Esta banda de Reykjavik, Islandia, no deja de trabajar y experimentar en el mundo de la música electrónica conceptual y bailable.
Más de 10 años después de sus memorables Polydistortion (1997) y This Is Normal (1999) con que se dieron a conocer, GusGus lanza su octavo disco, el segundo que graban bajo el sello alemán Kompakt después de dejar 4AD.
El nombre del grupo viene de una película de Rainer Fassbinder, ya que originalmente se trata de un colectivo multimedia que une la música bailable con las artes visuales, con cortmetrajes hechos por los miembros de la banda.
Con una alineación que mantiene a Stephan Stephensen (President Bongo) y Birgir Pórarinsson (Biggi Veira) con Daniel Ágúst Haraldsson, la sensual voz de Urður Hákonardóttir e invitados, este trabajo sólo tiene algunas referencias lejanas a los sonidos de Medio Oriente.
Dance pop, loops y ritmos programados mezclados con sonidos experimentales; tecno, house y soul urbano al estilo de Massive Attack, Robert Miles o Faithless. Un disco más tradicional en su formato y decididamente bailable que suena a los raves de mediados de los años 2000, con una gran calidad, eso sí, y una producción del siglo 21.
Abren con ambient con Selfloss, que termina con un banjo y un acordeón que se funden con el trance en Be With Me, con la voz una voz soul cálida y un beat que va subiendo y comienza a cobrar fuerza y ritmo con Deep Inside.
Over y Arabian Horse continúan por el camino del house con voz femenina, mientras que en Within You la voz masculina es la que canta. Magnified Love es un trance hipnótico con un beat irresistible lleno de detalles y sonidos y una melodía bluesera al estilo de Boy George y continúan imparables con la oscura y deliciosa Changes Come y When Your Lover’s Gone.
Siempre fieles a sus conceptos creativos, Benched retoma cierto sonido propio y original, 8 minutos de un house ambiental para cerrar el disco como comenzó: ambiental y experimental, seductor y profundo.
Un disco cálido como el sol y lleno de ritmo como las noches del verano de parte de esta banda de la isal del hielo. Puedes escucharlo completo en el sitio de la banda en Kompact.FM.
Un músico de Georgia que comenzó grabando música en su habitación se presenta y de pronto surge una nueva etiqueta: el chillwave.
Ernest Green es el hombre detrás de este proyecto musical que hace su debut con este álbum que ha llamado la atención de los DJ’s y amantes de la electrónica hasta ocupar altísimos niveles de popularidad en Estados Unidos y el Reino Unido.
Synthpop fashionista con espítiru indie, loops y sampleos con aire romántico que hacen sonar el chillwave como una curiosa unión del chill out con el new wave.
Disfruta un poco del hype de Hurts o Neon Indian, una especie de revival del new wave de los 80, desde Duran Duran a Brian Ferry y de OMD hasta Underworld, una mezcla entre la estética de Patrick Nagel con los raves de Ibiza en los 90.
Ben Allen (Animal Collective, Gnarls Barkley) hace un magnífico trabajo en la producción y además enriquece con bajo, guitarra y percusión los sintetizadores, los ritmos programados y la voz de Greene.
Composiciones preciosistas, ambientales, teniendo siempre las bases y el teclado como eje central, creando paisajes glamorosos, brillantes y estilizados.
Los arreglos de piano, chelo y batería terminan de construir este trabajo en el que cada canción es como un pequeño catálogo de estilos retro revitalizados con el sonido seudo sicodélico del dream pop.
Eyes Be Closed, Echoes y You And I son piezas etéreas, con románticas, oscuras e hipnóticas armonías; Soft y Far Away tienen refinamiento y un beat más inclinado al dance mientras que Before debe más al hip hop.
Amor Fati viene diseñada con más ritmo y una melodía pegajosa propia de un hit de... hace 20 años. En cambio, Within And Without tiene una cadencia steadybeat y un groove frágil que se va difuminando hasta llegar a A Dedication, una pieza orgánica y delicada que cierra el disco en un suspiro.
