miércoles, 30 de noviembre de 2011

100 DISCOS DEL 2011 / PODCAST #2


Ya tenemos aquí el segundo podcast de la serie de los 100 Discos del VeinteOnce, en Antes Radio.

Para empezar, llega Claudia Quintana  la cabina con excelentes rolas. Después, tenemos la emisión con los lugares 91 al 83, que vienen cargados con propuestas indie que nos sorprendieron este año.

No dejes de escucharlo y comentar tu opinión. ¡Aquí vamos!


PODCAST #2: 91-83

91. ANGELS & AIRWAVES, Love
90. GLASVEGAS, Euphoric / Heartbreak
89. YUCK, Yuck
88. THE VACCINES, What Would You Expect?
87. BEARSUIT, The Phantom Forest
86. LE CORPS MINCE DE FRANCOISE, Something Golden
85. LADYTRON, Gravity The Seducer
84. DIGITALISM, I Love You Dude
83. ARCTIC MONKEYS, Suck It And See


Nov30PM by antesradio134

lunes, 28 de noviembre de 2011

100 DISCOS DEL 2011 / PODCAST #1


Comenzamos nuestro viaje a través de algo de la mejor música que pudimos escuchar este año.

Dicen que en tiempos de crisis, la industria del entretenimiento crece. Será por eso, o por cualquier otro motivo, el 2011 ha sido especialmente prolífico y abundante en buenos discos.

Nuevas bandas, bandas que lanzaron su segundo o tercer trabajo, grandes veteranos y sorprendentes regresos que se convirtieron en parte del soundtrack de nuestras vidas y que iremos recorriendo en 12 podcasts que hemos preparado para ustedes.

En cada podcast, vamos a poner nueve canciones, una por cada disco, en cuenta regresiva, así que va a ser como un playlist que se va poniendo cada vez mejor, hasta llegar al que, según nosotros, ha sido el disco que marcó este año, musicalmente hablando.

Y empezamos la cuenta regresiva de los 100 discos del 2011, en AntesRadio.

PODCAST #1: 100-92

100.  PEARL JAM, Twenty
99.  PETER MURPHY, Ninth
98.  THE CARS, Move Like This
97.  PANIC AT THE DISCO, Vices & Virtues
96.  BLACKFIELD, Welcome To My DNA
95.  SNOW PATROL, Fallen Empires
94.  THIEVERY CORPORATION, Culture Of Fear
93.  THE VINES, Future Primitive
92.  BEADY EYE, The Roller


Veinte11Nov28L by antesradio130

sábado, 26 de noviembre de 2011

U2: Con un poco de ayuda de sus amigos.



Uno de los discos más interesantes del año no es un álbum original, sino un disco de versiones producido por una importante revista musical, que nos lo deletrea para que todos puedan pronunciarlo bien.

En su número 305, la revista Q celebra su 25 aniversario con la edición de (Ahk-toong Bāy-bi) Covered, un merecido homenaje a uno de los mejores trabajos de una de las bandas más importantes de los últimos 30 años.

El disco Achtung Baby (“Cuidado Nena”, en alemán e inglés), el séptimo disco de la banda irlandesa U2, lanzado en 1991, fue unos de los discos que revolucionaron definitivamente la música rock a finales del siglo pasado y es por esta razón que, en lugar de centrarse en el grupo, el eje conductor es la obra en sí.

Un álbum más oscuro y arriesgado que nada que U2 hubiera intentado hasta ese momento, la foma en que incorporaron más sintetizadores, distorsiones y beats electrónicos derivados del rock alternativo, el tecno, el dance e incluso el hip-hop, cambió la historia del rock para siempre y se ve aquí reconocida como una de las obras más importantes de todos los tiempos.

Normalmente, los discos de tributo se conforman de dos o tres estrellas y un montón de bandas desconocidas. Pero en esta ocasión, dada la fama y el prestigio de esta publicación (por no mencionar el presupuesto), consiguieron conjuntar a un buen grupo de artistas reconocidos para el álbum.

De esta forma, 12 artistas hacen los honores a cada uno de los 12 temas del disco producido por Brian Eno y Daniel Lanois y se convierten así en el material de este álbum, que fue descrito por el editor Paul Rees como “uno de los pivotes de nuestra vida”.

Abren con Zoo Station en la versión de Nine Inch Nails, deconstruyendo el tema abridor para acercarlo al estilo techno post-apocalítico de Trent Reznor y compañía, seguido por el DJ francés Jacques Lu Cont, que aporta su visión y estilo en el remix de Even Better Than the Real Thing.

Bajan el ritmo para darle paso al cantante folk irlandés Damien Rice (quien ya había hecho el cover de Creep de Radiohead en el 2007), y con sencillez y buen gusto hace una versión lenta y llena de sensibilidad de One, que se continúa con la soberbia interpretación de Patti Smith del tema Until The End Of The World, con tal éxito que casi podría parecer que el original es el de ella.

Garbage imprime su conocido estilo de rock pop reciclado a Who's Gonna Ride Your Wild Horses, sin tanta emoción, mientras que Depeche Mode retoma los sintetizadores para reinventar el sonido de So Cruel para lograr un buen cover. The Fly llega un poco desmejorada de la mano del cantautor Gavin Friday, que por lo menos intenta hacer algo original con una canción que de por sí es complicada. Snow Patrol, en cambio, logra hacer una interesante versión de Mysterious Ways, bajándole el ritmo y subiéndole la emoción.

