martes, 28 de junio de 2011

4 REGRESOS DEL 2011


Debe ser una cuestión generacional, pero son ya muchos los artistas que tuvieron su fama en la década de los 80 que están regresando al estudio para dejar claro que, lejos ya de la atención del gran público y las estaciones de radio, siguen haciendo música con toda la actitud de las grandes estrellas de rock.

Así que no se asusten, estamos en el año 2011, pero como si fuera una máquina del tiempo, tenemos cuatro discos que marcan el regreso de estos veterano.


THE CARS, MOVE LIKE THIS

El primer disco de esta banda desde su desintegración en 1988, es decir, 24 años después de su último trabajo y parece que el tiempo no pasa. Casi sin esfuerzo, recuperan su mística, su fuerza y su estilo original, ese pop rock directo e inteligente con una mezcla de elegancia, humor y desenfado que siempre les caracterizó.

Todas las canciones fueron escritas por Rick Ocasek y producidas por Jacknife Lee y la propia banda, haciéndole un tributo muy especial a  Benjamin Orr, quien falleció en el año 2000 víctima del cáncer, ya que no buscaron a otro bajista, sino que tocaron ellos mismos las partes con un instrumento que perteneció al músico fundador de esta banda.

Tienen temas bien rockeros como Keep On Knocking o Drag On Forever o sentimentales como Soon o Take Another Look, con las guitarras y los sintetizadores bien aceitados y funcionando a la perfección.

Una gran vuelta a las pistas de estos automóviles que, aunque no sean el último modelo, están listos para dar muchos kilómetros más.





KATE BUSH, DIRECTOR’S CUT

La que fuera una de las niñas prodigio del rock, apadrinada en sus inicios por David Gilmour y pareja sentimental de Peter Gabriel, regresa con su particular estilo en el que mezcla rock, pop, música clásica, étnica y folk, siempre con una intención artística y conceptual.

Llevaba desde 2005 sin lanzar nuevo material y técnicamente no es un álbum nuevo, ya que se trata de cuatro canciones de The Sensual World (1989) y siete de The Red Shoes (1993), que han sido regrabadas por partes y mezcladas con el material original o reiterpretadas por completo.

Temas como Lily, The Red Shoes, Top Of The City y Rubberband Girl tienen una fuerza extraordinaria, mientras que en otros como Song Of Solomon, Never Be Mine o And So Is Love desbordan sensibilidad. Flower Of The Mountain es en realidad una reversión de The Sensual World y en Deeper Understanding, el sencillo del disco, colabora su hijo Albert y el video es protagonizado por Robbie Coltrane.

Una interesante reinvención de una de las más importantes damas del rock que no deja de producir álbumes interesantes.






BLONDIE, PANIC OF GIRLS

Una de las verdaderas bandas iniciadoras del post punk y el new wave está de vuelta con su noveno disco de estudio, el primero desde 2003 y apenas el segundo de su carrera que fue grabado fuera de la isla de Manhattan.

Con su habitual dosis de rebeldía punk, new wave y power pop, las guitarras afiladas y un sonido que suena muy actual, Debbie Harry escribe todas las letras y su voz se mantiene intacta, al igual que su belleza, que aunque los años no perdonan, aún tiene esa sensualidad y actitud de siempre.

El álbum tiene una buena muestra de una variedad de estilos. En la primera mitad del disco, D-Day, What I’ve Heard, Mother y Love Doesn’t Frighten Me tienen un ritmo acelerado y eléctrizante, mientras que en la segunda parte The End, The End, Girlie Girlie y Sunday Smile tienen ese toque reggae y ska que tan bien se les da, Le Bleu es una balada afrancesada, Wipe Off My Sweat tiene un sonido más discotequero y Words In My Mouth y China Shoes tienen un beat más lento pero más duro.

Un grupo que no deja de lado su glamour, renueva la leyenda y convencen con buena música.





PETER MURPHY, NINTH

El llamado “Padrino del Gótico” es inglés, vegano, musulman, vive en Turquía desde 1990 y llevaba desde 2004 sin grabar nuevo material. Como su nombre lo indica, es su noveno disco como solista, aunque en realidad es su octavo disco de estudio.