Música excelente para relajarse y dejarse llevar por atmósferas de seda y y bases electrónicas.
Para terminar de entender esta propuesta, al final del post podrás escuchar la versión del clásico "Wicked Game" de Chris Isaak, que Washed Out grabó en vivo como parte de las Sirius XMU Sessions en Nueva York.
Mucho antes de que se abriera el camino para el pop sicodélico, Portugal. The Man ya estaba haciendo música de mucha calidad.
Estos prolíficos músicos de Alaska radicados en Portland no bajan el ritmo de trabajo. In The Mountain In The Cloud es el título de su séptimo disco en siete años de carrera y el primero que graban con una gran disquera internacional.
Rock sicodélico, progresivo y folk, con una estética glam que es a la vez indie, pop y artística, con influencias de David Bowie (desde Space Oddity hasta All The Young Dudes) y Marc Bolan (T. Rex), consiguen siempre piezas refinadas que evocan amplios paisajes coloridos.
Producido por la propia banda junto con su colaborador acostumbrado Casey Bates y la supervisión de John Hill (Santigold, M.I.A., Shakira), en comparación con sus trabajos anteriores el disco tiene un sonido más “domesticado” para el público global al estilo de MGMT.
Sin embargo, son unos verdaderos hippies en plena era cibernética, con canciones tienen títulos kilométricos y arreglos que incluyen ritmos electrónicos, violines y trompetas para conseguir uno de sus mejores trabajos.
Abren de forma sencilla y elegante con So American, un excelente tema que mezcla dosis perfectas de ritmo y melodía; All Your Light (Times Like These) se desliza con ritmos progresivos y Share With Me The Sun tiene un espíritu más pop.
Vuelan por la sicodelia con temas como Floating (Time Isn`t Working On My Side) y Head Is a Flame (Cool With It) y vuelven a la tierra del folk con Got It All (This Can’t Be Living now) o Once Was One.
En sus mejores momentos, Senseless tiene un aire épico, casi dramático, mientras que You Carried Us (Share With Me The Sun) es un himno que llega a la cumbre del éxtasis con Everything You See (Kids Count Hallelujahs).
Cierran con la estupenda Sleep Forever, por mucho la mejor canción del disco, con una melodía y una estructura impecables que nos dejan a todos con la curiosidad de cómo va a continuar esta historia de talento y buena música.
La primera aparición de esta banda ante el gran público que augura un merecido ascenso para este grupo tan trabajador. Y además, son generosos: puedes escuchar en streaming el álbum completo en su sitio oficial.
Es casi imposible escuchar toda la música nueva y a veces hay que dejar pasar un tiempo para considerar adecuadamente el trabajo de una banda independiente. Sin embargo, es bueno no dejar pasar las propuestas que se van estableciendo en el paisaje de la música popular contemporánea.
Para refrescar el verano, cinco de los mejores discos del indie de lo que va del año (diciembre a julio).
Si quieres ver la segunda parte que completa el conteo (agosto a noviembre), haz clic aquí.
WILD BEASTS, SMOTHER
Música alternativa con estética electrónica se quedarían cortos para describir el tercer álbum de este cuarteto de Kendal, Inglaterra.
Synth pop con escencia indie, dream pop con actitud artística, dubstep que mezcla la electrónica con instrumentos eléctricos para crear música ensoñadora que nos transporta a paisajes emocionales únicos y llenos de detalles sonoros. Un sorprendente despliegue de sensibilidad y virtuosismo en las composiciones, con influencias de Brian Eno, Spandau Ballet o Jay Jay Johanson en una onda electrónica y minimalista con una impresionante voz de crooner moderno. Logran crear una atmósfera de dubstep ambient y downtempo, finas melodías con un groove irresistible y un grandioso final de siete minutos.
Uno de los mejores discos de lo que va del año, lleno de talento musical y sensibilidad.
tUnE-YaRdS, W H O K I L L
Una de las bandas más sorprendentes y creativas no sólo de este año, sino quizás de la nueva generación de músicos.