The Fray llegan con Tryin' To Throw Your Arms Around the World, uno de los temas menos populares pero igualmente reconocibles y que marcaron parte del sonido de U2 en trabajos posteriores, transformándola en una balada poderosa. De forma similar, The Killers se esfuerzan con Ultraviolet, pero no llegan al nivel de la original

Difícil tarea le toca a Glavegas, de versionar Acrobat, una de las piezas más complejas y menos populares del disco, y terminan convirtiéndola en un atasque de melodías y armonías saturadas con el estilo melodramático de los escoceses. Por último, la crereza del pastel viene de parte de Jack White, que con su excelente visión musical rescata Love Is Blindness y le da un tratamiento con su estilo crudo de rock sureño con influencias de los 60 para cerrar el disco con mucho estilo.

A petición del propio Bono, las ganancias provenientes de este álbum serán donadas al proyecto de la ONG irlandesa Concern Worldwide en África del este para aliviar los efectos de la ahmbruna y la grave crisis de salud de la región, también como un ejemplo de la herencia de U2 en este aspecto.

Una razón más para difrutar de este gran trabajo, que nos transporta a la época cuando el mundo entero se maravilló con Achtung Baby y nos da 12 buenas razones para volver a disfrutarlo.

















miércoles, 23 de noviembre de 2011

PEARL JAM: Los pioneros del grunge se hacen mayores.



Celebrar el aniversario de una de las bandas más grandes del mundo, no se da todos los años.

Este 2011, Pearl Jam conmemora sus primeros 20 años en los escenarios y decide festejar lanzándose a la carretera con una nueva gira, disco y documental para sus seguidores.

Con toda la experiencia que tienen encima, Twenty es apenas su tercer recopilatorio, esta vez coleccionando diversas presentaciones en vivo a lo largo de los años, junto con demos, versiones instrumentales y todos los condimentos para hacerlo de lo más apetecible a los fans.

El álbum es además la banda sonora del rockumental del mismo nombre, escrito, dirigido y producido por su viejo amigo y colaborador Cameron Crowe (Singles, Jerry Maguire, Almost Famous), que narra los comienzos y el ascenso de esta legendaria banda a lo más alto de la fama y el reconocimiento global.

Utilizando 12 mil horas de material de la banda y filmaciones nuevas, Crowe nos lleva a través de los años de formación de la banda, su súbito estrellato, el retiro de la luz pública y la creación de un círculo de confianza y una cultura del trabajo a su alrededor, además de recordarnos algunos de los sucesos que son ya parte de la leyenda de esta banda, como su cruzada (inútil) contra Ticketmaster, la tragedia del concierto de Roskilde, Dinamarca, en el año 2000, etc.

El soundtrack, en cambio, no contempla tantos lugares comunes, dejando de lado algunos de sus éxtitos como Even Flow, Jeremy o Animal para ofrecernos piezas no tan conocidas pero, precisamente por eso, realmente apreciables por su calidad.

Una colección de excelentes -o por lo menos, interesantes- interpretaciones, que dan un buen repaso a la carrera, a través de su sonido en directo, de la banda de la que Kurt Cobain en el documental llega a decir que se volvieron “demasiado comerciales para ser tomados en serio”.

Entre los 30 tracks del disco, destacan la extraordinaria Not For You, grabada en Manila, Filipinas, en 1995; la poderosa Do The Evolution, en una versión para la estación Monkeywrench Radio de Seattle, o la interpretación clásica de Black en MTV Unplugged en el 92.

Para los conocedores, resalta el cover de Walk With Me, acompañados por el mismísimo Neil Young, ídolo y figura inspiracional para todo el movimiento grunge, o Crown Of Thorns, que fue escrita en la época de Mother Love Bone, antes de que su vocalista original, Andrew Wood, muriese y reclutaran a Vedder, cambiaran el nombre de la banda y de paso cambiaran la historia del rock.

También llaman la atención los demos, como el de Say Hello 2 Heaven, de la época de Temple Of The Dog, y las emotivas ejecuciones de Indifference, en Bolonia, Italia, en el 2006, o Better Man, durante un concierto en Nueva York el 2010, cantada por el público desde la primera estrofa y con un increíble final lleno de energía.

Just Breathe, de su más reciente disco Backspacer (2009), es otra de las grabaciones más recientes del álbum, registrada en el Madison Square Garden durante una sesión para el prorama Saturday Night Live el año pasado, así como la deslumbrante interpretación de Rearview Mirror en Universal City en 2009, con la que cierran más de dos horas de música en vivo.

Todo un concierto que resume la magia, el virtuosismo, la intensidad y la energía que esta banda transmite en el escenario desde 1991.













lunes, 21 de noviembre de 2011

PETER GABRIEL: Reinventando sus propios cuentos.



Una de las mentes creativas más influyentes en los últimos 40 años regresa con todo y orquesta para cantar las mismas canciones con otros instrumentos.

¿Quién podría quitarle a un artista el derecho de reinterpretar su propia obra las veces que le haga falta? Peter Gabriel, que desde el 2002 no lanza nuevo material original, vuelve al camino de los covers, esta vez de sí mismo, y decide tomar el riesgo de transformar algunos viejos temas propios con una nueva idea, paradójicamente, más clásica.

New Blood son versiones orquestales de algunas de sus composiciones, sin guitarras ni baterías, re-escribiendo la partitura para adaptarla a la ejecución por parte de un ensamble sinfónico. Una continuación de su trabajo Scratch My Back (2010), en el que no sólo versionaba a otros artistas, sino que además lo hacía igualmente con una orquesta.

No hay grandes temas porque no se trata de versionar un montón de hits, sino de encontrar la forma de reinterpretar su discurso musical escogiendo los temas que mejor se adapten a su nueva traducción estética y puesta en escena, lo cual consigue con admirable eficacia.

Trabajando con el compositor y arreglista John Metcalfe, consigue reinventar algunos de sus clásicos de forma sinfónica y consigue rescatar su lado teatral. Con la voz cambiada ligeramente por el tiempo, pero conservando esa potencia e intensidad, más que un disco de rock, es un recital de un genio de la música.

