domingo, 23 de octubre de 2011

NOEL GALLAGHER: Elevándose por cuenta propia.



El otro célebre hermano del rock británico se anima a volar con sus propias alas y lanza su primer trabajo en solitario.

Desde hace muchos años, la tensión entre los hemanos más gamberros y conflictivos del rock británico tuvo más de un momento álgido, pero todo pasó de las palabras a los hechos cuando decidieron disolver Oasis en mitad de una gira en el 2009.

High Flying Birds es el nombre del primer proyecto solista de Noel Gallagher; el nombre está inspirado en Peter Green’s Fleetwood Mac y en la canción High Flying Birds de Jefferson Airplane. Un álbum en el que el artista regresa a la raíz de su propuesta y pretende dejar claro qué parte de las composiciones eran suyas y porqué la diferencia de caminos creativos con Liam (como si no lo supiéramos).

De entrada, es inevitable comparar el resultado de los esfuerzos de cada una de las partes. A diferencia de Beady Eye, que les hace falta la finura de las composiciones y arreglos de Noel, a Noel no le hace falta nada de Oasis para hacer por su cuenta lo mismo que hacía cuando estaba en el grupo.

Pero ante esta libertad creativa, Gallagher no hace más que volver a relucir su eterna debilidad entre Paul McCartney y Neil Young, combinando armonías beatlescas con influencias del rock folk americano de finales de los 60 y 70, con arreglos de piano, vientos y cuerdas al estilo del jazz blues sureño de Nueva Orleans.

Brit pop de alta calidad, aunque no deslumbrante. Hace años que la etiqueta de alternativo no aplica para este sonido y tampoco aporta nada nuevo: casi todos los temas suenan a descartes o canciones guardadas durante los años de Oasis. Una vuelta al origen que nos remite demasiado a los 90 y no llega a dejar claro cuál es su evolución y su propuesta, llegando por momentos a sonar como una especie de recopilación de lados B de su antigua banda. Eso sí, muy buenos.

Everybody’s On The Run abre de forma grandilocuente. Al igual que If I Had A Gun(I Wanna Live In A Dream In My) Record Machine, son de esas baladas de ritmo medio de las suyas, que tan naturalmente encuentran variaciones sobre el mismo tema para terminar siempre sonando gloriosas e inspiradoras al estilo de Champagne Supernova.

Dream On, The Death Of You And Me y Soldier Boys And Jesus Freaks tienen esa mezcla de folk con las conocidas armonías del brit pop. AKA... What A Life! sorprende con ritmo y teclados al estilo de Moby en una pieza que se acerca a la electrónica, mientras que AKA... Broken Arrow nos transporta a los 90, con ritmos sincopados y guitarra rítmica.

(Stranded On) The Wrong Beach es una gran pieza, con su beat insistente, arreglos de piano y un coro pegadizo y da paso a la magnífica Stop The Clocks, que pasa de lo conservador a un desplante de caóticos y deslumbrantes sonidos sicodélicos para cerrar el álbum con una cierta esperanza de que en el futuro pueda llegar una obra maestra de este músico que no sólo guste, sino que nos sorprenda de verdad.

Mientras tanto, este es un buen disco, desde luego indispensable en la colección de los seguidores del sonido brit pop.










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