Desde Conneticut y radicada en Oakland, la enigmática apariencia y el cerebro creativo de la genial Merril Garbus (Sister Suvi) se complementa con Nate Brenner (Beep) en una mezcla de la voz de Janis Joplin y la estética de Jack White con influencias de Pixies, Björk, Peaches y Vampire Weekend que dan un resultado único y original. Música inclasificable, rock pop experimental con actitud punk que se mezcla con ritmos africanos, minimalista y sicodéilico, con una instrumentación y un estilo inusual con base en la voz, la percusión, el bajo y los sintetizadores que de pronto son acompañados por un ukulele o un saxofón. Con su raíz en el afro pop, tienen sonidos de soul, swing y hip hop, baladas narcóticas, increíbles pieza de synthpop vocal temas de blues delicados como una canción de cuna.
Una propuesta realmente fresca, diferente y divertida que no pueden dejar de escuchar.
METRONOMY, THE ENGLISH RIVIERA
Si quisieran imaginar un verano mediterráneo pero en Gran Bretaña, este sería el soundtrack perfecto.
Estos ingleses de Devon llevan más de 10 años haciendo su particular fusión de electropop con rock expermental, han remezclado a bandas como Gorillaz, Franz Ferdinand, Air, Ladytron o Lykke Li y su tercer disco es apenas el primero que producen en un estudio. Con la estética de la música que se escuchaba en la riviera francesa y mediterránea en los años 70, el rock pop de los 80 y la música electrónica contemporánea, con influencias que van de Stereolab a Daft Punk, es un álbum lleno de buenas canciones con un sonido expandido, no tan electrónico y más rock que cuenta con voces e instrumentos invitados, enriqueciendo sus temas con arreglos frescos y precisos. Tienen una buena dosis de guitarras con esa finura del indie europeo, melodioso y con un beat irresistible, new wave, glam, krautrock y latin jazz y el toque electrónico y bailable.
Otra buena muestra de la buena salud del indie y un excelente disco para el verano.
MANCHESTER ORCHESTRA, SIMPLE MATH
Esta banda de Atlanta, Georgia, lanza su tercer álbum, un disco coneptual acerca de las experiencias y reflexiones de Andy Hull, su creador.
A pesar de que el nombre del grupo hace referencia a la herencia de los músicos del sonido Mad-chester, no pueden negar sus influencias del folk y el rock sureño al estilo de Neil Young, un poco en la línea de Elbow, combinando el más puro estilo indie con la fuerza del grunge y el rock alternativo norteamericano. Con una producción y arreglos que incluyen secciones de cuerdas y un coro de escuela, el disco comienza con tranquilidad y va cobrando fuerza, con canciones poderosas que se mezclan con baladas inteligentes. Una contundencia rockera sorprendente que puede ser distorsionada y ruidosa, rítmica y optimista o emotiva y elegante.
Un gran ejemplo de las aparentemente infinitas posibilidades creativas rock hecho con guitarras que es sin duda interesante y muy disfrutable.
FOSTER THE PEOPLE, TORCHES
El disco debut de este trío de Los Ángeles, California, ha traído consigo una oleada de buenas críticas y entrega total.
La banda de Mark Foster hace su aparición con todo el espíritu del indie haciendo rock pop con sintetizadores y guitarras, una mezcla de electropop y sicodelia con la estética de los 80 y 90, el sonido de The Dandy Warhols o New Radicals en la onda de Cut Copy, Scissor Sisters y, sobre todo, MGMT. Jingles extendidos, tonadas recordables, ritmos pegajosos y una actitud desenfadada y dispuesta a divertirse, con gran finura en las composiciones, los arreglos, la instrumentación y la interpretación y con un sorprendente ritmo. Clásicos instantáneos, canciones con mucho ritmo y energía, aunque a veces sobreproducidos pero siempre alegres y optimistas, perfectos para no dejar de bailar.
Uno de esos discos memorables que se puede escuchar alegremente hasta el hartazgo (y seguramente así será).
Esta banda de Southend regresa con otra mutación de su música, siempre estilizada y llena de detalles y referencias que saben combinar a a perfección.