En la primera parte del álbum predomina la época de 1980 a 1982, con piezas de los discos III (Melt) y IV (Security), mientras que en la segunda abundan las versiones del disco So (1986), junto con algún tema de Us (1992), OVO (2000) y Up (2002).

Abre de forma operística con The Rythm Of The Heat, que termina con unos intensos arreglos de violines y trompetas y continúa con dulzura en Downside Up, acompañado por su hija Melanie Gabriel en la voz.

San Jacinto se convierte en un drama épico de 7 minutos. Intruder comienza casi como si estuviera contándote un secreto, con una teatralidad magistral, para narrarnos una historia frenética y oscura. Wallflower se convierte en una dulce balada con un violín y un piano exquisitos que crean una atmósfera delicada y llena de destellos de luz.

Entonces llega un allegro con cuerdas que podría confundirse con la entrada de un anuncio de cerveza mexicana, pero no, de pronto baja el tempo y se revela In Your Eyes, que se despoja de sus raíces de ritmos africanos y se convierten en más de siete minutos de armonías que de pronto suenan un poco a la banda sonora de The Lion King.

Las versiones de Mercy Street, con un estilo minimalista y detalles exquisitos, y Red Rain, con un coro que crece a niveles apoteósicos, como en los viejos tiempos, vienen casi naturales, como una lógica trasposición de elementos de lo eléctrico a lo sinfónico.

Darkness es la única composición de este siglo que logró colarse en el álbum, una pieza oscura y densa, casi siniestra. Don’t Give Up suena bastante similar durante la primera parte, con la voz de la noruega Ane Brun haciendo la parte de la inimitable Kate Bush y un piano extrañamente gospel que desata una avalancha de coros, cuerdas y vientos.

Digging In The Dirt me parece la interpretación más inesperada y sorprendente, logra rescatar un tema poco apreciado y darle un nuevo significado, destacando el drama y el conflicto interior de la letra de forma impecable.

La instrumental The Nest That Sailed The Sky no es muy diferente a la original y baja la intensidad hasta que nos encontramos con ruidos de pájaros y viento: casi cinco minutos de sonido ambiental grabado en el lugar llamado Salsbury Hill, que sirve como preludio a la poderosa versión del tema del mismo nombre.

La versión de lujo tiene además como bonus track una excelente versión de Blood Of Eden para cerrar el álbum, además de las versiones instrumentales de todos los temas.

Y por si fuera poco, durante su presentación en el show de David Letterman, tocó además versiones de Biko, Signal To Noise y Rythm, no incluídas en el disco, lo que hace suponer que los conciertos de esta gira serán un deleite para los fans de este gran artista.










sábado, 19 de noviembre de 2011

5 BANDAS INDIE DEL 2011 / 2da. Parte

Discos destacados dentro del panorama más innovador e independiente y que aportan una visión distinta de la música popular contemporánea.

Cualquiera de estas bandas sería merecedora de una reseña en solitario, sin embargo, por falta de tiempo y los grandes nombres indispensables en cada entrega, estos cinco discos se quedaron pendientes. Grupos emergentes que regresan con su segundo o tercer trabajo y algunos viejos conocidos que con sus propuestas han enriquecido enormemente la oferta musical del 2011.

Así que nos ponemos al corriente con este especial, que complementa lo mejor de las bandas indie en la segunda mitad del año.


APPARAT, “THE DEVIL’S WALK”

Sascha Ring es un músico alemán que en este nuevo disco pasa del dance al ambient, en una evolución que le ha llevado a preocuparse más por diseñar sonidos que por programar beats.

Después de colaborar en el proyecto Moderat con los berlineses Modeskeletor y lanzar su versión de la serie DJ Kicks, regresa con The Devil’s Walk, su cuarto álbum de estudio, un disco que se empezó a grabar en Sayulita, México y fue terminado en Berlín y toma el título de una obra del poeta inglés del siglo XVI, Percy Shelley.

Indie electrónico que en esta ocasión intenta alejarse de las pistas de bale en favor de un sonido más pop, dream, synth y dubstep, melancólico, sentimental, intimista y épico a la vez, captando las tendencias (ya no tan novedosas) que van de Radiohead y Sigur Ros a M83 o Animal Collective.

Sacrificando la electrónica pura y dura, mezcla bases programadas y sintetizadores con instrumentos orgánicos como piano, mandolina y batería. Temas largos, casi minimalistas, cantando él mismo en inglés la mayoría de las canciones. Un trabajo valiente y en el que se atreve a dar un giro creativo, que si bien es un cambio de estilo no deja de sorprender por su calidad y sensibilidad.





LITTLE DRAGON, "RITUAL UNION"

Con la sorprendente voz y personalidad de Yukumi Nagano al frente, este cuarteto sueco de Gotenburgo que pasó 10 años tocando antes de grabar un solo sencillo, lanza su esperada tercera producción.

Un grupo en continuo ascenso, que después de haber colaborado con músicos como Jose Gonzalez, Gorillaz, TV On The Radio y DJ Shadow vuelven con Ritual Union, un disco en el que siguen afinando su propuesta.

Electrónica, dream y synthpop que se mezclan con neo-soul, trip hop, R&B abstracto y downtempo creando ambientes lo-fi delicados y profundos, intensos y conmovedores, que Nagano llena de emoción con su interpretación.

Pasan con naturalidad y sencillez del R&B abstracto (Ritual Union) al jungle minimalista (Little Man) a los beats be-bop bailables (Shuffle A Dream, Nightife) al dubstep (When I Go Out), en un álbum que nos deja con el mejor sabor de boca para esperar la siguiente paso en la evolución de esta banda.




ST. VINCENT, “STRANGE MERCY”

Continuando con uno de los talentos femeninos más sorprendentes de los últimos años, la norteamericana Annie Erin Clark, mejor conocida bajo el alias de St. Vincent, vuelve con su tercer disco.

