martes, 25 de octubre de 2011

FLORENCE + THE MACHINE: Intensidad y romanticismo épico.




Una de las nuevas divas del rock regresa para demostrar que tiene talento de sobra para mantenerse mucho tiempo en la cumbre.

Después de su multipremiado primer álbum, de su colaboración con Fat Boy Slim y David Byrne, de su participación en el disco tributo a Buddy Holly y de haber prestado su música para una gran cantidad de series y anuncios comerciales, Florence Welsh nos sorprende con una gran continuación de su debut.

Ceremonials es el segundo disco de esta cantante y compositora inglesa, que ha sido una de las propuestas más importantes dentro de una generación de nuevas voces femeninas como Feist, Adele o Zola Jesus. Con una imponente presencia, una gran sensibilidad y una firme disposición por la teatralidad, en tan solo unos años Florence & The Machine se ha ganado el respeto y la admiración de todo el mundo.

Es evidente la herencia de cantantes del Reino Unido como Stevie Nicks, Bonnie Tyler, Kate Bush, Tori Amos o PJ Harvey, aunque, desde luego, nadie pone en duda su portentosa voz, su magnética personalidad y el original estilo musical que la distingue.

Una fusión muy interesante de sonidos e influencias que van del folk al dubstep con actitud indie y estética barroca. Un poco más pop y menos soul que su primer trabajo, cada canción tiene esa misma temática fantástica, apasionada y romántica que le caracterizan, junto con una admirable complejidad en las composiciones y arreglos y una producción inmaculada.

Comienza con estilo dream pop en Only If For A Night. Shake It Out despierta los tambores y la intensidad que en What The Water Gave Me se desborda con toda la energía. Never Let Me Go una estupenda balada, sensible y elegante y Breaking Down vuelve al ritmo, esta vez un poco más pop.

Despierta de nuevo con toda la potencia, la pasión y la fuerza de Lover To Lover. No Light, No Light tiene toda esa energía que en Seven Devils se llena de oscuridad y llega a niveles apoteósicos, místicos e intensos. Heartlines y Spectrum vuleven al sonido frenético de los tambores y los coros, mientras que All This And Heaven Too es más optimista, con un beat que nos lleva hacia adelante con armonías brillantes.

Leave My Body es casi una plegaria de excorsismo contra el mal de amores que termina cuando el espíritu sale del cuerpo y se eleva entre sonidos digitales para cerrar el disco y dejarnos asombrados de lo que acabamos de escuchar y con ganas de oir más.

Y aún hay más. La versión de lujo tiene tres canciones extra: Remain Nameless, Strangeness And Calm o Bedroom Hymns, que son excelentes lados B, y por si fuera poco trae además las versiones acústicas de los temas Heartlines, Shake It Out y Breaking Down y los demos de What Water Gave Me y Landscape.

Un enorme disco de una joven leyenda que sin duda todos deberían escuchar.











Y como postre y complemento, va una entrevista exclusiva para Yoox.com, en la que Florence habla de cuál fue el primer disco que se compró, qué canción le hubiera gustado componer y la importancia de sus sueños y pesadillas en su música.




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