Continuando con el éxito de su anterior Primary Colours (2009), The Horrors está de vuelta con su tercer álbum en seis años de carrera en constante ascenso.
Combinando el post punk con estética gótica, shoegaze y garage con actitud romántica, han sabido hacer de cada producción una aventura diferente, lo cual ha sido recibido por algunos con agrado y por otros con desaprobación, pero sin duda han sorprendido a todos.
En esta ocasión se acercan al brit pop, al new wave, al syth pop y al art rock más alternativo de los 80, pero sin pretensiones, con registros muy diversos entre sí, que nos recuerdan a The Cure, The Cramps, Joy Division, The Jesus And Mary Chain, Simple Minds, A Flock Of Seagulls, Psychedelic Furs o Echo And The Bunnymen.
Lo extraordinario es que con todas estas influencias han logrado un estilo propio y quizás sea precisamente por esta actitud erudita y su tremenda facilidad para reinterpretar sin vergüenza estos sonidos que no han dejado a nadie indiferente.
Con un look extravagante y una personalidad bien definida, en Skying parecen proyectarse aún más alto, logrando una producción muy bien realizada que suena igualmente rítmica, oscura y contundente, preciosista y visceral, con una instrumentación bien orquestada, que cautiva y nos hace querer escuchar de nuevo cada una de las canciones del disco.
Changing In The Rain abre con un espíritu optimista, You Said con un aire reflexivo y una atmósfera que nos envuelve, pero I Can See Through You comienza a cobrar fuerza con guitarras distorsionadas y sintetizadores.
Endless Blue comienza con aires retro y de pronto se convierte en una pieza de punk directo al más puro estilo de Iggy Pop y Dive In experimenta con sonidos sicodélicos para dar paso a Still Life, el primer sencillo, que comienza con un bajo que va creciendo con un steady beat que alcanza proporciones épicas.
Wild Eyes es una extraordinaria pieza que junto con Moving Further Away (con sus 8 minutos y medio de duración) son los temas centrales que mejor resumen el espíritu del disco. Monica Gems es parsimonioso y conjunta trompetas con un ritmo marcial, para cerrar con 7 mintuos y 50 segundos de Oceans Burning, una vez más comenzando con calma y terminando con un ritmo hipnótico.
Diez canciones que se conjuntan en un disco que instala definitivamente a esta banda como una de las realidades que, lejos de adorar el pasado, saben mirar hacia el futuro.
Como complemento, recomendamos echarle un vistazo a Cat’s Eyes, el proyecto solista de Faris Badwan, el líder de The Horrors, junto con la soprano y multi-instrumentista canadiense Rachel Zeffira.
Eric Hilton y Rob Garza conforman este dúo de Washington que está de vuelta para recordarnos su propuesta de buena música y conciencia política.
Después de haber trabajado con músicos como Perry Farrell(Jane’s Addiction), David Byrne, Femi Kuti o Wayne Coyne (The Flaming Lips) o abrirle a Paul McCartney en algún concierto, Thievery Corporation han llegado a hacerse de una gran reputación el los clubes de todo el mundo.
Apenas su sexto disco de estudio en 16 años de carrera, sin contar, por supuesto, innumerables remixes y sencillos, han consolidado un sonido, con su mezcla de trip hop, dub y acid jazz con world music. Algo así como cuando el chill out se convierte en dubstep enriquecido con ritmos multiculturales y una postura política.
Una vez más sacan a relucir su conciencia política, como lo hicieron en The Richest Man In Babylon (2002), que tenía una imagen del Subcomandante Marcos en la portada, aunque sin ser tan radicales como Asian Dub Foundation ni en lo musical ni en la lírica.
Conocidos por el ambiente carnavalesco y multicultural en sus presentaciones, en las que llegan a hacerse acompañar de hasta 15 músicos que cantan en ingés, español, portugués o francés, en esta ocasión cuentan con Lou Lou en las voces y Frederico Aubele y Robbie Myers en las guitarras.