Con la herencia de artistas como Patti Smith, PJ Harvey o Cat Power, esta multi-instrumentista (guitarra, bajo y teclados) combina indie, rock y pop experimental con actitud artística, que ha sido catalogado como rock de cámara por la estructura e instrumentación de sus composiciones.


Estructuras inteligentes que, con su voz lánguida y extraordinarios arreglos de cuerdas y vientos, nos transportan hasta su propio e inclasificable universo.

Escrito en Seattle durante una etapa de aislamiento y “limpia”, es un álbum honesto y provocador, que ella misma describe como más personal, con temas que transitan entre diferentes estados de ánimo, oscuros y soleados, y habla de la felicidad (Cruel), la locura (Hysterical Strenght), las relaciones (Chloe In The Afternoon) o la depresión (The Year Of The Tiger).

Surgeon está inspirada en el diario de Marilyn Monroe, en el que escribe: “Best, finest surgeon. Come cut me open". Una gran frase que resume la sensualidad y la intensidad de esta extraordinaria artista.




GIRLS, “FATHER, SON, HOLY GHOST”

Desde la soleada California, el dúo formado por Christopher Owens y Chet "JR" White lanzan su segunda producción.

Dos chicos que se hacen llamar Girls y que con Father, Son, Holy Ghost se persignan para lanzarse a los mercados masivos con su indie rock pop con la estética retro de Buddy Holly y The Beach Boys mezclada con Deep Purple y la actitud post-emo, post-rock y post-todo de la generación del nuevo milenio.

Fieles a la costa y la estética surf de los 50 (Alex) y a las composiciones suaves (How Can I Say I Love You o Love Life), su versatilidad sorprende más cuando dejan de lado la estética vintage y muestran su lado más duro (Die), usan una guitarra flamenca (Just A Song) o se embarcan en un tema shoegaze de 8 minutos (Forgiveness).

La letra de Honey Bunny y MyMa’ hablan de la relación de Owens con su madre, mientras que la balada folk gospel Vomit y Jamie Marie fueron inspiradas por sus exnovias. Así de personal, atormentada, romántica y juvenil es esta propuesta que ha llamado la atención de propios y extraños.

Un álbum que si bien no es muy consistente tiene excelentes canciones y resulta una continuación más que suficiente para su carrera.




DEERHOOF, "VS. EVIL" + "99% UPSET FEELING"

También de la bahía de San Francisco, una leyenda del movimiento indie nos ofrece un impecable trabajo.

Deerhoof son supervivientes del indie original de finales de lo 90 y Vs. Evil es el décimo disco de estudio de esta banda. Arriesgados, incansables y siempre inusuales, con una verdadera vocación de hacer música diferente en cada álbum.

Indie experimental y artístico que se funde con el noise y las estructuras menos convencionales para fusionar ritmos latinos, funk, pop y rock en una de las propuestas más interesantes de la última década.

Con el espíritu que va de Sonic Youth a Stereolab o Yo La Tengo, contraponen la dulce voz de la bajista Satomi Matsuzaki con el virtuosisimo de Greg Saunier, John Dieterich y Ed Rodriguez, dentro de una cuidada disonancia de guitarras, sintetizadores, ruidos y percusiones frenéticas en canciones con estructuras nada convencionales que cambian a cada momento.

12 temas cortos que sin embargo suenan como un verdadero universo de sonidos que van del indie (Behold a Marvel in the Darkness) a lo lo experimental (The Merry Barracks), de la energía (Secret Mobilization) al ritmo (Hey I Can) y de las melodías orgánicas (I Did Crimes for You) a lo ambiental (Almost Everyone, Almost Always), en un disco indispensable en la colección de todo conocedor.



Por si fuera poco, no conformes con el nuevo material, estos incombustibles veteranos, lanzan también 99% Upset Feeling, una extraordinaria colección de temas grabados en directo que repasan de forma inmejorable su trayectoria y que puedes descargar de forma gratuita en el sitio oficial de la banda.




miércoles, 16 de noviembre de 2011

SNOW PATROL: Expandiendo el sonido.



Un paso hacia adelante de estos chicos de Irlanda del Norte que no dejan de ascender en su camino.

Dentro de las grandes bandas de este siglo 21, Snow Patrol siempre ha permanecido presente y, sin embargo, siempre parece ensombrecida por algún otro grupo de sonido parecido con un éxito mayor.

Fallen Empires, el sexto álbum de esta agrupación, intenta enmendar el rumbo y ensanchar sus miras simplemente concentrándose en ser fieles a ellos mismos y hacer mejor lo que mejor saben hacer, intentando dar una dimensión nueva a su música.

Rock pop poderoso y emocional, con influencias brit pop, indie y alternativos, que van de lo romántico a lo inteligente, de lo intimista y reflexivo a momentos llenos de ritmo y armonías precisas y memorables.

Algo entre U2, Coldplay, Arcade Fire y LCD Soundsystem, con sus himnos para los grandes estadios y una gran instrumentación. Quizá el único problema es que ya existen muchos que han intentado seguir por el mismo camino y las similitudes son demasiado evidentes

Grabado en los estudios Rancho De La Luna en el desierto del parque nacional Joshua Tree en el sur de California, cuentan una vez más Garret ‘Jacknife’ Lee en la producción y las mezclas. Incorporan un poco más de la música bailable, que combinan con algunas composiciones oscuras, sin dejar de lado su lado emocional y sensible.

Combinan influencias de la electrónica con riffs de guitarras distorsionadas por parte de Nathan Connolly, con las usuales letras emocionales y una eficiente interpretación de Gary Lightbody en la voz, esta vez apoyado con coros al estilo de Elbow.

Un trabajo ambicioso y bien ejecutado, que suena más maduro y completo que sus predecesores, que expande su sonido y da muestras de la calidad de esta banda.

