).

Como queriéndose reponer del descarrilamiento de su anterior First Impressions On Earth (2005), Angles muestra una gama mucho más variada de estilos, con influencias ochenteras que suenan ya un poco fuera de la vanguardia que el grupo alguna vez representara.

Julian Casablanca no estuvo presente durante las grabaciones, enviaba las voces y sus ideas para las canciones por email, un deliberado intento por quitarse protagonismo para forzar un proceso creativo en el que fuera la banda y no él quien tomara las decisiones acerca de los arreglos y detalles de las canciones.

El resultado es un disco fino y variado, pero sin cohesión y sin tanta espectacularidad. Recuperan un poco su fuerza y carisma y pierden también un poco el rumbo en lo musical, pero hay que reconocer que se arriesgaron a intentar caminos diferentes y experimentar, jugar y divertirse un poco.

Abre Machu Picchu, con un sonido de Men At Work que mezclado con esas guitarras termina sonando a Franz Ferdinand o Kaiser Chiefs. Two Kinds Of Happiness suena totalmente a The Cars con guitarras de The Edge y You’re So Right y Games tienen influencias de New Order o OMD.

Afortunadamente, en Under Cover Of Darkness o Taken For A Fool suenan más a ellos mismos, con ese toque de punk ligero con guitarras precisas y desenfadadas y melodías pegadizas.

Call Me Back es una delicia experimental, minimalista y sicodélica con unas armonías interesantes. Gratisfaction es otro gran tema de las que destacan por ese espíritu original que los llevó a la fama y Metabolism es oscura y delirante, en la pequeña linea divisoria entre una pequeña genialidad y un desproósito.

Cierran este trabajo de forma directa con Life Is Simple In the Moonlight, otra buena canción con una extraña herencia de The Who y el brit rock de los setenta pero a la manera de esta gran banda.

Tienen momentos intensos y canciones que seguro sonarán fantásticas en directo. Una muestra digna de un esperado regreso.











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