lunes, 19 de septiembre de 2011

CLAP YOUR HANDS SAY YEAH: Intensidad preciosista.




Después de un descanso, los exitosos chicos del “hágalo usted mismo” quiren reafirmar su madurez  con un ligero cambio de sonido.

Una de las primeras bandas en lograr notoriedad y difusión a través de Internet en lugar de los sellos convencionales, Clap Your Hands Say Yeah fue rápidamente alabada por los blogs hasta llegar a los medios como una de las mejores propuestas de su generación. Dos álbums después, el grupo se tomó un tiempo para realizar otros proyectos, pero la espera ha terminado y vuelven con Hysterical, su tercer LP.

Rock indie y alternativo que llama la atención por sus composiciones inusuales y su actitud artística e intelectual. Producido por John Congleton (The Paper Chase, St. Vincent, The Walkmen), se nota una evolución y un intento de encontrar nuevas formas musicales.

Lamentablemente, se echa de menos el ímpetu y la fuerza de sus primeros trabajos, su discurso es más directo y suenan rebuscados y preciosistas, con cierta influencia del dream pop y acercándose de cierta forma al folk experimental y al neo garage con actitud punk emo. Si alguna vez parecieron una versión actual de Talking Heads, ahora reflejan cierta influencia de grupos ingleses como Joy Division, The Cure o Pulp y el sonido de nuevas bandas americanas, en un rango que va de Animal Collective a The Pains Of  Being Pure At Heart.

Más melodiosos, menos distorsionados, con los sintetizadores y las guitarras abarcando todo el espacio, llenos de ruido, sonidos de orquesta electrónica y la voz excesivamente procesada. Buenas canciones que expanden sus horizontes con resultados cuestionables, al cambiar su crudeza por finura y enfocándose en la corrección y el estilo más que en la improvisación y la frescura.

Same Mistake, el primer sencillo, abre con la sopresa de una intensidad moderada, seguida por una descarga de tamborazos en Hysterical. Se ponen más dulces y ensoñadores en Misspent Youth y Maniac nos procura un poco de groove, mezcla de surf y el brit rock de los años 60.

En la parte media del álbum, Into Your Alien Arms, In A Motel, Yesterday, Never e Idiot combinan el romanticismo con la locura, pero sin decidirse por ningún extremo y caen en la monotonía, hasta llegar a la aburrida y melancólica Siesta (For Snake).

Afortunadamente, con Ketamine And Ecstasy vuelven a la magia del beat acelerado y el estilo extravagante de sus primeros trabajos, mientras que The Witness’s Dull Surprise retoma la complejidad interpretativa y su originalidad característica en sus arreglos.

Adams Plane es una pieza de 7 minutos y medio, una balada perfecta con un final delirante con piano, guitarras, trompetas y batería por todo lo alto, cerrando el disco de forma majestuosa, junto a tiempo para dejarnos con la impresión de que su propuesta original sigue ahí, debajo de sus ganas de sonar afinados.

Un buen álbum, que hay que escuchar varias veces para poder entender y valorar.











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