Conservan todo su sonido característico, lo cual es y no tan bueno, ya que llega un momento es que ya nos parece todo conocido. Quizá un poco suave y “adulto contemporáneo”, pero no deja de ser un buen disco que da muestra de gran calidad como compositores y productores.
Abren tranquilamente con Web Of Deception, con ese sonido suyo tan característico que se pone funky, que sirve de preludio para Culture Of Fear, que comienza con un buen bajo y una declaración de principios diciendo que “quizás estamos tan acostumbrados al miedo que ya es parte de nuestra cultura” y se lanzan con un rap por parte de Mr. Leaf, demostrándonos su faceta hip hop.
Take My Soul o Is It Over? tienen esa influencia de Massive Attack, mientras que Light Flares juega con coros y un breakbeat ambient y jazz y Where It All Starts tiene un exquisito toque bossa nova, hipnótico y seductor.
Tower Seven, con su beat ambient cadencioso y unas guitarras cuidadosamente distorsionadas, es una magnífica pieza de siete minutos capaz de dale a cualquier viajero sicodélico. Stargazer con Sleepy Wonder y False Flag Dub y Overstand por Ras Puma son excelentes temas de reggae dub jamaicano. Fragments tiene un beat delicioso y Free cierra con un groove muy soul con la voz de Kota, delicada y sensual, llevándonos hasta el final.
Un trabajo que les mantiene activos y con un discurso que sigue vigente, como el buen ritmo.
Una de las bandas emblema del rock británico de este nuevo siglo regresa con un nuevo disco y una original forma de promocionarlo.
Uno de los más notorios miembros de su generación, desde su debut Kaiser Chiefs no dejan de trabajar para permanecer vigentes y validar su lugar en la música popular contemporánea.
Durante su carrera, este quinteto de Leeds ha sabido explorar diferentes sonidos y estilos y a la vez han ido definiendo un sonido propio. Rock indie, brit pop, post punk y new age les quedan cortos y se dan la oportunidad de jugar con todo tipo de géneros y explorar la herencia de sus influencias.
En su cuarto álbum, siguen sonando a ellos mismos, lo cual es un arma de doble filo. Por un lado, repetir cierta fórmula; por otro, una muestra de una firme idea musical que va encontrando formas de reinventarse. Bajo la producción de Tony Visconti, The Future Is Medieval busca proponer al mismo tiempo que continúa escarbando en las raíces.
Talentosos y prolíficos, han ideado una gran forma de distribuir su nuevo material: aunque el álbum oficial sólo tiene 13 temas, lanzaron 20 canciones y a través de su sitio web puedes hacer tu propia versión del álbum con 10 temas y venderlo.
Más que un álbum, se trata de hacer un mixtape con un playlist de tus canciones preferidas. Por eso, en lugar de reseñar la versión comercial, aquí te presentamos la reseña de las 10 canciones que nosotros escogeríamos. Puedes ver el tracklist del disco oficial aquí.
En nuestra selección, Starts With Nothing abriría con toda contundencia, cinco mintuos y medio de una pieza completa que de alguna forma es la que mejor demuestra la evolución y el momento musical en que se encuentran. Continuaría Child Of The Jago, con esa influencia del pop de los 60 al estilo de The Last Shadow Puppets, con lo que también se confiesan participantes de esa estética tan insistente en el sonido de las bandas británicas.
Little Shocks, el primer sencillo, es sin duda la pieza más fuerte del álbum, un clásico instantáneo ejecutado con maestría que sólo puede serguido por Death Or In Serious Trouble, con sorprendente dureza, son capaces de crear todo ese ruido y sonar armónicos, atrevidos, sicodélicos y rockeros. Problem Solved brinda otro momento de buen ritmo, rudeza y elegancia mod con delirantes riffs de guitarra.
Things Change tiene un delicioso e irresistible beat con influencias de lo más fino del pop de los 70 en un claro homenaje a David Bowie. Out Of Focus baja el ritmo y regresa a ese sonido neo-brit pop que es el legado de Oasis y My Place Is Here tiene un beat continuo con un sonido new wave que recuerda a la época de Duran Duran con Warren Cucurullo.