Con su característica voz profunda de barítono, no necesita inventar el hilo negro para elaborar un álbum lleno de fuerza y misticismo en el que las guitarras son protagonistas. Con ideas más inmediatas y una producción sofisticada, es un trabajo que él mismo describe como que “destila testosterona y al mismo tiempo es tan bello como cualquier sirena”.

Seesaw Sway, I Spit Roses o Memory Go tienen ese particular estilo directo e intenso, Peace To Each o Uneven Brittle figuran poderosos riff de guitarra y Never Fall Out o Crème De La Crème tienen obvias influencias de David Bowie. Destacan The Prince & Old Lady Shade o Slowdown con esos aullidos tan suyos y la perturbadora y oscura Secret Silk Society.

Un viejo rockero que demuestra que no hay noveno malo y que aún se mantiene vigente.





miércoles, 22 de junio de 2011

TOM VEK: El diseñador de música.
























De entre los sonidos más vanguardistas de los últimos años, destaca un personaje que por su discreción y ubicuidad rápidamente se ha colocado entre las figuras de culto de la música popular contemporánea.

Con su gafas, su look frágil de nerd inofensivo y su voz profunda de crooner alocado, al escucharlo podría sorprender tanto como Rick Astley, con la diferencia de que la música de Tom Vek no es complaciente ni ha sido pensada para ser un éxito de la radio.

Todo lo contrario, después de estudiar la carrera de diseñador gráfico, este músico inglés multi-instrumentista se dedicó por completo a desarrollar su idea musical y Leisure Seizure es apenas su segundo disco en 6 años, los cuales pasó montando su propio estudio, aprendiendo técnicas de grabación y escribiendo, lo que da cuenta de la atención que pone en su trabajo.

Rock alternativo, artístico, conceptual y experimental, pop-funk con mucho énfasis en el ritmo y los detalles, con sonidos que van de Thomas Dolby a Radiohead y de Soul Coughing a TV On The Radio.

Quizá demasiado intelectual y no con la mejor voz del mundo, pero precisamente esos son los distintivos con los que se destaca del resto de artistas que presumen de talentosos pero que no tienen en realidad ninguan propuesta original.

De alguna forma minimalista y sin embargo sofisticado, pintoresco, extravagante y con un estilo único, consigue un sonido expansivo y mucho más pulido que el de su álbum debut We Have Sound (2005) y cada canción del álbum es una búsqueda dentro de un concepto definido.

Hold Your Hand comienza con franqueza presentándose a sí mismo (“I`m a lost cowboy / looking for the truth”) mientras abre la puerta a un breakbeat delirante que se continúa con Aroused con detalles electrónicos únicos.

En A Chore da un giro hacia beats más cerrados y ambientes oscuros mientras que We Do Nothing juega con ritmos sincopados, sintetizadores y una cadencia desefadada en la voz, que en World Of Doubt se convierte en casi un rap que termina abrptamente.

Juega con los sintetizadores y un ritmo más lento y machacante en Seizemic, en A.P.O.L.O.G.Y. pasa del downtempo al drum’n’bass, Someone Like You figura sonidos de guitarra sobre una base constante de influencias electróncias y Close Mic’ed es ambiental e intimista.

On A Plate es sorprendentemente cambiante, pasando de los versos hipnóticos a un coro con mucha luz y optimismo. You Need To Work Your Heart Out suena un tanto repetitiva y cansada, justo a tiempo para cerrar con el synth pop lleno de ritmo de Too Bad.

Un disco magnífico que comienza a forjar una carrera muy interesante. Ojalá no tengamos que esperar otros 6 años para su siguiente entrega.















lunes, 20 de junio de 2011

BEN HARPER: Aferrado a la guitarra.























En una época en donde las nuevas bandas y artistas intentan mezclar elementos electronicos, inventar vanguardias o reciclar viejos sonidos, algunos artistas se mantienen fieles a las raíces.

