miércoles, 5 de enero de 2011

DAFT PUNK: Hay un Disneyland en París.




Siempre me ha parecido que los soundtracks se comercializan como un daño colateral, una especie de sobrante que sólo algunos aprecian.

Emparentados con la música clásica, me resultan generalmente aburridos, a menos de que la película sea tan buena que entonces lo que escucho se convierte en un recuerdo de lo que vi. Aún así, en numerosas ocasiones, han habido soundtracks tan buenos que merecen un lugar propio como obra artística.

Ahora, Disney recobra a Tron, un personaje propio y un filme clásico de la ciencia ficción y para poner música a este legado recluta, nada más y nada menos, que a Daft Punk.

Por supuesto, nadie mejor que los franceses. Artísticamente, deben toda su estética a los videojuegos, las computadoras y la ciencia ficción, con sus cascos de robot y su discurso futurista. Comercialmente, el hecho de que sea un famoso grupo de música electrónica es un gran reclamo publicitario que va perfectamente de la mano con la imagen de la película. Y, finalmente, hay un Disneyland en París.

Ya antes han habido casos exitosos de bandas de rock trabajando en películas de ciencia ficción, como es el caso de Blade Runner, con música de Vangelis, en películas de superhéroes como Flash Gordon, de Queen, y en películas fantásticas para un público más joven, como Laberinto, con música de David Bowie. En cuanto a la música electrónica, Massive Attack logró excelentes trabajos en The Jackal y Danny The Dog.

La banda sonora del Tron original (1982) fue realizada por Wendy Carlos, en aquel entonces un pionero de la música electrónica que había trabajado anteriormente en A Clockwork Orange y The Shining. Carlos mezcló el sonido de los moogs y los sintetizadores digitales con fragmentos interpretados por la Orquesta Filarmónica de Londres. El soundtrack se completaba con dos temas de Journey: Only Solutions y 1990’s Theme.

Daft Punk recupera este espíritu, mezclando su extraordinario talento como sampleadores para rescatar partes de la original y hacerlos propios con su particular talento en la producción y completar la interpretación con una orquesta de 52 músicos y dos canciones: Separate Ways, de Journey, y Sweet Dreams, de Eurythmics.

En realidad es una banda sonora típica como tal (cosa que en algún momento fue un tema de discusión entre la banda y la productora de la película), con su tema principal que se repite a lo largo de la película y sus movimientos según el desarrollo de la historia.

La primera parte es suave y hermosa, junto con algunos otros momentos de suspenso e intensidad. End of Line comienza la segunda parte con un beat suave y ese característica estructura de las canciones de la banda, como un suave Around The World, mantiéndose fiel al sonido básico de sintetizadores Casio y ruidos de videojuego, que son una referencia obligada (una de tantas otras que tiene la película, tanto visual como narrativamente).

Derezzed, el sencillo con el que promocionaron la película, suena justo en una de las escenas más impresionantes de la película, con Daft Punk haciendo cameos como DJs del bar en donde un traicionero programa de computadora baila con su bastón mientras observa con éxtasis la furiosa lucha entre los bandos contrarios. Es la oportunidad para Guy-Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter de desatarse y conseguir una canción espectacular de las suyas.

Después vva aumentando la emoción y no faltan los grandilocuentes arreglos de cuerdas y vientos para lograr el clímax. Y para los créditos finales, Tron Legacy, también una fina pieza electrónica basada en el tema principal y con toda la fuerza que una conclusión así podría tener.

Lo más sorprendente es verlo en el cine y comprobar cómo el soundtrack funciona a la perfección junto con toda la propuesta visual del filme. Un buen disco que no defraudará ni a los fans de Daft Punk ni a los fieles del género de las bandas sonoras. Un merecido acompañamiento musical para revivir esta historia, clásica del cine y la ciencia ficción.

De la película, hablaremos otro día.






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