Esta banda de Brighton da buenas muestras de continuidad con su tercer disco, en el que logran dar un paso más en la búsqueda de su identidad.
Constantemente comparados con Razorlight o Artctic Monkeys, por su estilo retro e influencia de bandas como The Beatles, The Kinks u Oasis, de entre la generación de bandas de la década pasada, The Kooks ha ido haciéndose una reputación con base en su dedicación en los ensayos y su pronto ascenso en las listas de popularidad.
Con Junk Of The Heart, su tercer disco, parece que la banda intenta dar un paso adelante y llevar al grupo a una nueva coherencia su propuesta de rock indie y alternativo con una gran influencia del pop británico de los sesenta, el nu-rave y el rock alternativo americano. Una mezcla que durante tres discos ha dado buenos resultados.
La producción a cargo de Tony Hoffer (Supergrass, The Fratellis y Phoenix) combinada con el estilo de la banda por momentos hace recordar a The Charlatans, Kaiser Chiefs o Cold War Kids, lo cual debe ser leído como un cumplido, porque logran por momentos apartarse de la estética vintage sin dejar de sonar britpop y son sus momentos más interesantes y disfrutables.
Las letras nunca llegan a profundizar realmente, una ligereza de temas que quizá sea una virtud. Buenas composiciones, en las que destacan el virtuosismo en las guitarras y el ingenio en la producción, y otras sin mucho filo. Da la impresión de que aún no han alcanzado su madurez musical. Un grupo joven que aún busca su obra maestra, sin embargo, no deja de haber buenos temas en el disco.
Abren felizmente y con mucho ritmo con con aires sesenteros en Junk Of The Heart (Happy); pop rock, piano y mucha fuerza en How’d You Like That y de nuevo un aire vintage en Rosie, con su melodía al estilo mediterráneo y sus explosivos coros.
Talking Pictures Of You es una buena balada de ritmo medio y con unas excelentes guitarras, Fuck The World Off no podía ser menos que un gran blues rock, directo, con un groove exquisito y mucha actitud y Runaway es una canción interesante, invocando esta vez al nu-rave y el synthpop, una vez más con las guitarras a todo lo que da y una gran producción.
Is It Me, el primer sencillo, vuelve al pop bailable, hasta caer en la fórmula más comercial en Killing Me. Petulia rescata un poco el ambiente, bajando el ritmo, dejando a las guitarras hablar y Eskimo Kiss regresa a los sonidos beatlescos, optimistas e ingenuos como una adolescente enamorada.
Mr. Nice Guy llega con mucho ritmo y recuerdos de Bowie (de quien tomaron el nombre de la banda), para cerrar el disco con la advertencia de que se acabó lo de ser buenos. Esperemos que se lo tomen en serio.
Un disco que no aburre, tiene la virtud de lo breve y merece más de dos escuchadas para ser apreciado.