Ben Harper siempre ha sido un músico de que va de cantautor sin pretensiones, que es capaz de escribir dulces melodías así como grandilocuentes temas rockeros basados en la guitarra para expresar todo tipo de emociones.

Dos años después de su anterior grabación White Lies For Dark Times (2009), regresa con Give Till It’s Gone, grabado en California, en el estudio del mismísimo Jackson Browne, esta vez como solista, aunque cuenta con un poco de ayuda de sus amigos de Relentless7, así como un colaborador de lujo en la figura del baterista de los Beatles, Ringo Starr.

Rock, blues, folk y soul que se mezclan en sus canciones personales, duras y directas, que contrastan con los momentos de suavidad y sensibilidad; letras cargadas de reflexión e introspección que no caen en las formulas pop.

Don’t Give Up On Me Now abre con un tono personal, casi una confesión para explicar las intenciones del disco (“I need to change, I don’t know how / don’t give up on me now”), mientras que en I Will Not Be Broken se pone tema dramático, lleno de dolor y sentimiento desbordado (“Give and you give and you give till it’s gone / then the people you fight hardest for say you’re wrong”).

Rock’n’roll Is Free es una pieza de rock clásico que según Harper está inspirada en Neil Young, con influencias de los 60 y que suena con toda la potencia del siglo 21. Se toma un respiro con una balada inocua como Feel Love, sólo para regresar con toda la fuerza y una instrumentación llevada al extremo en la sobreproducida y barroca Clearly Severely.

Ringo Starr colabora en la beatlesca Spilling Faith, que tiene continuiad en la instrumental Get There From Here, que es en realidad un jam improvisado de casi 6 minutos en donde dan rienda suelta al mejor fruto de su amistad.

En Pray That Our Love Sees The Dawn cuenta con la participación de Browne, que pone su voz en un tema con sentimiento country, mientras que en Waiting For A Sign va del soul al rock con una maestría impecable.

Para terminar, Dirty Little Lover recupera toda la fuerza de las guitarras, al igual que Do It For You, Do It For Us, una pieza compleja que cierra el disco abruptamente aunque con toda la actitud.

Una excelente producción que tiene de todo y que no defraudará a sus seguidores.

Y si te interesa escuchar un poco más, te recomendamos la versión acústica de Don’t Give Up On Me Now.












viernes, 17 de junio de 2011

THE VACCINES: Rebeldía calculada























Cuatro muchachos que llegan desde Londres reivindicando la música hecha con guitarras y se converten de inmediato en un fenómeno, uno de esos debuts sorprendentes que a nadie deja indiferente.

The Vaccines lanzan su primera producción, What Did You Expect From The Vaccines?, rescatando influencias de los 60 a los 70 que van desde The Beach Boys o The Ramones hasta un montón de referencias más oscuras, música moderna con un toque vintage que tanto está de moda hoy en día.

Fundados por Justin Young y Fred Cowan, hermano de Tom Cowan de The Horrors, su meteórico ascenso y popularidad han generado suspicacias por parte del público, ya que a pesar de haber cosechado un éxito inusitado en su cortísima carrera, o quizás precisamente por eso, se les acusa de que su actitud es sólo una pose.

Admiradores de Charles Manson y Phil Spector, mientras que demuestran que son capaces de mantenerse en el estrellato, por lo menos dan mucho de qué hablar y su música les ha ganado un lugar en la preferencia de mucha gente, que celebra su aparición como un rescate de la música juvenil en Inglaterra. 

Rock indie, garage y lo-fi, composiciones directas, emocionales y sin pretensiones, letras simplonas que hablan de relaciones juveniles, melodías sencillas y un sonido básico que les hace ser igualmente digeribles y disfrutables.

Wreckin’ Bar (Ra Ra Ra), el primer sencillo que dieron a conocer, abre el disco como una copia del punk de hace 30 años y continúa con la genial If You Wanna, en donde comienzan a tomar identidad propia.

A Lack Of Understanding tiene aires de los 80, mientras que Blow It Up tiene esa misma mezcla de elementos retro al estilo de sus vecinos escoceses de Glasvegas. Wetsuit evoca la música surf desde su lado mas suave, mientras que Norgaard lo hace desde su vertiente más acelerada.