Para la recta final, Fly On The Wall es otro gran tema que comienza pegajozo y rítmico, con coros y todo el sello de la casa y de pronto se pone dramático y pesado hasta terminar en un momento épico, dramático, apoteósico, casi de ópera, para cerrar, igual que el disco oficial, con If You Will Have Me y sus melancólicas cuerdas sobre la guitarra rítmica y la voz. i hubiera un bonus track, When All Is Quiet sería la opción perfecta, con sus arreglos beatlescos y su característico ritmo y estilo.
Una gran forma de promocionar una gran cantidad de buenas canciones.
Aquí te presentamos algunas de las portadas que ha hecho la gente que ha comprado y puesto a la venta sus versiones del álbum.
El dúo de Hamburgo formado por "Jence" Moelle e "Isi" Tüfekçi vuelve a la carga con su segundo disco, dispuestos a ponernos a todos a bailar.
Digitalism es una de las bandas de la generación electrónica de este siglo que, junto con Justice, Simian Mobile Disco o Cut Copy, marcan la permanencia de la electrónica dentro en la cultura pop contemporánea.
Un punto medio entre el big beat y la escuela francesa, con su house y dance punk bailable; una combinación de Chemical Brothers y Daft Punk con influencias que van desde New Order hasta Groove Armada, sus temas originales y remixes han dado la vuelta al mundo.
I Love You, Dude son diez canciones perfectas para veranos soleados y noches sin fin, grabadas en formato comercial pensando en remixes y sets más largos que seguramente harán posteriormente, en sesiones especiales o en directo en sus conciertos.
Brillantes cuando repiten la fórmula ya conocida, también se atreven a experimentar, dando como resultado un trabajo que que suena más a una secuela de su anterior y exitoso debut Idealism (2007) que a un álbum que proponga una búsqueda o una evolución, pero funciona y es un disco muy disfrutable.
Stratosphere empieza atmosférica, llena de detalles con un steady beat y un groove sencillo y cadencioso que anuncia grandes momentos. 2 Hearts viene cantada, con unos teclados con influencias de OMD y los años 80, similar a Circles, que va en ese mismo camino electro-vocal synth pop.
En Blitz demuestran lo que han aprendido en la escuela, ese sonido tan característico de la electrónica francesa de los últimos años, mientras que en Forrest Gump, co-escrita con Julian Casablancas (The Strokes) se ponen eléctricos y se van por el camino new wave, con una lírica intrépida y un sonido más pop rock.
En Reeperbahn retoman la carretera del tecno, con un break beat contundente que de pronto se torna sorprendentemente oscuro y sicodélico para terminar de nuevo con toda la fuerza, que se continúa con Antibiotics, que se mete de lleno en el trance y recupera el ritmo hipnótico y bailable.
Hacen una pausa con Just Gazin, una bocanada de aire que se acerca al estilo de otra banda gala, Air, para dar paso a Miami Showdown, que abre con un recuerdo a Block Rockin Beats y se convierte en un tema un tanto machacón y repetitivo.
Cierran el disco con Encore, un gran tema en que le hacen un tributo a sus maestros y consiguen una pieza épica, de esas que se convierten en himnos de los festivales y las pistas de baile, cuyos 4:15 se quedan cortos y dan ganas de seguirlos escuchando y bailando hasta el amanecer.
Quizás el formato del EP en ocasiones sea más conveniente que lanzar un disco completo no tan bueno, pero en estos temas hay mucho más: la continuidad de una gran propuesta.
La banda que supuestamente iba a salvar el rock la década pasada se mantiene en pie de guerra y sigue rockeando a pesar de las dificultades.
De alguna forma, su líder Craig Nichols es el “enfant terrible” de su tierra, metido en escándalos y situaciones que lo han convertido en un mito, como romperle una pierna a un fotógrafo durante un concierto o ser diagnosticado con el síndrome Asperger.
