martes, 20 de septiembre de 2011

LADYTRON: Cruzando la atmósfera.




Con una larga carrera a sus espaldas, una de las bandas representantes del movimiento electropop del siglo 21 no deja de explorar nuevas alturas.

Tres años después de su anterior trabajo, Velocífero (2008), este cuarteto de Merseyside, Liverpool, regresa con su quinto álbum.

Ladytron es uno de los precursores del electropop de los años 2000, han remezclado a artistas como Dave Gahan, Bloc Party, Simian Mobile Disco o Soulwax. Una banda de culto que en lugar de dejarse seducir por la fuerza de la gavedad, se eleva y poco a poco se va consolidando en las listas de ventas y en el gusto del público general.

Contemporáneos de Goldfrapp e influenciadores de Crystal Caste, synthpop que fusiona la música electrónica con la estética new wave con un toque de oscuridad, drama y glamour con influencias de The Orb, Brian Eno y el krautrock.

En Gravity, The Seducer, logran darle una vuelta a su sonido y aún así consiguen sonar a ellos mismos, más atmosféricos, más pausados, con una gran producción y temas que rápidamente se vuelven entrañables, siguen construyendo su leyenda.

Abren de forma maravillosa, entre orgánica y etérea, con White Elephants; Mirage o Melting Ice aportan el sentimiento new wave, que White Gold se fusiona con influencias de Björk y en Ace Of Hz puede llegar a ser extremadamente cursi y comercial.

Sin embargo, Ritual impone el ritmo de forma instrumental y contundente y Moon Palace es una gran canción, oscura y llena de armonías, atmósferas y un beat seductor acompañando la voz de Mira Arroyo.

Altitude Blues continúa perfectamente con tecno instrumental y Ambulances baja el tempo, pero no la intensidad, para volver a conseguir un paisajes orquestales delicados, dramáticos y altamente estilizados.

Hacen un delicioso interludio, como un día de campo, en Transparent Days, que se continúa con 90 Degrees, una balada elegante que da paso a Aces High, que cierra el disco con un beat que se desvanece en una nota alta, como si se disolviera en un mar de cristales mágicos.

Un trabajo que desafía las leyes de Newton y nos invita a flotar en su universo.











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