Post Break-Up Sex va un poco más allá y suena como una balada de los 50 pasada por la máquina del tiempo con guitarras distorsionadas y Under Your Thumb, All In White y Wolf Pack son las que más recuerdan a The Strokes y son de lo más destacable e interesante.

Family Friend cierra el álbum de forma apoteósica y nos regalan para finalizar Someone Else’s Child, un track oculto que descubre un lado más pausado y sensible de la banda, para despedir de forma casi acústica este trabajo.

Un disco que no debe ser escuchado de una banda que debemos de tener en cuenta y mantener en el radar en el futuro.

















jueves, 16 de junio de 2011

EDDIE VEDDER: Un espíritu libre y valiente.
























Uno de los reyes del grunge y el rock alternativo de los últimos 20 años deja de lado la guitarra eléctrica y se atreve a grabar todo un disco con un instrumento inusual.

Eddie Vedder se olvida de su banda y lanza Ukulele Songs, su segundo trabajo solista, siendo el primero la banda sonora de Into The Wild (2007). Un extraño y sorprendente experimento en el que se da rienda suelta complaciéndose con las canciones y el estilo que a él le sastisface.

Ya en muchas ocasiones había colaborado con la armónica, el acordeón, la sítara o el ukulele en muchas grabaciones de Pearl Jam, así que si bien este giro repentino al lado folk no es sorprendente, sí lo es el hecho de que se permita expresarse en una dimensión absolutamente personal y sin pretensiones comerciales.

La mayoría son composiciones que él mismo ha ido recopilando a lo largo de 10 años, mostrando un poco de sus gustos y su visión musical, en las que explora temas que van del aislamiento al romanticismo con una sensibilidad muy especial que nos obliga a ser sus confidentes en esta faceta intimista y acústica en la que no deja de destacar su particular voz.

Las canciones no suenan costumbristas ni recuerdan de forma alguna a Hawaii, al contrario, parece que son las mismas composiciones que hubiera escrito para una banda, pero reducidas a un estilo minimalista que desde la portada refleja esa sensación de ser una escultura reflexiva y solitaria en el fondo del mar.

No son pocas canciones, 16 en total de las cuales cinco son versiones, pero son piezas cortas que suman apenas 34 minutos de música para escuchar y disfrutar como se disfruta un campamento junto a una fogata y un buen amigo cantando.

Can´t Keep abre con fuerza y cede el paso a Sleeping With Myself, en las que habla de la soledad. Goodbye tiene un matiz atercipleado, Broken Heart es una pieza grave, llena de melancolía y Light Day es delicada y breve.

Without You o Longing To Belong son baladas con melodías suaves que atrapan y cautivan, mientras que recobra el buen ritmo con You’re True, tan sencilla como impetuosa, en contraste con Sleepless Nights que tiene colores vintage de nostalgia.

More Than You Know, Once In A While y Tonight You Belong To Me, que canta a dúo con Chan Marshall (Cat Power), son las piezas que re-versiona, así como Dream A Little Dream, con la que cierra este peculiar e interesante trabajo.

Un disco imprescindible para los fans de este músico y para los melómanos empedernidos que gustamos de las rarezas. Una muestra del lado más dulce de un espíritu libre y valiente.












martes, 14 de junio de 2011

AMON TOBIN: Deconstrucción programada.




Este increíble músico brasileño radicado en Canadá regresa con un trabajo que va del audio a la multimedia, reafirmando su calidad de artista e innovador incansable.

Desde que sorprendiera al mundo con su drum’n’bass en los 90, Amon Tobin se ha dado gusto produciendo grandes discos y ha grabado soundtracks para películas como π (Darren Aronofsky, 1998) o videojuegos como Tom Clancy’s Splinter Cell (2005).

En ISAM da un paso hacia la experimentación audiovisual y la música conceptual, con influencias que van de Brian Eno o Philip Glass hasta Aphex Twin o Funki Porcini, pasando por Autechre o Diplo, continuando un camino que ya había comenzado a explorar en Foley Room (2007) y que ahora lleva un poco más allá.