Abren de forma sorprendente y con toda la energía con I’ll Never Let Go, que se continúa con Called Out Of The Dark, el primer sencillo, que tiene la fuerza del mejor britpop. A partir de aquí, el disco se divide entre la sensibilidad y el ritmo.

Por un lado, tienen baladas sentimentales y delicadas, emotivas y románticas, como This Isn’t Everything You Are, una historia de amor con grandes coros y un final inesperado, los recuerdos de infancia de The Garden Rules, la inspiración de las lecciones de la vida de Lifening y la triste historia de separación de New York.

Por otro lado, rescatan la estética new wave con el groove bailable de The Weight Of Love y en The Symphony, con su gran riff de guitarra final. Se ponen serios con Fallen Empires, con una interesante estructura progresiva que va creciendo pero no llega a estallar. In The End tiene el sonido Coldplay escrito por todas partes.

Vuelven a la calma en Berlin y The President, con arreglos de piano preciosistas, y Those Distant Bells con sus atmósferas ambientales y guitarras, para cerrar de forma impresionante con un “outro” de minuto y medio que bien podría formar parte de la banda sonora de una película.

Un buen disco que no defraudará a sus fans, pero que a los demás aún nos deja la duda de saber si algún día serán capaces de desprenderse de las sombras de sus similares y dar ese gran salto para brillar con luz propia.











lunes, 14 de noviembre de 2011

DAVID LYNCH: El artista universal contemporáneo.



No conforme con ser un cineasta de culto, este inclasificable artísta se anima a entrar al estudio de grabación para mostrarnos una faceta distinta de su creatividad.

Desde hace muchos años, a David Lynch se le considera un excéntrico e inusual creador que ha definido un estilo cinematográfico por sí mismo; una personalidad renacentista, un hombre universal de nuestra era que, aparte de su intensas relaciones sentimentales ysu activismo en favor de la meditación trascendental, con este trabajo nos demuestra que, más que un gran cineasta, pintor, dibujante de historietas, diseñador y escritor, es un gran artista.

Incansable e inquieto, su camino experimental lo ha llevado a través de diferentes áreas e intenciones creativas, hasta encontrar interés en las nuevas tecnologías y la música, locual no es de extrañar, ya que siempre ha sido un apasionado por el diseño deaudio de sus filmes y algo habrá aprendido de sus largos años de colaboración con Angelo Badalamenti.

Después de su participación con DangerMouse y Sparklehorse en dos tracks de Dark Night of the Soul (2010) y co-escribir el álbum This Train (2011) junto con la cantante Chrysta Bell, ahora Lynch se lanza con Crazy Clown Time, su primera producción oficial como solista.

Rock alternativo y oscuro que se fusiona con la electrónica en un rango de sonidos que van del dark minimalista al synthpop con influencias del blues y el bluegrass, en un esfuerzo que recuerda las grabaciones más oscuras del estilo gótico-electro-electrónico de BauhausSisters Of Mercy o Tangerine Dream hasta el electrónica de Death In Vegas.

Grabado en su propio estudio junto con elingeniero y productor Dean Hurley, el propio Lynch compone todos los temas,toca la guitarra y “canta”, o más bien, recita al estilo de Bob Dylan, Lou Reed o Henry Rollins. Se basa en ritmos programados, pero no deja de lado su provocación perturbadora habitual y la estética paranoica, que en esta ocasión viste con sonidos de guitarras distorsionadas de western surrealista y vocoderspara la voz.

Un disco que va de regular a bueno a un poco aburrido y que, si bien no le convierte en un gran músico, por lo menos consigue un estilo identificable que lo hace, como siempre, inconfundible, y logra una calidad digna de ser considerada en la biblioteca musical decualquier amante del cine y las rarezas musicales.

Abre con Pinky’s Dream, un gran tema con la voz sensual y provocadora de Karen O (Yeah Yeah Yeahs) y continúa con Good Day Today, que fue lanzada como un sencillo con varios remixes a principios de este año, una canción electro pop, casi naive.

En temas como So Glad, I Know y The NightBell With Lightning sorprende por su beat lento y su ambiente narcotizante, mientras que piezas como Noah’s Ark o Crazy Clown Time son canciones perturbadoras, obsesiva, inquietantes y bizarras y aún así bellas, interesantes y seductoramente oscuras, como sus filmes.

Football Game transmite el tedio de una tarde de domingo aburrida; Strange And Unproductive Thinking es un discurso robotizado de 7 minutos y medio que habla acerca de la meditación trascendetal y la creatividad en una extraña yuxtaposición de elementos artificiales sobre un tema que habla de algo orgánico y espiritual. Stone’s Gone Up recupera el ritmo y se lanza con un beat synth pop minimalista; These Are My Friends es una estupenda balada, como una canción country en heroína; Speed Roster y Movin’ On son más urbanas y blueseras

Finalmente, en She Rise Up vuelve a los sonidos computarizados, para cerrar este disco con la extraña sensación de que hubo algo que no entendimos, o algo que no nos gustó, o algo que nos fascinó pero que no sabemos bien porqué. Al igual que todas sus obras, deja siempre un espacio para que nuestra imaginación llene los huecos deliberadamente dejados en blanco y justifique los excesesos de misterio, aunque siempre nos quede esaduda, esa pregunta que nos vuelve adictos a sus creaciones.

No veo a Lynch encabezando un festival demúsica electrónica ni llenando estadios, pero es muy probable que muchos DJs, conocedores de la música electrónica y del cine, querrán escuchar este disco.









¿Te imaginas que David Lynch seleccionara un video tuyo para una de sus canciones? Este es el ganador del concurso para el video oficial de I Know.





'Making Of' del disco.




Lynch y Moby en un jam en el estudio en 2008.




jueves, 10 de noviembre de 2011

JUSTICE: Reinventando el pasado futuro.



