El otro célebre hermano del rock británico
se anima a volar con sus propias alas y lanza su primer trabajo en solitario.
Desde hace muchos años, la tensión entre
los hemanos más gamberros y conflictivos del rock británico tuvo más de un
momento álgido, pero todo pasó de las palabras a los hechos cuando decidieron
disolver Oasis en mitad de una gira en el 2009.
High Flying Birds es el nombre del primer
proyecto solista de Noel Gallagher; el nombre está inspirado en Peter Green’s
Fleetwood Mac y en la canción High Flying Birds de Jefferson Airplane. Un álbum
en el que el artista regresa a la raíz de su propuesta y pretende dejar claro
qué parte de las composiciones eran suyas y porqué la diferencia de caminos creativos
con Liam (como si no lo supiéramos).
De entrada, es inevitable comparar el
resultado de los esfuerzos de cada una de las partes. A diferencia de Beady Eye, que les hace falta la finura de las composiciones y arreglos de Noel, a
Noel no le hace falta nada de Oasis para hacer por su cuenta lo mismo que hacía
cuando estaba en el grupo.
Pero ante esta libertad creativa, Gallagher
no hace más que volver a relucir su eterna debilidad entre Paul McCartney y
Neil Young, combinando armonías beatlescas con influencias del rock folk
americano de finales de los 60 y 70, con arreglos de piano, vientos y cuerdas
al estilo del jazz blues sureño de Nueva Orleans.
Brit pop de alta calidad, aunque no
deslumbrante. Hace años que la etiqueta de alternativo no aplica para este
sonido y tampoco aporta nada nuevo: casi todos los temas suenan a descartes o
canciones guardadas durante los años de Oasis. Una vuelta al origen que nos
remite demasiado a los 90 y no llega a dejar claro cuál es su evolución y su
propuesta, llegando por momentos a sonar como una especie de recopilación de
lados B de su antigua banda. Eso sí, muy buenos.
Everybody’s On The Run abre de forma
grandilocuente. Al igual que If I Had A Gun o (I Wanna Live In A Dream In My) Record Machine, son de esas
baladas de ritmo medio de las suyas, que tan naturalmente encuentran
variaciones sobre el mismo tema para terminar siempre sonando gloriosas e
inspiradoras al estilo de Champagne Supernova.
Dream On, The Death Of You And Me y Soldier
Boys And Jesus Freaks tienen esa mezcla de folk con las conocidas armonías del
brit pop. AKA... What A Life! sorprende con ritmo y teclados al estilo
de Moby en una pieza que se acerca a la electrónica, mientras que AKA... Broken
Arrow nos transporta a los 90, con ritmos sincopados y guitarra rítmica.
(Stranded On) The Wrong Beach es una gran
pieza, con su beat insistente, arreglos de piano y un coro pegadizo y da paso a
la magnífica Stop The Clocks, que pasa de lo conservador a un desplante de
caóticos y deslumbrantes sonidos sicodélicos para cerrar el álbum con una
cierta esperanza de que en el futuro pueda llegar una obra maestra de este
músico que no sólo guste, sino que nos sorprenda de verdad.
Mientras tanto, este es un buen disco,
desde luego indispensable en la colección de los seguidores del sonido brit
pop.
http://bit.ly/ouaPTI
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