El dúo de Hamburgo formado por "Jence" Moelle e "Isi" Tüfekçi vuelve a la carga con su segundo disco, dispuestos a ponernos a todos a bailar.
Digitalism es una de las bandas de la generación electrónica de este siglo que, junto con Justice, Simian Mobile Disco o Cut Copy, marcan la permanencia de la electrónica dentro en la cultura pop contemporánea.
Un punto medio entre el big beat y la escuela francesa, con su house y dance punk bailable; una combinación de Chemical Brothers y Daft Punk con influencias que van desde New Order hasta Groove Armada, sus temas originales y remixes han dado la vuelta al mundo.
I Love You, Dude son diez canciones perfectas para veranos soleados y noches sin fin, grabadas en formato comercial pensando en remixes y sets más largos que seguramente harán posteriormente, en sesiones especiales o en directo en sus conciertos.
Brillantes cuando repiten la fórmula ya conocida, también se atreven a experimentar, dando como resultado un trabajo que que suena más a una secuela de su anterior y exitoso debut Idealism (2007) que a un álbum que proponga una búsqueda o una evolución, pero funciona y es un disco muy disfrutable.
Stratosphere empieza atmosférica, llena de detalles con un steady beat y un groove sencillo y cadencioso que anuncia grandes momentos. 2 Hearts viene cantada, con unos teclados con influencias de OMD y los años 80, similar a Circles, que va en ese mismo camino electro-vocal synth pop.
En Blitz demuestran lo que han aprendido en la escuela, ese sonido tan característico de la electrónica francesa de los últimos años, mientras que en Forrest Gump, co-escrita con Julian Casablancas (The Strokes) se ponen eléctricos y se van por el camino new wave, con una lírica intrépida y un sonido más pop rock.
En Reeperbahn retoman la carretera del tecno, con un break beat contundente que de pronto se torna sorprendentemente oscuro y sicodélico para terminar de nuevo con toda la fuerza, que se continúa con Antibiotics, que se mete de lleno en el trance y recupera el ritmo hipnótico y bailable.
Hacen una pausa con Just Gazin, una bocanada de aire que se acerca al estilo de otra banda gala, Air, para dar paso a Miami Showdown, que abre con un recuerdo a Block Rockin Beats y se convierte en un tema un tanto machacón y repetitivo.
Cierran el disco con Encore, un gran tema en que le hacen un tributo a sus maestros y consiguen una pieza épica, de esas que se convierten en himnos de los festivales y las pistas de baile, cuyos 4:15 se quedan cortos y dan ganas de seguirlos escuchando y bailando hasta el amanecer.
Quizás el formato del EP en ocasiones sea más conveniente que lanzar un disco completo no tan bueno, pero en estos temas hay mucho más: la continuidad de una gran propuesta.
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