Los alumnos aventajados de la escuela del house francés mezclan rock progresivo, electro rock y nu-disco para proponer música totalmente diferente, digna del siglo 21.

“Los artistas copian, los genios roban”, dijo Pablo Picasso y Justice, como ningún otro miembro de su generación, es la banda que mejor ha usurpado la influencia definitiva de Daft Punk y ha conseguido salirse con la suya.

Después de su aclamado debut + (Cross, 2008), el dúo de los franceses Gaspard Augé y Xavier de Rosnay está de regreso con Audio, Video, Disco, una sorprendente segunda producción en la que dan un paso hacia adelante al abordar la estética pre-digital y reinterpretarla con su particular estilo.

En lugar de continuar su camino hacia el futurismo, el avant-garde y la ciencia ficción, al igual que la portada del álbum, traen su cruz a la tierra y se recrean en sonidos más orgánicos, mezclando elementos del rock progresivo basado en sintetizadores de los años 70, la música disco y el house de la escuela francesa.

Dejando atrás los sonidos del hip hop, desde el primer momento se mimetizan en el paisaje con las estructuras clásicas del rock como si hicieran versiones electrónicas actuales de los grandes himnos de estadio de Led Zeppelin, Queen o Deep Purple combinados con los ritmos de Kool And The Gang y George Clinton.

Intrumentos eléctricos mezclados con riffs sintetizados y finos arreglos de producción, una vez más con colaboraciones en las voces; un disco que suena extrañamente conocido y nuevo, actual y clásico a la vez.

Abren con Horsepower como un gran grupo de rock progresivo basado en sintetizadores de los años 70 para lanzarse a toda máquina a conquistar el ritmo. Civilization, el anticipado primer sencillo, se mueva con precisión a través de movimientos que van del pop al dance con toda naturalidad.

Ohio pasa de un ambiente casi minimalista con coros atmosféricos a un steady beat con una buena línea de bajo y la participación de Vincent Vendetta (Midnight Juggernauts). Canon abre con una melodía renacentista, en la herencia del heavy metal y el hard rock más clásicos, para soltarse con la fuerza de una de aquellas bandas de rock pero con un espíritu absolutamente electrónico.

On’n’On es simplemente épica, sin sobrarle ni faltarle nada, con la voz de Morgan Phalen formando parte integral de la canción, con una intención lírica más presente. Brianvision da un salto hacia el glam rock y Parade tiene un beat lento y un solo de guitarra perfecto, mientras que Newlands viene con todo el groove del synth pop.

Helix trae el mejor funky y los riffs disco-rockeros que explotan en una pieza sorprendente desde el primer acorde y, para terminar con broche de oro, Audio Video Disco cumple con el honor de dar nombre al disco, comenzando con una referencia a Bach que da paso a un beat poderoso y una melodía contagiosa que cierra el disco con estilo.

Un trabajo absolutamente disfrutable que pone a cualquiera a bailar y a rockear hasta el final.











miércoles, 9 de noviembre de 2011

ATLAS SOUND: El nieto soñado del mayor Tom.



Una personalidad inquieta e incansable vuelve bajo la identidad de un semi-diós para traernos música inspirada en la ciencia ficción.

Atlas Sound es el proyecto solista de Bradford Cox, uno de los alias de este músico americano de la ciudad de Atlanta, mejor conocido por su trabajo con Deerhunter.

Parallax, su tercer LP, llega dos años después del celebrado Logos (2009) y luego de que hace unos meses lanzara una colección de demos a través de su blog llamada The Bedroom Databank, en donde demuestra que no necesita a nadie para producir música prodigiosa.

Indie y dream pop melancólicamente sicodélico, experimental y lo-fi, que consigue crear ambientes que nos transportan a la realidad intimista de un extranjero crónico, un alienígena observador, separado de todo lo demás.

Cox es admirador declarado de Stereolab y en este disco se nota también un poco la herencia del Sonic Youth tardío o de Yo La Tengo. Producido por Cox con la colaboración de su productor habitual Nicholas Vernhes, muestra una inclinación por el sonido vintage y se reinventa en el punto medio del dream pop y el folk rock de la época hippie, con influencias de Buddy Holly y el rock californiano de los años 60, fusionado con el dream pop al estilo de Animal Collective o Panda Bear.

Quizás desde la portada del disco nos esté explicando su cambio estético a favor de la lírica como eje conductor de su propuesta, acercándose al crooner más por su actitud nostálgica y por su postura artística que por contar con una banda.

Menos experimental y más pop, con más guitarras y piano y menos sintetizadores. Deja atrás el shoegaze para mirar a las estrellas con un concepto de ciencia ficción en el que la música flota junto con su lánguida voz a través de las galaxias y las nebulosas en una galería de formas y colores del espacio exterior.

Abre rítmico y suavecito con The Shakes y Amplifiers, para dar paso a Te Amo, el anticipado primer sencillo, que despliega armonías y sonidos de arpa al estilo de Björk, con una composición y arreglos muy interesantes, mientras que Parallax regresa a los sonidos de ensueño con paisajes mediterráneos, que se vuelven líquidos en Modern Aquatic Nightsongs.

Mona Lisa es el prototipo de la canción indie pop del nuevo milenio, correcta, delicada y preciocista. Praying Man tiene más actitud, aunque es más parecida a una versión ligera de Fountains de Deerhunter y Doldrums se desvanece en el ambient minimalista, casi etérea, como una brisa en la playa al anochecer.

Angel Broken regresa a la guitarra rítmica con una melodía sutilmente infecciosa, seguida por Terra Incognita, por mucho la mejor pieza del álbum, fina y envolvente, un tema de 6 minutos y medio que nos atrapan en un cuadro que Flagstaff termina de decorar de forma instrumental. Lightworks es otra extraordinaria canción que despierta de nuevo con sonidos retro del “mersey beat” y cierto aire a Pixies, para cerrar el disco con la experimentación ambiental de Quark partes 1 y 2.

