Hay música que simplemente nos transporta a otras latitudes y es capaz de cambiar el clima con su sonido.
Este es el caso de The Past, The Present And The Possible, el sexto disco de Tahiti 80, esta banda francesa que desde hace más de 10 años logra ese electro pop suave y ensoñador que les caracteriza, mucho antes que el dream pop apareciera, rock indie del viejo continente, refinado, preciso y con buen gusto.
Quizás nunca han tenido un hit como sus paisanos Phoenix, quizás tampoco les interesa variar su estilo para alcanzar la fama mundial, pero sin duda es una banda de mucha calidad que ha sobrevivido diferentes etapas y momentos de cambio y siguen haciendo buena música.
Guitarras y sintetizadores sobre una interesante base rítmica llena de percusiones y detalles sonoros que logran siempre llevar al que los escucha a ese lugar en donde es imposible no mover los pies.
Una voz lánguida pero con mucho estilo, coros y armonías que siempre consiguen refrescantes atmósferas de brisa tropical, con influencias de los 90 pero con la producción y la actitud propia del indie de este siglo.
Música madura y sofisticada para disfrutar tanto del chill out como de las melodías pegadizas y los ritmos bailables.
Abren con Defender, que de forma sutil va transformándose en una intensidad sicodélica, pero de inmediato Darlin’ y Want Some? muestran sus logradas melodías, interpretadas con una fuerza moderada pero siempre y Gate 33 podría ser su tema más pop y comercial.
Easy muestra su lado más delicado, casi minimalista, con un bajo exquisito y un upbeat constante que nos lleva de la mano a días soleados y risas junto al mar, quizás un poco cursi pero siempre finos y The Past, The Present And The Possible es una pieza en dos partes, la primera es un oasis vocal, etérea y atmosférica, que da paso a una segunda parte que es una deliciosa balada rítmica.
Pero no todo son apacibles baladas, Nightmares comienza con ese aire oscuro y miterioso de los sueños y termina bailando sobre guitarras funky y en Solitary Bizness, Rain Steam Speed y Crack Up descubren su lado más rítmico, electrónico y bailable, para terminar nuevamente melodiosos con 4AM, con guitarra acústica y sintetizadores que recrean un paisaje marino al amanecer.
Un disco muy disfrutable para relajarse el fin de semana, que va creciendo y tomando ritmo conforme va avanzando, como un día perfecto en la playa.
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