En esta ocasión, las bases programadas son reducidas a su mínima expresión, de forma que resulta casi una interpretación de jazz y breakbeat ambiental y abstracto deconstruído con su peculiar y único estilo.

Sampleos infinitos, ruidos sintéticos, grabaciones moduladas y distorsionadas, percusiones sutiles, voces y coros lejanos y todo un universo de recusos colaboran a estructurar un caleidoscopio de ambientes, ritmos y detalles llenos de expresividad.

De lo natural y orgánico a lo artificial y digitalizado, resulta una producción fascinante, un elaborado y exquisito cosmos en el que Tobin se arriesga y en lugar de complacer, da rienda suelta a su imaginación.

Journeyman y Dropped From The Sky son las canciones que abren y cierran, respectivamente, y son excelentes pieza que conjugan a la perfección la intención del disco y quizá sean la más escuchables para una audiencia que no esté acostumbrada

A partir de ahí tiene piezas más ambientales y oníricas como Piece Of Paper, Surge o Calculate, otras más obsesivas y oscuras como Goto 10, Mass & Spring o Night Swim e incluso más rítmicas y ligeras como Wooden Toy y Kitty Cat.

Bedtimes Stories es una canción de cuna con cierta perversión y el bonus track One Last Look es una perfecta conclusión para un álbum delicioso y con una impecable producción.

Entre otros instrumentos electrónicos, Tobin utiliza un teclado Haken Continuum, una computadora WraithTone y muchísimos procesadores para “morphear” sus sampleos.
Si te interesa, hay un video en el que puedes ver un poco más acerca de cómo grabó y sintetizó sus sonidosY si quieres, también puedes escuchar el disco completo con comentarios del propio Amon Tobin en Soundcloud.








Por otro lado, la propuesta escénica desarrollada por V Squared Labs y Leviathan para presentar este concepto es simplemente espectacular. La idea era integrarse, casi literalmente, con la escenografía y el sonido, lo cual logra con una escenografía basada en cubos que son como pixeles gigantes sobre los que se proyectan las imágenes que redondean el show. Impresionante, sin duda.





Por si fuera poco, Tobin trabajó junto con el fotógrafo y escultor Tessa Farmer en el proyecto multimedia “Control Over Nature”, una metáfora de la construcción y deconstrucción, protagonizada por insectos y micro esqueletos alados.

Casi nada para un artista que, a punto de cumplir los 40, lleva un buen rato ya en la cima del mundo, dispuesto a llegar tan alto como pueda a la alturas de los grandes genios musicales de nuestro tiempo.









lunes, 13 de junio de 2011

BON IVER: Paisajes de profundidad y belleza.






















Justin Vernon es uno de esos músicos intrigantes, un verdadero artista que sabe transformar las vueltas de la vida en expresiones llenas de profundidad y belleza.

Desde Wisconsin, en donde estuvo recluido en una cabaña para superar una terrible depresión y una mononucleosis, nos trae su segundo trabajo como Bon Iver (una variación del francés “bon hiver”, buen invierno), tras sorprender al mundo entero con For Emma, Forever Ago (2008), que lo catapultó de inmediato al nivel de los autores de culto.

Después de colaborar con Kanye West en My Beautiful Dark Twisted Fantasy y del éxito de su tema “Skinny Love”, se da una vuelta por las praderas y paisajes norteamericanos para capturar el sentimiento de la soledad en los bosques y traernos un disco realmente sorprendente.

Composiciones introspectivas e intimistas llenas de elegancia y finura en los arreglos, con una instrumentación exquisita basada en guitarra, piano, sintetizadores, cuerdas y vientos y ese estilo suyo al cantar en tonos agudos con ese marcado falsetto que lo caracteriza.

Más rock y menos folk, más experimental y cuidadoso con los detalles, elegante, sofisticado y tremendamente bien producido. Con una propuesta entre Cocteau Twins, Radiohead, Iron & Wine y James Blake, es un álbum lleno de referencias a los lugares reales o imaginarios que conforman su universo.