Un disco muy fino, con buenas canciones; un trabajo que definitivamente está entre lo mejor de este prolífico músico y que, aunque no llegará a ser un clásico excepto entre sus seguidores, vale mucho la pena escuchar.










domingo, 6 de noviembre de 2011

COLDPLAY: Intentando apartarse de los lugares comunes.



La banda inglesa más exitosa del siglo 21 regresa con su quinto disco, enfrentando el reto de superarse a si mismos.

Cuando una banda llega a la cima, cada nuevo disco es un desafío. Con cada trabajo, el público y la crítica se vuelven más exigentes. Al mismo tiempo, se toman decisiones en la continua búsqueda de rutas creativas, en favor de los sonidos y las fórmulas conocidas o en favor de la experimentación y el riesgo.

Coldplay ya han intentado dar ese gran salto con Viva La Vida (2008), de forma que Mylo Xyloto es más bien una continuación de la estética que vienen ensayando recientemente. No es un riesgo, sino una evolución discreta, intentando apartarse de sus propios lugares comunes, pero sin conseguirlo.

Se trata de un disco conceptual que narra una historia de amor situada en un ambiente futurista en un lugar imaginario, un esfuerzo creativo que no llega a compensar el hecho de que las canciones suenan prácticamente a lo mismo que han sonado siempre, variaciones sobre su propia plantilla.

Rock pop alternativo y romántico, sobreproducido y complaciente, la herencia del brit pop encarnada una banda que ha sido llegada a considerarse como la más importante de este siglo, ayudados por los medios de comunicación y su relación con celebridades y causas sociales (cualquier parecido con U2 es mera coincidencia).

Contando nuevamente con la producción de Brian Eno, abrazan los sonidos synth pop y chill wave de unos años para acá. Los coros son más expansivos y las atmósferas envolventes están presentes en casi todas las canciones cuyas letras, que van de la melancolía al optimismo, tampoco alcanzan los niveles de originalidad esperados.

Eso sí, hay que reconocer que siempre hay frescura en su sonido: guitarras rítmicas, distorsiones y efectos, percusiones poderosas, sintetizadores y pianos con excelentes arreglos de cuerdas en una colección de canciones que van de lo épico y orquestal a lo acústico y más íntimo.

Abren con Mylo Xiloto, una pequeña introducción instrumental para arrancar con un inusitado ritmo pop en Hurts Like Heaven. Paradise comienza con cuerdas y continúa con sintetizadores chill-wave y piano que se unen al final de forma grandilocuente, con una estupenda interpretación en la voz.

Charlie Brown tiene todo el poder de los himnos de los conciertos masivos, al igual que Don’t Let It Break Your Heart, otra canción diseñada para los estadios. Us Against The World es una romántica y delicada balada, minimalista y semiacústica, con influencias dub.

M.M.I.X. es el segundo puente instrumental que deriva en Every Teardrop Is A Waterfall, que con su controvertido comienzo y sus sintetizadores noventeros no deja de ser una canción simplona y sin personalidad. Major Minus me parece el mejor tema, una gran composición producida impecablemente y toda la fuerza e intensidad en la ejecución, mientras que en Princess Of China se arrojan de nuevo al pop y al rythm’n’blues con la colaboración de Rihanna.

Up In Flames nos devuelve el sonido clásico de la banda, una de sus intensas y finas baladas con la voz de Martin llevando la melodía, que da paso a A Hopeful Transmission, el último interludio.  Up With The Birds tiene una introducción con todo el sello de Eno, para luego cobrar vida propia para el gran final feliz en donde el amor lo conquista todo.

Un disco muy disfrutable para los fans de la banda y una sorpresa para los demás, pero que no va a convencer a sus detractores.










sábado, 5 de noviembre de 2011

JANE’S ADDICTION: Alternatividad sin evolución.



Una banda de culto con más fama que discos regresa con un buen álbum, pero sin aportar mucho al sonido que les ganó un lugar en la historia del rock.

Mientras que en Seattle el grunge revolucionaba el rock a finales de los años 80, en California también se vivió un movimiento similar. Al igual que Nirvana, Pearl Jam y Soundgarden, bandas como Red Hot Chili Peppers y Stone Temple Pilots contribuyeron a definir la etiqueta de “alternativo”.

En ese contexto, Jane’s Addiction irrumpió con fuerza en la escena musical californiana con una propuesta única que, con discos como Ritual De Lo Habitual (1990), lleva ya más de 20 años siendo todo un referente para la música popular contemporánea.

Con toda esta historia a sus espaldas, The Great Escape Artist es apenas el cuarto álbum de estudio de esta banda y el primero en 8 años. Sin contar que hace unos meses lanzaron la recopilación A Cabinet Of Curiosities, con rarezas, lados B, versiones y grabaciones de conciertos, habría que admitir que dejan mucho que desear en cuanto a productividad y constancia, aunque no dejan de ser un grupo que ha influenciado a varias generaciones de músicos en su camino.

Rock alternativo y exótico, post punk con su estilo gótico y sofisticado, con influencias que van de The Cure a Led Zeppelin, interpretadas siempre con su particular estilo y actitud que, unido a la personalidad de sus integrantes, se han convertido en uno de los íconos del rock de todos los tiempos.

Producido por Rich Costey (Interpol, Muse) y Dave Sitek (TV on the Radio, quien también toca el bajo en la grabación), intentan rescatar parte de su sonido original, pero no alcanzan a llegar más allá. No es un disco fácil de estructuras convencionales ni de estrofas melodiosas y coros memorables, pero tampoco es una evolución de lo que han hecho anteriormente.

