miércoles, 28 de septiembre de 2011

WILCO: Entre la tradición y la experimentación.



Esta banda de Chicago está de regreso de todo, con un trabajo a la altura de los mejores de su carrera.

The Whole Love es el octavo álbum en la carrera de Wilco, este grupo formado en 1994 que después de éxitos como el gran Yankee Hotel Foxtrot (2002) da una vuelta de tuerca a su propuesta y se siguen renovando.

Siempre alternativos, entre el rock indie y el country alternativo se disputan sus raíces para derivar en su estilo particular estilo de folk experimental basado en el talento en la composición de grandes temas.

A pesar de los cambios en su alineación, la mancuerna entre Jeff Tweedy y John Stirrat ha demostrado su consistencia a lo largo de los años, se nota una banda perfectamente acoplada que ofrece un sonido poderoso y cohesionado.

Una idea musical que va de Spoon a Yo La Tengo pasando por My Morning Jacket, con algunos altibajos pero siempre fieles a su discurso. La veteranía se hace notar desde la calidad en la interpretación y la producción hasta la conceptualización misma del album, grabado a través desu propio sello dBpm.

Entre el tradicionalismo y la experimentación, este disco es un gran regreso para este sexteto que sigue reinventándose y encontrando nuevas formas de componer grandes canciones variadas en forma y fondo.

Abren con Art Of Almost, una tremenda pieza de 7 minutos en la que van desarrollando una gran canción a lo largo de varios movimientos que van de lo ruidoso a lo armónico y de nuevo explota en un delirante final.

I Might, Dawned On Me o Born Alone tienen un estilo más suave y sureño, pop indie desenfadado y muy fino. Destaca Capitol City, una canción excelentemente producida que no transporta a paisajes beatlescos, al contrario de Whole Love, que aunque da título al disco se queda en el optimismo impostado.

Bajan el ritmo con Sunloathe, al igual que Black Moon, una pieza delicada y elegante como un reloj; Open Mind es una balada country o Red Rising Lung, reflexiva, profunda, con unos finos y precisos punteos de guitarra.

Despiertan de nuevo su lado rockero y energético con Standing O y cierran como empezaron con One Sunday Morning (Song for Jane Smiley's Boyfriend), un tema tan largo como el título, de 12 minutos de duración con ritmo medio, que despide el disco con elegancia y estilo.

Un gran álbum que mantiene vigente y muy en alto el nombre de estos que han sabido llegar muy lejos.











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