Abre con Perth de forma soberbia, incluyendo cuerdas, trompetas y percusiones deconstruídas de forma épica. Minnesota, WI continúa con la misma intención pero con más ritmo y con diferentes movimientos que nos llevan de la mano con suavidad.

Holocene explora regiones llenas de melancolía, mientras que en Towers la melodía se anima un poco más con aires indie y Michicant flota como un vals delicado, como un copo de nieve que baila flotando al atardecer.

Hinnom, TX pasa casi como una sombra sutil, desvaneciéndose a lo largo de detalles brillantes que contrastan con una voz profunda. Wash tiene el sentimiento del agua que corre por un arroyo con el sonido del piano como el reflejo de la luz entre los árboles.

Calgary comienza atmosférica y etérea, con lánguidas voces sobre una sutil melodía que de pronto crece y envuelve todo el ambiente y Lisbon, OH es un breve tema ambiental que da paso Beth/Rest, la pieza más pop del álbum, si es que algo tiene de convencional, para despedir este trabajo con la elegancia de los grandes maestros.

Un disco excelente que puede ser escuchado una y otra vez. A falta de videos, te dejo un par de remixes de los temas Calgary y Perth. Y si quieres conocer sus letras poéticas, surrealistas y ambiguas, puedes consultarlas aquí.
















domingo, 12 de junio de 2011

ARCTIC MONKEYS: Vintage y alternativos.




Ya está aquí el esperado cuarto álbum de esta banda de Sheffield, con el que demuestran que tienen toda la intención de seguir en ascenso.


Cinco años después de darse a conocer a través de Internet, en el mundo off-line no dejan de dar conciertos, no dejan sus proyectos personales y aún así se mantienen en el radar con base en el trabajo duro y la búsqueda constante de nuevas formas de reinventar su propuesta.

Quizás por eso Suck It And See tiene un sonido más vintage, en donde se nota el liderazgo de Alex Turner y su idea musical (llevada al extremo en The Last Shadow Puppets, junto con Miles Kane) pero a costa de perder un poco de su fuerza y su natural desenfado e irreverencia.

Regresa a la consola James Ford, el productor de sus primeros dos discos, lo cual también les devuelve una parte de su sonido crudo y directo, aunque ahora se mezcla con una onda “vintage” de los años 50 y 60 y estilos que van de The Kinks a The Zombies y de Nick Cave a los Pixies, lo que de alguna forma los acerca más al indie rock que a la música alternativa británica de hoy en día.

Composiciones más finas que son muestra de madurez; melodías más alegres y canciones menos ruidosas pero sin pretender ser virtuosos; una intensidad moderada, más ligeros, con letras más maduras, ricas y sensibles, temas perfectos para la interpretación más suave y evolucionada de su vocalista.

Abren con She’s Thunderstorms con guitarras finas y precisas y, como si de se tratara de una segunda parte, continúan de forma natural con Black Treacle. En cambio, Brick By Brick viene con más fuerza y un ritmo con influencias a go-go, casi sicodélicos.

The Hellcat Spangled Shalalala tiene igualmente toda la onda hipster pero con un inusitado espíritu optimista (aunque sea sarcástico), que contrasta con la poderosa Don’t Sit Down ‘Cause I Moved Your Chair y con Library Pictures, en donde dan rienda suelta a su lado más duro y oscuro.

Josh Homme (Queens Of Stone Age) colabora con su voz en All My Own Stunts, que es como el punto medio entre las influencias del pasado y la fuerza rockera del presente, aunque sólo para volver a la inspiración retro en Reckless Serenade - que empieza diciendo "topless models/ doing some more fun".

De nuevo bajan el tono y llegamos a la suavidad de Piledriver Waltz (que de hecho se encuentra en la banda sonora de Submarine) y Love Is A Laserquest, para animarse un poco en Suck It And See con una gran instrumentación y una magnífica interpretación, digna de la canción que da título al álbum, y That's Where You're Wrong, que cierra el disco de forma elegante.