Dejando de lado las auto-comparaciones con Muse y Radiohead (¿?), predominan los ecos que llenan el espacio auditivo, con influencias dub, riffs de guitarra y arreglos refinados que van de lo eléctrico a lo sicodélico, con magníficas interpretaciones que, por otro lado, ya no suenan tan sorprendentes.

Las composiciones se van más por el tono épico y un poco dramático, como preparadas para para lucir en los conciertos masivos su fama de dioses del rock. Aún así, el álbum no resiste ninguna comparación con sus trabajos anteriores; sin embargo, sigue siendo un buen trabajo que merece la pena ser escuchado.

Abren mesuradamente con Underground, pero en seguida End To The Lies desata su particular sonido. Irresistible Force, el primer sencillo, desborda tambores tribales y sintetizadores, mientras que en Curiosity Kills, I’ll Hit You Back y Twisted Tales se lanzan con un beat más continuo, casi cercano al pop.

Ultimate Reason nos devuelve al sonido habitual de los lados B de la banda y Splash A Little Water On It se va por un camino más hard-rockero, con un solo de guitarra que bien podría haber sido de Slash. Broken People sorprende con tonos delicados y una melodía de los años 60, casi beatlesca.

Words Right Out Of My Mouth cierra con fuerza y contundencia este trabajo que, ante la incertidumbre de si volverán a pasar 8 años para su siguiente grabación, nos deja con la duda de hasta dónde hubieran podido llegar si hubieran compuesto más música como una banda.

Un disco que no dejará insatisfechos a sus fieles, pero que tampoco llegará a ser un clásico en la discografía de la banda.










jueves, 3 de noviembre de 2011

LOU REED + METALLICA: Un ejercicio estilísitico arriesgado e inusual.



Un artista de Nueva York y una banda de California que llegaron al siglo 21 por caminos muy diferentes, se encuentran y se arriesgan a producir un disco impensable.

Todo comenzó en 2009, con un concierto con motivo del 45 aniversario del salón de la fama, durante el cual Lou Reed y Metallica interpretaron juntos una extraña versión del clásico Sweet Jane de Velvet Underground.

Esta inesperada colaboración se materializa ahora en Lulu, un polémico álbum que ha sido tanto amado como vilipendiado por la crítica y el público general, al grado de nombrarlo uno de los peores álbums del rock de todos los tiempos. Sin embargo, los músicos de Metallica han declarado que para ellos fue todo un reto que les obligó a salir de su zona de comfort, mientras que Reed parece feliz por el resultado conseguido. Solo por tal polémica, vale la pena escucharlo.

A cualquiera que este álbum le parezca extraño, tiene que recordar que, de hecho, en varios álbums de Reed éste ya había coqueteado con sonidos distorsionados y saturados de guitarras y ambientes oscuros, pesados y duros mientras él recitaba sus versos, mientras que a Metallica durante su carrera le ha faltado poco para convertirse en los Lady Gagas del heavy metal, demostrando ambos un evidente desprecio a las críticas u opiniones que cualquiera pudiera tener acerca de sus rumbos creativos, quizás porque los que ahora codendan esta obra son los mismos que señalaban la falta de riesgo en otros trabajos de estos artistas.

La intención de Reed con esta insólita sociedad era adaptar la obra del dramaturgo alemán Frank Wedekind, en la que describe a una joven bailarina de gran atractivo sexual, su ascenso social y su caída en la pobreza y la prostitución. Dentro de este contexto, los temas del álbum abordan diferentes escenas y pensamientos de este personaje de forma por demás gráfica y explícita.

El trato es muy sencillo: Reed aporta el concepto y las letras y los metaleros le proveen de una poderosa base rockera, en un ejercicio estilístico bastante arriesgado y por demás inusual, ya que a la poesía y al heavy metal muy raramente se les ve juntos.

Musicalmente, por momentos la banda de San Francisco vuelve a sonar con un estilo conceptual, como en el Master Of Puppets y otros discos de esa época, mientras el viejo rockero (que, siendo una leyenda, no tiene nada que perder) rejuvenece con el experimento, dándose la oportunidad de divertirse y compartir guitarrazos de primer nivel con su lírica atonal y su bizarra forma de entender del rock.

Claro que hay muchas cosas criticables en el disco. Por ejemplo, hay un desequilibrio patente en la potencia de la voz de James Hetfield comparada con la de Reed. Pero el punto es que nadie quiere competir. A fin de cuentas, se trata de colaborar en una obra que, sin ser narrativa, une los recursos de la música y la literatura para contar el punto de vista de un personaje de ficción a través de cada pieza.

Brandenburg Gate abre las puertas del disco con referencias al cine de terror de los años 20: “I would cut my legs and tits off / when I think of Boris Karloff and Kisnki / in the dark of the moon”, para después explotar en una poderosa descarga de rock. The View continúa un poco más densa y pesada y Pumpin Blood tiene un final con una fuerza frenética y poesía delirante; en Mistress Dread se lanzan a velocidad máxima y en Iced Honey se relajan con un ritmo más tranquilo y constante.

Se toman un largo respiro con Cheat On Me (uno de los tres temas de más de once minutos), en el que Reed toma la batuta con una estructura y arreglos que recuerdan mucho su disco Magic & Loss. Frustration se tambalea entre diferentes movimientos y Little Dog vuelve a la tranquilidad sin dejar el ambiente oscuro

Dragon me parece la mejor muestra de la intención en cuanto a su experimento, con un balance perfecto entre la cascada voz de Reed y el rock duro de Kirk Hammet y compañía, mientras que Junior Dad cierra el disco con una fina pieza de 20 minutos en la que, aplicando el principio de “menos es más”, logran crear una atmósfera perfecta de armonías que nos dejan flotando en el aire.

Un disco pesado en toda la extensión de la palabra: más de una hora y media de música que puede o no ser del gusto de los fans de la música alternativa y el heavy metal, pero definitivamente no es un disco apto para principiantes ni puristas.