Por otro lado, Future Primitive, el quinto álbum de estudio de The Vines, fue grabado entre febrero y marzo del 2010 y financiado por ellos mismos; tardaron un año para su lanzamiento debido a problemas con las casas disqueras (básicamente, no tenían), hasta que finalmente firmaron con un distribuidor internacional.
Un trabajo, como de costumbre, un poco esquizofrénico: un híbrido entre el rock alternativo de los 90 y el pop de los 60, con un sonido garage y la actitud post punk más feroz con el que los australianos intentan demostrar que aún no se dan por vencidos en su lucha.
Con todo y una gran producción a cargo de Chris Colonna (Bumblebeez), demuestran mucho talento pero poca evolución en su sonido, aunque no dejan de elaborar temas emocionantes y que enganchan, confeccionados con esmero, interpretados con toda su energía y un espíritu de perfección continua.
Abren con un grito pidiendo amor en Gimme Love, una pieza corta y llena de energía y rapidez en el mejor espíritu directo y certero de The Ramones, pero inexplicablemente después les entra el letargo con Leave Me In The Dark.
Con Candy Flippin’ Girl se ponen sicodélicos y logran una buena pieza de power pop, con AS4 AS4 vuelven a la lentitud y la mesura y despiertan de nuevo con Wierd Animals, contundente, poderosa y guitarrera.
Se meten una vez más a la máquina del tiempo con Cry, una canción pop animada, pero igual de retro para de nuevo regresar al presente con estridencia y guitarras distorsionadas en Future Primitive, que salva el honor de la banda y los devuelve al presente.
Riverview Avenue es el justo medio en su estilo, melodiosa y con fuerza sin dejar de lado sus influencias vintage, mientras que Black Dragon es otro buen tema, intenso y rockero con un final hipnótico. All That You Do es otro tema relajado, una delicada pieza de brit pop con unos coros armónicos y nostálgicos simplemente cautivadores.
En la parte final, Outro es un interludio sicodélico y delirante, Goodbye en una pequeña pieza de guitarra desenchufada con la voz de Nichols al natural, para cerrar con S.T.W. (Screw The World), un homenaje al sonido Madchester muy bien logrado.
Un disco que no defraudará a sus fans, aunque los demás seguimos a la espera de que vuelvan a sorprendernos.
Mientras tanto, para que se hagan su opinión, aquí sus dos primeros videos, una versión acústica de Future Primtive y una verdadera rareza: una versión del cásico de Gorillaz, "Clint Eastwood". ¡Que los disfruten!
La más californiana de las bandas inglesas y la más representativas del indie inteligente y maduro de los últimos quince años regresa para agrandar su leyenda.
Siempre debajo del radar de las grandes estrellas, Gomez tiene un lugar indiscutible dentro de las bandas de culto de aquello que alguna vez se llamó “alternativo”.
En Whatever’s On Your Mind, su séptimo álbum de estudio, se mantienen dentro de su acostumbrado estilo, una curiosa mezcla de rock, blues, folk, indie, pop, sicodelia y un toque de música electrónica, con influencias que van desde los Beatles hasta realmente ninguna, ya que siempre han conseguido un estilo único y original.
Tres guitarras, tres voces, cuatro compositores en una banda de cinco miembros, con composiciones que desbordan creatividad e imaginación, impresionates arreglos, ensambles orquestales y una tendencia a la experimentación que resultan en un sonido interesante y muy disfrutable.
Un trabajo con una gran producción que fue compuesto a través de Internet, utilizando las ventajas de las nuevas tecnologías y que sin embargo suena igual de orgánico, variado y poderoso que sus anteriores grabaciones.
Options abre con un toque de optimismo que da paso al pop vanguardista de I Will Take You There, que al igual que Just As Lost You Are se mueven suave pero con mucha fuerza, con todo y la participación en los instrumentos de viento del genio Stuart Bogie de Antibalas.
The Place And The People y Song In My Heart pueden ser las canciones mejor producidas del disco, llenas de detalles, con diferentes movimientos que van de lo minimalista a la instrumentación más compleja
Bajan el ritmo con Whatever’s On Your Mind y Our Goodbye, baladas de las suyas, con una melodía impecable, intensos y sensibles pero nada cursis.
