No entiendo porqué. Quizás por sobresaturación, quizás por simple casualidad. Escuché los nombres, pero por algún motivo incomprensible no escuché su música.
Recuperando algunos discos que figuraron en varias de las listas de lo mejor del año pasado, en estos días he estado disfrutando de estos álbumes que, sin lugar a dudas, podrían haber estado en mi propio conteo de los 40+1 discos del 2010.
Así que para este domingo relajado y soleado, van tres canciones de tres discos de tres bandas que me hacen recordar que, por mucha música que uno escuche, siempre habrá un sonido nuevo que nos puede sorprender en cualquier momento.
1. RATATAT, LP4
El cuarto de estudio de este dúo de Nueva York simplemente no tiene desperdicio.
Evan Mast en los sintetizadores, el bajo y la producción y Mike Stroud en la guitarra eléctrica logran un sonido sorprendente, esta vez con fuerte influencia de la música electrónica de la escuela francesa, con ese sonido cercano a Justice o Daft Punk, pero con esa actitud indie desenfadada que los hace entrañables.
Electro pop fino y sin ataduras, el disco ensaya con diferentes géneros que intenta integrar con detalles sonoros exquisitos, interludios oportunos y sampleos de voces que enmarcan algunos temas de esta producción.
Neckbrace resume el brillo y la sencillez de sus composiciones, junto con ese ritmo y refinamiento en la producción que los hacen absolutamente disfrutables, escuchables o bailables.
Simplemente un disco imprescindible de una banda que no hay que perder de vista.
2. BEACH HOUSE, TEEN DREAM
Otro dúo, ella francesa y él de Baltimore, lanzan su tercer trabajo bajo el sello Sub Pop.
Indie fino y melódico, pop atmosférico, ambiental y lo-fi. La voz de Victoria Legrand ha sido comparada con Nico, mientras que las guitarras y sintetizadores de Alex Scally consiguen esa atmósfera stoner y shoegaze que no deja de ser sicodélica y profunda.
Bajo la producción de Chris Coady (TV On The Radio, Blonde Redhead), Teen Dream es una especie de cruce entre Sigur Ros con MGMT, un álbum sofisticado, casi intelectual, impregnado de principio a fin de una sensibilidad exquisita delicada y compleja.
Norway no es la excepción, con sus coros y detalles sonoros que expresan una emotividad muy particular.
Sueños de adolescencia surreal e introspectiva en paisajes llenos de sol y el sonido del mar.
3. THE WALKMEN, LISBON
Cinco músicos de Washington instalados en Nueva York que perseveran en su intento de estar a la altura de su propia propuesta.
Todavía ntentando recuperarse de su hit “The Rat”, del 2004, reúnen once tracks seleccionados de 28 que escribieron para construir este disco con nombre de capital europea que sabe a invierno y emotiva nostalgia.
Con su sonido indie que va de lo folk a lo rockero, de Bob Dylan a Tom Petty, con aires de música surf y del rock de los años 50, con detalles grandilocuentes en los arreglos importados de todas partes, desde el brass hasta el pop británico.
Angela Surf City es una pieza que reúne todas estas referencias, en la onda de grupos como Glasvegas, Vampire Weekend, The Decemberists, o Arcade Fire, con toda la actitud y la finura que les caracteriza.
Música emocional y reflexiva, melancólica pero nunca depresiva, capaz de transportarnos en el tiempo y el espacio a un lugar cálido en día de invierno.
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