Un disco que a pesar de ser buen trabajo nos hace preguntar si de verdad se trata de un nuevo comienzo o de una transición entre una zona de confort y una verdadera innovación.














lunes, 6 de junio de 2011

MOBY: Destruyendo expectativas.























Moby tiene tres estilos básicos muy reconocibles. Uno es el chill-out-soul con que nos sorprendió en Play. Otro es la banda sonora para detectives al estilo Bourne de Extreme Ways y sus temas y remezclas para las pistas de baile. El tercero es ese ambient exquisito que llena el alma de una intensa paz.

Todo esto se mezcla en Destroyed, un disco en el que vuelve al origen de su propuesta, dejando atrás las influencias hip hop de Last Night (2008) y la elegante suavidad de Wait For Me (2009), esta vez con una influencias sutiles de Aphex Twin o Richie Hawtin (Plastikman).

Sin ser minimal ni experimental, el décimo trabajo de este músico americano tampoco se entrega al lado más bailable, quedándose (una vez más) en el camino: una obra que tiene sus momentos pero que no logra mantener la tensión hasta el final.

Abre con atmósferas de meditación intropectiva con The Broken Places que en Be The One se unen a un estribillo con efecto de vocoder que de pronto explota con inesperada euforia y guitarras de fondo.

Continúa con Sevastopol, que comienza con sonidos acuáticos y percusivos que se desenvuelven como un río que empieza a fluir con ritmo. The Low Hum flota sobre un beat progresivo con voz femenina que en Rockets aterriza en un mar de tranquilidad etérea.

En The Day toma el micrófono y arma una pieza con todo el espíritu de Bran Eno y David Bowie, sonidos de cuerdas y electrónica vintage que crece hasta proporciones épicas. Se desliza en Lie Down In The Darkness y fluye con su inconfundible estilo hasta Victoria Lucas con coros gospel y samplers blueseros.

Se toma su tiempo en After, donde nuevamente se aplica con su voz en un estribillo que apenas rescata la melodía repetitiva y sin mucho filo. Despierta la oscuridad nocturna en Blue Moon, son efectos de vocoder sobre ritmos robóticos.

The Right Thing se balancea con una deiciosa cadencia cálida, pero a partir de aquí todo se vuelve lento y pausado. Stella Maris se convierte en vapor galáctico para dar paso a The Violent Bear Away, una melancolía con piano de la que ya no se recupera hasta cerrar con hermosas atmósferas con Lacrimae y When You Are Old.

En total, 15 canciones, quizás algunas prescindibles, sobre todo en una época en la que muchos prefieren lanzar EPs de calidad en lugar de arriesgarse con discos de larga duración. Pero Moby siempre ha arriesgado lo justo para no quedar (tan) mal.













De forma simultánea, junto con este álbum Moby presenta un libro de fotografías que, al igual que la música y los videos, fueron tomadas alrededor del mundo durante sus numerosas giras.


Puedes encontrar algunas de sus imágenes (incluyendo el original de la portada del disco) y una entrevista acerca de su trabajo fotográfico en The British Journal Of Photography.




Nueva York, EE.UU.



París, Francia.



Sao Paulo, Brasil.



Perth, Australia.


viernes, 3 de junio de 2011

FRIENDLY FIRES: Disparando al aire.



Este trío inglés regresa con Pala, su segunda producción después de su estupendo debut del 2008, dispuestos refrendar su éxito.

Con su inconfundible estilo synth pop con actitud punk muy bailable, una justa mezcla de Kompakt, Carl Craig y Prince, como ellos mismos reconocen, pero en lugar de dar continuación a su experimentación con el electroclash se van por el lado más convencional.

De pronto empiezan a sonar muy parecidos a grupos como Everything Everything o Hurts, con esos ambientes etéreos al estilo de OMD y una influencia ochentera en su estética que ya empieza a sonar fuera de temporada.

Una producción sofisticada por parte de Paul Epworth (Cee-Lo Green, Florence And The Machine, Bloc Party), Chris Zane y la propia banda alcanza a salvar el álbum, en la que las melodías alegres aunque con un toque de melodrama son enriquecidas con percusiones y sintetizadores que logran un sonido único.