Con Equalize llega el momento más duro del disco, con guitarras distorsionadas y un ritmo irresitible, mientras que That Wolf figura unas percusiones densas y precisas que contrastan con las voces delicadas y los recursos de producción.
X-Rays cierra con un offbeat que es un prodigio de ingenio y talento con arreglos de cuerdas y un ambiente oscuro que se va desenvolviendo hasta terminar con una sencilla guitarra rítmica
Un disco, como de costumbre, de altísima calidad, diez canciones muy escuchables que resisten cualquier crítica.
La banda que una vez dijo que jamás utilizaría guitarras e instrumentos eléctricos vuelve con una buena dosis de sonidos electrónicos en versión bailable.
“El grupo de música electrónica más famoso que el mundo ha conocido”, según Q Magazine, influenciadores de la explosión del sonido Detroit de mediados de los 80 e inspiración para una enorme cantidad de propuestas musicales desde hace tres décadas, Depeche Mode sigue haciéndose presente.
Continuación de aquel Remixes 81-04, su tradicional estilo oscuro y gótico mezclado con el glam y el new wave cobra vida y se renueva con una selección de remixes que recorre los doce álbums de su carrera.
Como no podía ser menos, cuentan con grandes nombres de DJ’s y productores, incluyendo de dos ex-miembros de la banda, Vince Clark (Erasure), haciendo sus arreglos a Behind The Wheel y Alan Wilder (Recoil), retomando In Chains. Aunque, como siempre sucede, las mejores versiones son las que se atreven a romper e innovar, en lugar de las que intentan respetar la forma orginal.
Existe una versión completa de tres discos y una que se limita a uno sólo. Las remezclas del disco único fueron grabadas entre el años 2001 y el 2011, mientras que en la colección de tres vienen versiones creadas desde 1985 hasta este año. Les recomendamos mucho el triple CD, pero aquí describiremos la versión de un sólo LP para que sirva como guía y se animen a escuchar el resto.
Dream On, con Buswacka al mando de las tornamesas, abre sin más preámbulos y con mucho ritmo, elegancia y experiencia, seguida de The Stargate Mix de Personal Jesus que poco aporta al clásico de 1990.
A continuación, dos mixes del 2006: Suffer Well corre a cargo de M83 que sin mucho trabajo pero exquisito buen gusto consiguen recrear la pieza con estilo y John The Revelator en la reconstrucción de UNKLE, que la comprende y refuerza y da paso a In Chains en la versión No Sleep de Tigerskin, que nos pone a mover los pies.
Peace, probablemente la canción más “hippie”, de la banda, aquí aparece deconstruída de forma magnífica por SixToes, que la convierte en un inesperado arreglo de cuerdas, así como la legendaria Tora! Tora! Tora!, que es igualmente transformada por Karlsson and Winnberg de Mike Snow en una pieza casi experimental.
Eric Pydz se hace cargo de Never Let Me Down Again, haciendo una versión regular en su ya conocido estilo de house básico y sin mucha imaginación. Algo parecido sucede con I Want It All, que también es nueva pero en esta versión suena anticuada y predecible.
Entonces llega Trentemoller con una súper-rítmica versíon de Wrong, con un off-beat contagioso que le imprime una velocidad vertiginosa y ruidos sintetizados que recuerdan el espíritu original de la banda en su búsqueda de música hecha con la última tecnología, mientras que Roysköpp logra otro buen momento con Puppets, imprimiéndole un sonido electropop con una producción excesiva y recursos que la devuelven al 1981 en que la lanzaron.
Everything Counts en manos de Oliver Huntemann And Stephan Bodzin Dub se convierte en un tema hipnótico e infeccioso, denso y poderoso de tecno sicodélico al estilo alemán, que contrasta con la monótona versión de A Pain That I’m Used To de Jacques Lu Cont que, sin embargo, cierra con el disco con ganas de escuchar más.
Un buen disco para quien guste de la música electrónica y un compilado imprescindible para los fans de la banda.