1. THE BRIAN JONESTOWN MASSACRE, WHO KILLED SGT. PEPPER?
Mi disco favorito del 2010 fue una recomendación de mi querida amiga Madela, con quien tengo el honor de compartir podcasts y discusiones musicales en De Acuerdo en el Desacuerdo en Dixo.com. Y a pesar de todas nuestras diferencias, coincidimos en que este trabajo de The Brian Jonestown Massacre se encuentra entre los mejores álbumes de este año.
Esta banda de San Francisco, California, es en realidad un proyecto lidereado por Anton Newcombe. Un colectivo de músicos que cambia constantemente de elementos con cada trabajo, pero que ha conseguido ir acumulando una carrera en la que se mantienen productivos, más allá del “indie” como etiqueta, en la verdadera independencia como actitud.
Who Killed Sgt. Pepper? es un disco para ser escuchado de principio a fin. Sería justo compararlos con algunos álbumes de rock progresivo de los 70 y 80, en esa búsqueda de una obra que valga en su totalidad y no solamente por medio de sencillos o canciones sueltas recolectadas, aunque por separado también cada una de las composiciones son piezas bien realizadas que funcionan perfectamente por si mismas.
Experimental y conceptual, rockero y sicodélico, capaz de llevarnos a un intenso viaje mágico y musical por mundos diferentes, siempre estimulantes, siempre llenos de imaginación.
A lo largo del disco, el ensamble de sonidos instrumentales se mezcla con voces distorsionadas con efectos. Una producción que me hace pensar en los discos de UNKLE, o en aquel Dead Elvis, de Death In Vegas, de 1997, que sin duda también fue uno de los mejores discos de aquel año.
Abren este trabajo con una iluminación, Tempo 116.7, alcanzando peligrosos niveles de claridad mental al momento de unir las atmósferas árabes e hindúes con un buen beat electrónico, pero no pierden tiempo para ponerse rockeros con un sucio ritmo y guitarras distorsonadas Tunger Hnifur hasta llegar a Let’s Go F*****g Mental una canción de ritualista desmadre, cantos que machacan con el ritmo repetitivo de influencias hip hop.
White Music, es el primer interludio, un momento etéreo e ineludiblemente hipnótico, como para prepararnos para lo que sigue, una meditación para alcanzar el estado mental correcto.
Entonces se lanzan con This Is The First Of Your Last Warning ritmos con influencia funk, con un bajo cadencioso que nos lleva hacia adelante, siempre hacia adelante, hasta que nos alcanza esa voz se sirena nórdica de Unnur Andrea Einarsdottir, que nos canta en islandés con su voz distorsionada, provocadora y sensual.
Entra This Is The One Thing We Didn’t Want To Happen y suenan los tambores y los sintetizadores cargan con una especie de ataque epiléptico con sabor a Joy Division. The One continúa la marcha con el ímpetu de un automóvil que se mueve por el desierto, con esos coros que suenan como si el viento cantara a los oídos sordos por el camino.
Someplace Else Unknown regresa a los break beats insistentes y ese sabor a fusión de músicas del mundo. De pronto hace un cambio rumbo a otras geografías y en Detka! Detka! Detka! juegan con armonías asiáticas y un desenfadado estilo folk. Super F****d retoma con paciencia el ritmo y lo lleva a los terrenos oníricos propios de algunos momentos de los Stone Roses.
En Our Time parecen quedarse clavados en las texturas, pero meten el acelerador de nuevoen Feel It, esta vez con influencia de los sonidos que llevaron de la músca disco y el high energy a la música electrónica y del rock al punk.
El final del disco es Felt Tipped Pictures of UFOs, una increíble pieza ambiental que figura la voz de John Lennon, demostrando que al final los Beatles y los Stones tampoco estaban tan lejanos cuando se trataba de colocarse en dimensiones elevadas y hacer música diferente y que rompiera esquemas.
Un disco de aquellos que vale la pena tener a la mano porque nunca se acaba, una obra redonda, de esas que jamás pasan de moda porque se encuentran mucho más allá de la moda.
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