El título del álbum viene de una novela de Aldous Houxley, reflejando su intención retro futurista que se confirma en cada canción.

Live Those Days Tonight y Blue Cassette abren con toda la energía y Running Away tiene una onda más armoniosa que intenta acercarse al rock, pero se queda medias.

Hawaiian Air es probablemente el mejor tema, se lanza directa a la yugular, todo un himno al estilo Ibiza que seguramente será material para más de un remix. Hurting tiene un estilo más discotequero, suena tan actual como la nueva ola francesa de Justice.

Pala baja el ritmo como para poner un poco de chill-out al amanecer, mientras que Show Me The Lights entra a la escena con un breakbeat mezclado con rythm and blues. True Love intenta regresar al ritmo frenético, un poco más funky pero con una actitud desenfadada que se continúa en Pull Me Back To Earth.

Chimes comienza atmosférica y delicada y termina con dramatismo para dar paso a Helpless, que con un ritmo suave despide este trabajo como un atardecer en la playa.

Un disco que continúa su trayectoria pero que sólo nos hace desear que el siguiente sea mucho mejor. 











miércoles, 1 de junio de 2011

MILES KANE: La máquina del tiempo
























Dentro del universo de la música inglesa, de vez en cuando surge un fenómeno que logra capturar el espíritu de las décadas pasadas y consigue hacerlo suyo y reciclarlo para ofrecerlo de nuevo con una cara fresca y sorprendente.

Pero esta vez no estamos hablando de Amy Winehouse, sino de Miles Kane, quin fuera líder de The Rascals y parte del supergrupo The Last Shadow Puppets.

De inmediato, Colour Of The Trap, el debut como solista de este músico, nos hizo recordar inmediatamente a los hermanos Gallagher (Oasis), 
y algo hay de eso, no sólo por el look, sino que además fue abridor de algunos conciertos de Beady Eye.

Sonidos rockeros típicamente ingleses y con influencias de The Zombies, The Rolling Stones, T-Rex o The Stone Roses. Pop barroco con toques de soul y sicodelia con un aire retro que ya casi parece una decidida apuesta por revivir la década de los 60.

Y precisamente a eso suena su propuesta: un viaje en la máquina del tiempo que nos lleva a una época en la que Austin Powers hubiera sido feliz.

La producción de Dan The Automator y Dan Carey (Gorillaz, Franz Ferdinand, Kasabian) le aportan una precisión casi impecable y la mitad de los temas fueron co-escritos junto con su buen amigo Alex Turner (Arctic Monkeys, The Last Shadow Puppets) en un álbum lleno de temas que parecen haber tenido que esperar cuarenta años para ser grabada.

Come Closer, su primer sencillo, es simplemente contundente, una de esas canciones que son clásicos instantáneos, con un ritmo y una melodía pegajosas e inolvidables. Rearrange gira hacia el pop y My Fantasy tiene un toque más beatlesco, lo que explica la colaboración de Noel Gallagher en las voces.

Counting Down The Days goza de un beat suave pero más moderno, mientras que Better Left Invisible pone de otra vez el sabor rockero con unos buenos riffs que lamentablemente se desvanecen como quien no supo acabar de rematar la faena.

En Happenstance (a dúo con a actriz francesa Clémence Poésy) y Quicksand (escrita junto con Gruff Rhys, ex-Super Furry Animals), nos transportan de pronto a las playas californianas, mientras que Inhaler tiene ese sonido Led Zeppelin-esco, reminiscencia del proto-hard rock de Deep Purple.

Kingcrawler o Telepathy figuran unas guitarras como de spaguetti western y Take The Night From Me o Colour Of The Trap son baladas absolutamente vintage que resumen a la perfección el lado más sensible y romántico de este trabajo.

Un disco que sorprende pero que también nos hace esperar a ver la evolución de su propuesta de lo retro a lo futuro para no quedarse simplemente en el revival de viejas glorias sino que llegue a aportar un sonido más actual.